Colaborar

Para colaborar con el blog comuniquense conmigo a esta dirección de correo: conoceme_les@hotmail.es

A pesar de todo...

En ocasiones no nos damos cuenta del daño que hacemos, y mucho menos de las repercusiones de nuestros actos. Esta historia cuenta la historia de dos niñas, un amor y el riesgo que conlleva ser lo que se es.


Estoy en mi cama, con los ojos abiertos, ya falta poco para que suene el despertador, pero no quiero levantarme, eso significa volver a empezar otro día, sabiendo que será igual al de ayer.
     Miro sin pegar ojo la manecilla que se acerca al 12, ya va a sonar, meto la cabeza bajo las sábanas, esperando que ocurra un milagro y no vaya al colegio hoy.
     El despertador suena, lo apago sin sacar la cabeza.
Mamá_ Levántate Amelia que al final llegas tarde.
Amelia_ No me encuentro bien mamá_ digo poniendo mala cara._ Me duele la cabeza.
Mamá_ No tienes fiebre_ dice mi madre tocándome la frente_ levántate, tomate una pastilla y date prisa que al final llegas tarde, y eso es lo que te faltaba ya, con las notas que llevas este año.
     No ha funcionado, tengo que buscarme una excusa mejor para la próxima vez.
     Me visto lento, no tengo ganas de ir al colegio, con un poco de suerte llego tarde y me dejan fuera de clase. Pero cada 3 min tengo a mi madre llamando a la puerta del baño para que me de prisa.
     Tengo el estómago cerrado, no puedo comer nada ahora, me dejo el colacao en la mesa y las tostadas intactas.
     A paso lento me dirijo hacia el instituto, no levanto la vista del suelo, no quiero mirar a nadie, quiero pasar desapercibida, quiero ser como ese trozo de piedra que te encuentras cada mañana en el suelo por donde caminas,  prefiero eso, a ser lo que soy ahora.
   Levanto la vista esperando que el semáforo se ponga verde, no puedo evitar mirar a mi alrededor, me miran lo sé, noto como sus miradas se clavan en mi espalda.
     Cruzo la calle, ya estoy cerca, ojalá tenga suerte y no me encuentre a nadie por el camino. Ya sabía yo que no iba a acompañarme la suerte hoy tampoco, ahí está Patricia y sus secuaces. Dios, por favor, apiádate de mí, y has que las parta un rayo.
     No sé porque, pero esta viene muy contenta hoy, que tendrá planeado.
P _Hola Amelia querida_ dice acercándose a mí.
A _Ho..o…la_ ¿Amelia querida? ¿Desde cuando esta me saluda?
P_ He estado pensando mucho en ti últimamente_ dice acercándose peligrosamente hacia mi.
     Yo doy pasos hacia atrás despacio a la par que ella los da hacia delante, hasta que mi espalda choca contra un árbol.
A_ Y… ¿Qué has pensado?
P _ Pues… en tus labios_ dice acorralándome con sus manos sobre mis hombros.
     Yo me mantengo en silencio mirando sus ojos, ella me mira directamente a los míos, su cara se va acercando a la mía, sus labios se posan sobre los míos. ¿Me esta besando??? Me sujeta los hombros y de apoco me da la vuelta quedando su espalda apoyada.
Oscar _ ¿Pero qué coño está pasando aquí?
     Patricia me empuja, se aleja de mí y se va hacia su novio llorando.
P _ Esta maldita lesbiana, me quería violar.
O_ ¿Aunque querías aprovecharte de mi novia no?
A _ No, como crees, fue ella la que me besó_ dije yo andando hacia atrás, con miedo.
O_ ¿Eso es cierto bombom?_ dice mirándola a ella.
P _ No mi amor como crees que yo voy a besar a esa asquerosa lesbiana.
    Él me miró, se acercó a mí y de un empujón me tiró al suelo, con tan mala suerte que caí en un charco de barro que había al lado del árbol.
O _ No te vuelvas a acercar a mi novia, asquerosa bollera_ dijo agachándose hacia donde estaba yo y diciéndomelo bajito.
     Se alejó y se dirigió a donde estaban los demás riendo, cuando llegó a ellos me volvió a mirar.
O _ Ahí es donde tienen que estar las cerdas como tú, en el barro.
    Mientras miraba como se alejaban divertidos por la situación, Patricia miró hacia atrás y me lanzó un beso y un guiño, ¿Cómo puede ser tan mala?, Dios, he cambiado de idea, que no las parta un rayo, mejor que se la coman una plaga de hormigas carnívoras y que sufra.
    Me debato entre entrar a clases o quedarme sentada en el barro llorando como la imbécil que soy. Debería tener el valor suficiente para denunciarlos en dirección de una vez, pero sé que no harían nada, y el remedio sería peor que la enfermedad. No puedo hacer nada, así que me decido entrar a clases. Llamo a la puerta y agacho la cabeza.
(Profesora) _ Llegas tarde Amelia.
A _ Lo siento profesora tuve un pequeño accidente por el camino.
     Levanto la mirada hacia la clase e identifico cara de asco y burla entre mis compañeros. A veces, no sé que me duele más, la humillación, o el rechazo.
     La clase transcurre con normalidad, unos centrados en la pizarra, otros escribiendo en sus cuadernos, la chica de la esquina mandando mensajes por móvil y yo, mirando como pasan los segundos en el reloj que está junto a la puerta, deseando que el tiempo pase más rápido.
     Al fin toca la sirena del recreo, todos se levantan rápido de sus asientos, y yo me quedo sentada, esperando a que todos se vayan para no encontrarme a nadie por los pasillos.
     Recorro los pasillos vacíos del instituto hasta llegar al baño. A esta hora no hay nadie normalmente porque todos comen, pero en unos minutos se llenará. Me paro frente al espejo y me miro y me odio por lo que soy, pero me odio aún más, por no querer negarlo.
     Parece que hay alguien más hoy aquí, la oigo vomitar, de pronto se oye la cisterna del inodoro, me doy la vuelta mirando hacia la puerta.
     Despacio asoma la cabeza Jennifer limpiándose la boca, se acerca al lavabo y se lava las manos.
J _ No le cuentes esto a nadie por favor_ me dice con cara de pena.
A _ No deberías hacer estas cosas.
J _ Tú no lo cuentes y no te preocupes por mi, yo sé lo que hago_ Tras decir esto, salió del baño.
     Esta chica es un año mejor que yo, sufre de sobre peso,  y ayer durante el recreo vi como le tiraban la comida a la cara y la llamaban gorda. Es una lástima, parece buena chica, pero en esta sociedad de barbies acabará siendo una más de los nombres escritos, en el libro del rechazo.
     Salgo del baño, y me dirijo al recreo, me siento como siempre bajo un árbol, siempre el mismo árbol, es pequeño y apenas da sombra, por eso siempre está libre, a mí me gusta, él es un marginado como yo. No tengo hambre, y vuelvo a guardar mi bocadillo, se lo daré al perrito que hay en la puerta a la salida. Desde este árbol puedo ver prácticamente todo el recreo, veo como unos chicos tiran papel a otro chico que está estudiando, como otros se burlan de un tartamudo intentando imitarle, y mientras tanto los maestros, no hacen nada, ¿para qué están las cámaras de vigilancias si no hay nadie que mire a través de ellas?
     Toca la sirena que indica que el recreo ha acabado, espero unos segundos a que la gente valla entrando, y a que la profe llegue en clase. Ya pasó suficiente, el recreo está vacío y me dirijo a mi salón. La profesora ha entrado pero aún no empezó, cálculo perfecto del tiempo, como siempre. Al menos hay algo que hago bien.
     Me siento en mi mesa, y busco en mi mochila el libro de inglés. Siento un dolor agudo en el dedo que me hace sacar la mano deprisa. Me pinché con algo. No me digas que de nuevo… Bingo. Hoy no me la puso en la taquilla de educación física, que raro, hay algo más, ¿qué es esto? ¿Una nota?
     La maestra ya ha empezado la clase, así que saco la nota y el libro juntos, para disimular.
     “Querida Amelia, no sé exactamente…”
Profesora_ Amelia, ¿qué tiene usted ahí?
A_ Nada profesora_ digo escondiendo la carta entre mis manos arrugándola _ tan solo es un papel.
P_ Déme usted el papelito por favor_ dice quitándome el papel de las manos.
     La profesora volvió a su mesa, se sentó en su silla y alisó el papel que me había robado.
P_ Querida Amelia, no sé exactamente como decirte todo esto que siento, soy una cobarde por no decírtelo a la cara, lo sé, pero tengo miedo, no puedes culparme por ello. Quisiera conocerte un poco más si me lo permites. Por favor, no tires esta rosa también.
Tu admiradora secreta.
     Todo el mundo empezó a reírse a la vez, se oían burlas por todos lados, hasta que la maestra los calló a todos.
A_ No es culpa mía señorita, es una broma de alguno de mis compañeros seguro.
     Mientras la maestra releía en silencio la carta, observaba a mis compañeros que se preguntaban entre ellos quien había sido el autor o autora de esa inmejorable broma. Pero ninguno parecía haberla escrito. ¿Y si no era una broma?
P_ Amelia, espérame a la salida, necesito hablar con tigo.
A_ Si señorita.
     En el transcurso de la clase veo a los niños y niñas que componen mi aula, ¿quién habrá podido ser quien me haya gastado la broma? No creo que haya sido Patricia, no vi la mirada de orgullo y satisfacción que me muestra siempre, y ¿sus maniquíes? Ellas harían cualquier cosa para subir un escalón hacia el podio de Patricia, pero no creo que hayan sido ellas, porque alardearían delante de su “ídola” y dudo de que sepa algo. Oscar y sus amigos… No, imposible, estos no saben que es el romanticismo, su versión de cómo conquistar a una mujer, no va más allá de enseñar sus bíceps y abdomen. Los demás no dan educación física,  así que yo los descartaría porque no podría haberme enviado las demás rosas. ¿Quién será?
     Al terminar la clase, todos se fueron y yo me quedé hablando con la profesora.
_P_ Amelia, acércate a mi mesa por favor.
_A_ Si señorita_ dije aproximándome a ella.
_P_ He visto que tienes problemas para socializar con tus compañeros, tal vez deberías ser más abierta e intentar acercarte a ellos.
_A_ Yo lo intento profesora, pero… siempre es mejor estar sola que mal acompañada…
_P_ ¿Por qué dices eso Amelia, tus compañeros te han dicho o hecho algo a parte de esta broma?
     Yo me quedé pensando si contarle a la profesora o si no, pero cuando estaba a punto de soltar todo lo que me hacían entró Patricia por la puerta.
_Pa_ Lo siento por interrumpir profe, pero oí por casualidad toda la conversación y quería decirle que nosotros hacemos todo lo posible para que nuestra querida Amelia se integre en el grupo._ dijo sonriéndome.
     La maestra me miró y yo miraba fijamente a Patricia que sonreía con esa pizca de maldad en sus ojos.
_P_ Bueno de todos modos creo que deberías hablar Amelia con el psicólogo del centro, si quieres yo puedo hablar con él y que te de cita para lo antes posible.
_A_ No hace falta profesora, pero gracias.
     La profesora miró su reloj y recogiendo sus cosas a toda prisa, se dirigió a la puerta, antes de salir, se volvió hacia nosotras que mirábamos su salida.
_P_ Lo siento chicas pero llego tarde y me tengo que ir, Amelia, si cambias de opinión ya sabes donde encontrarme.
      La profesora se terminó de ir, Patricia se acercó a la puerta, yo pensé que se iba y me volví a mi asiento para terminar de recoger todas mis cosas e irme. Me sobresalté cuando oí cerrar la puerta a mis espaldas, y me volví a ver que pasaba.
     Patricia se acercaba a mí, su expresión había cambiado completamente, ya no tenía esa sonrisa dulce que le había mostrado a la profesora, ahora se veía más rasgos de odio en su mirada.
_Pa_ ¿Qué pensabas decirle a la maestra eh?_ dijo empujándome hacia atrás con las dos manos.
_A_ Pues que me insultáis, me golpeáis,…, pero tranquila yo sé que esto lo haces para que me sienta cómoda en el grupo en el que intentáis que socialice_ dije ofreciéndole el tono más irónico que pude.
_Pa_ Pues ya puedes cerrar esa bocota asquerosa que tienes, cómo le digas algo a la profe de nuestras bromas la tienes sentenciada bonita.
_A_ ¿Me estás amenazando o intentas ligar con migo?_ dije burlándome de ella.
_Pa_ ¡Ja! Más quisieras_ dijo arrinconándome en la pared del final de la clase con sus manos en mis hombros.
     Volvía a tener su rostro cerca del mío, su mirada estaba clavada en mis ojos, respiraba de forma pausada y tranquila, me daba miedo tenerla tan cerca.
     De repente se fue la luz, y la pizarra interactiva se encendió sola ante nuestros ojos, nos volvimos ambas hacia ella. Y empezaron a salir unas letras al principio sin sentido por toda la pantalla que se movían en círculos, pero de apoco se fueron reordenando hasta formar una frase: “Te estamos observando Patricia.”
     Patricia me miró, y me empujó a la pared.
_Pa_ ¿Quién anda ahí?
     De repente la pizarra se apagó, y la luz se encendió.
_Pa_ ¿Cómo lo has hecho?_ dijo mirándome.
_A_ Con mi poder telequinésico, no te jode.
_Pa_ No te burles de mí, puta lesbiana.
_A_ Qué no he sido yo joder._ dije medio gritando.
     De repente la puerta se abrió.
_Don Joaquín_ ¿Qué está pasando aquí chicas?
_Pa_ Nada don Joaquín, yo ya me iba_ dijo matándome con los ojos.
_DJ_ Eso espero_ dijo mirando a Patricia que justo pasaba por su lado_ ¿Amelia ya te vas?
_A_ Si don Joaquín, ¿Quería usted algo?_ dije recogiendo mis cosas y acercándome a él que estaba en la puerta aún.
_DJ_ Pues si me haces el favor de ir a la clase de informática a llevarle esto al profesor, yo tengo que irme ya, me están esperando en la puerta.
_A_ Si profesor no es ninguna molestia._ dije agarrando los papeles que me ofrecía.
_DJ_ Gracias Amelia.
     El profesor se despidió de mí y se dirigió a la puerta de salida con bastante velocidad, se ve que tenía prisa. Yo cogí la dirección contraría que me llevaba al aula de informática. No había nadie, así que le dejaría al profesor los papeles en lo alto de la mesa. Cuando iba hacia ella, vi un ordenador encendido y me acerqué para apagarlo vi que el MSN de alguien estaba abierto en una conversación un tanto particular…

Artemisa: nuestra primera misión ha sido todo un éxito 
Nirvana_023: see, no se como no se nos ocurrió antes 
Artemisa: crees que continuarán con sus bromas?
Nirvana_023: joder aquí se acerca alguien, voy antes de que me pillen

     De repente se acercó el profesor por detrás y en un acto reflejo apagué el ordenador.
_Pr_ Señorita, ¿quién es usted y que hace en mi clase?
_A_ Lo siento profesor, pero don Joaquín me mando para que le entregara estos papeles.
_Pr_ Gracias… ya puede marcharse.
_A_ Sí profesor.
     Me quedé un poco sorprendida por la conversación, ¿acaso aquellos dos hablaban de mi? ¿Quiénes eran? Debí haber apuntado el correo de alguno de ellos, pero no me dio tiempo. Pensando en esa extraña conversación llegué a mi casa.
     Busqué a mi madre en la cocina y en el salón, pero no estaba, supuse que estaba comprando y subí a mi habitación.
     La puerta estaba abierta, y sentada a los pies de mi cama, se hallaba mi madre con un papel en la mano. Creo que era un examen.
_ A_ Hola mamá._dije con miedo y curiosidad.
_M_ ¿Hola mamá? ¿Eso es todo lo que tienes que decirme?
     Un silencio aterrador se creó en ese momento, yo no sabía que decir y mi madre, esperaba una respuesta que diera una explicación a aquel examen suspendido.
_M_ ¿Qué es esto Amelia?_ dijo mostrándome la hoja de papel.
_A_ Un examen.
_M_ Sí, por supuesto, un examen, suspendido, y de hace más de dos semanas. ¿Cuándo pensabas contarme?
_A_ No pensé que fuera importante mamá.
_M_ ¿Y por eso lo escondiste?
_A_ No estaba escondido, estaba guardado.
_M_ En una caja debajo de tu cama que ponía “No tocar” valla sitio para “guardar” un examen.
_A_ No deberías registrar mis cosas sin permiso.
_M_ No me cambies de tema jovencita, que sea la última vez que me ocultas algo así, ¿entendido?
_A_ Sí mamá…_dije agachando la cabeza.
_M_ Baja a comer, la comida está lista.
_A_ Sí mamá.
_M_ Por cierto, estás castigada sin ordenador, hasta nuevo aviso.
     Cerrando la puerta tras de sí, salió de mi cuarto.
     Mis fuerzas me fallaron, ¿tan importante eran mis notas para ella? ¿y las razones del suspenso, no le importan? ¿Qué más da si no había estudiado suficiente, si la profesora me tiene manía, o si me había pasado la noche entera llorando? No les importa nada, está suspendido, ¿y ahora qué? Es mi culpa ¿verdad? Sí claro que lo es, siempre lo es.
     Arrodillada, en el suelo de mi habitación, en los pies de mi cama, mis lágrimas bajaban mis mejillas y mojaban el trozo de papel arrugado en que se había convertido ese maldito examen. Aunque no era culpa de él en todo caso, si los imbéciles de mi clase no se hubiesen burlado de mí el día antes del examen. De seguro fue Patricia la que envió el mensaje a todos los móviles, “Amelia busca chica caliente para disfrute mutuo”. Que hija de puta… ¡Maldita la hora en que descubrieron mi orientación sexual! ¿Pero acaso es motivo suficiente para hacerme la vida imposible? Me consuela saber que si no fuera por eso, tal vez sería por otra cosa, por ser muy lista, o muy tonta, por ser  demasiado delgada o demasiado gorda… da igual como seas, siempre hay una excusa por la que te hacen daño. Al menos yo sé lo que soy, y que no tengo más remedio que serlo. No me disgusta amar a las mujeres, solo espero, comprensión departe de aquellos que me rodean. Ojalá fuera todo más fácil.
     Llorando, abrazada a mi almohada, me quedé dormida ahogándome en las lágrimas que la mojaban al igual que otras muchas noches.
     Me despierto al oír la voz de mi madre que me llama para ir a cenar. Deseo con todas mis fuerzas que no le haya dicho nada del examen a mi padre. Bajo las escaleras con miedo, y entro en la habitación, mi padre me dedica una sonrisa, ya es seguro, no le dijo nada. Como por arte de magia, mi corazón, que hace apenas unos segundos latía súper rápido ahora aminoró su marcha.
_M_ Id poniendo la mesa, que esto ya está listo.
     Mientras mi papá y yo poníamos la mesa, sonó el timbre de la puerta, como yo estaba más cerca, fui a abrirla.
     Al abrirla no había nadie, miré hacia los lados, y pensé que seguramente había sido un graciosillo que se aburría. Justo antes de cerrar la puerta, miré al suelo, y había un ramo de rosas y una tarjeta.
_A_ No puede ser…_dije agachándome a coger las flores y la tarjeta que llevaba mi nombre.
“Cierra los ojos,
  Siente en tu mano,
  La pureza de una flor,
  Las espinas de su tallo.
  Cierra los ojos,
  Escucha con tu alma,
  Deja que conquiste tu corazón,
  Estas mis humildes palabras.
  Tu admiradora secreta.”
_M_ ¿Quién era Amelia?_ gritó mi mamá desde la cocina.
_A_ Una compañera mamá, me trajo unos apuntes, voy a llevarlos a mi cuarto ahora bajo._ dije subiendo las escaleras.
     Durante toda la cena no dije nada, mi mamá y mi papa solo hablaban de la boda de mi prima Inés que se casaría en unas semanas. Yo mientras tanto pensaba en ese extraño día que había tenido. En la rosa, en el mensaje raro del msn, en el regalito sorpresa de la puerta, incluso en el beso de Patricia en la mañana, mi cabeza era un cacao mental, un revoltijos de ideas danzaban de un lado para otro. Creo que era la primera vez en mi vida que deseaba que el día siguiente llegara pronto para ir al colegio. Quería saber que consecuencias tendría lo de la pizarra, y recibir noticias de mi “admiradora secreta”. ¿Sería realmente una broma? Ya no sabía que creer.
     Terminé la cena rápido y mis padres aún seguían comiendo, recogí mi parte de la mesa, y la metí en el lavavajillas y después de besar a mis padres y darles las buenas noches me fui a mi cuarto. Estaba cansada, había sido un día un tanto peculiar y sobre todo deseaba descansar.
     No tardé en conciliar el suelo, y a los pocos segundos de caer en la cama, ya estaba dormida.
      Suena el despertador y antes de que mi madre abra la puerta como todas las mañanas ya estoy yo en pie. Deseo descubrir si lo que ocurrió ayer la hizo escarmentar con sus bromas. Me visto a toda velocidad y me peino. Me miro al espejo, y… me siento linda.
_A_ Hola mamá buenos días_ digo mostrándole una de mis mejores sonrisas.
_M_ ¿Por qué tan contenta?
_A_ No sé, hoy me levanté feliz, no me estropees el momento_ dijo haciendo una mueca divertida que la hace reír.
_M_ Vale, vale, me alegro que te hayas levantado de buen humor y con apetito veo…
     Esto lo dijo mientras yo me comía los cereales a toda velocidad, tenía hambre y ganas de terminar para salir corriendo al colegio. Terminé, besé a mi mamá en la frente, y salí de mi casa a toda velocidad.
     Mi camino hacia él fue muy diferente al de otras veces, los pájaros parecían que esa mañana cantaban solo para mí, y el sol lucía radiante. 
     No me encontré ni a Patricia ni a sus amigas durante mi transcurso al colegio, eso era raro, pero bueno, tal vez la suerte se puso de mi lado hoy.
     Hoy tocaba Educación Física así que me fui directamente al gimnasio. Allí estaban mis “queridas compañeras”. No me hicieron caso durante toda la clase, ni para bien ni para mal, cosa que en cierto modo agradecí. Estaba de tan buen humor hoy, que no tenía ganas de peleas.
     Al terminar la clase todas nos fuimos al vestuario y los chicos se quedaron guardando el material porque hoy les tocaba a ellos.
     Me metí en el baño, yo entraba allí antes de que mis compañeras empezaran a cambiarse, y salía cuando ya habían terminado, por respeto hacia ellas. Ya estaba todo en silencio, así que supuse que ya habían terminado y que se habrían ido todas, y me propuse a salir. Giré el pomo, pero esta no se abría, la habían atascado por detrás.
_P_ ¿Te ocurre algo Amelia?
_Rocío (Compinche de Patricia) _ ¿No puedes abrir la puerta?
_A_ ¡Abridme que no puedo llegar tarde a clase joder!_ dije gritando y golpeando la puerta
_P_ La pobre lesbianita se ha quedado encerrada en el baño, tranquila, nadie se enterará que te estás tocando.
_A_ ¡Ya joder abrir esta maldita puerta!
     Desde detrás se oían risas y más risas y algún que otro comentario. Ellas se alejaban y salían del vestuario y mientras yo me quedaba en el suelo llorando. No podía faltar a clases, no con mis notas, esto estaba llegando demasiado lejos, ya necesitaba pararlo, pero no sabía como. Las había enfrentado, cara a cara, como me aconsejaron por la red, había pasado de ellas, me había mostrado indiferente hacía sus comentarios hacia mí, pero no paraban.
     Ya llevaba 10 min encerrada allí, ya llegaba tarde por mucho que corriera, hasta ahora tenía la esperanza de que la broma fuera un rato, que se aburrirían y me abrirían, pero estaba viendo que no sería así. Yo tan solo miraba para la puerta, esperando que esta se abriera pronto.
     La puerta de los vestuarios se oyó abrirse.
_A_ ¿Hola? ¿Hay alguien ahí? Sácame de aquí por favor, que llego tarde a clase.
     De repente la luz se apagó, y todo quedó a oscuras.
_A_ Perfecto_ dije sentándome en la taza del inodoro.
     Todo estaba en silencio, no se oía nada ni nadie. De seguro las luces del gimnasio y los vestuarios se apagaban en el mismo interruptor, el maestro no tendrá más clases y cerró esto sin saber que yo estaba aquí encerrada.
     Puse mis pies sobre la taza y me abracé a mis rodillas con mi cabeza apoyada en ellas.
     La puerta se abrió, y yo levanté la cabeza. Allí frente a mí, había otra persona, que me ofreció su mano para ayudarme a subir.
     Su piel era suave, se notaba que era la mano de una mujer.
_A_ ¿Quién eres?
     Ella ignorando mi pregunta se acercó a mí despacito. Mi primera reacción fue de dar un paso hacia atrás. No sabía quien era, y aunque no parecía que fuera a hacerme daño, en la oscuridad y frente a una desconocida, me sentía un poco insegura.
     Yo apoyé mi espalda en la pared del cuarto de baño, y ella cada vez estaba más cerca de mí. Acarició con su mano a mi rostro, y mis ojos se cerraron solos. Acariciaba de manera suave mis mejillas y delineaba con sus dedos mis labios. Levantó mi mano a la altura de nuestras cabezas. Nuestras palmas estaban juntas y nuestros dedos entre cruzados, su otra mano estaba en mi cintura. Ya no tenía miedo. Sentía su respiración muy cerca de mí. Me daba paz, tenerla allí, tan cerca. Mi corazón latía a un ritmo al que nunca había llegado y mi respiración comenzaba a seguirlo.
_A_ ¿Quién eres?_repetí por segunda vez.
_Desconocida_ Shhhh
     Acercó su cara más a la mía, tanto, que pensé que me iba a besar. Levantó su cara un poco, y sentí el calor de sus labios en la punta de mi nariz.
     De apoco se separó de mi. Yo me quedé allí pegada a la pared, petrificada, no podía moverme. No sabía que había pasado, ni quien era. Volví en sí, cuando las luces se encendieron. Y en lo alto del inodoro, había dejado una nueva rosa.
     No entendía que me había pasado, había tenido a mi admiradora allí, cerca de mí, y no había hecho nada para intentar descubrir su identidad. Esta no era yo.
     Cuando me di cuenta de la hora que era, salí corriendo a la clase, llegaría tarde pero… ni modo que perdiera otro día de lección.
     Toc Toc Toc…
_Profesora_ Adelante.
_A_ Lo siento profesora tuve un pequeño accidente en los vestuarios_ dije esto buscando con la mirada a Patricia que no estaba en la clase.
_Profesora_ Siéntate, espero que no se vuelva a repetir.
_A_ Sí profesora.
     ¿Dónde estaba Patricia? ¿Sería ella mi admiradora secreta? No, no creo, si tan siquiera tuviese corazón…
     Toc Toc Toc…
     Yo me quedé mirando la puerta, para ver quien aparecía.
_Profesora_ Adelante.
     Por la puerta entró la hija de la directora. No me había dado cuenta de que también faltaba a clase, de hecho faltaban varias chicas a clase.
_Laura_ Siento interrumpir profesora, estaba hablando con la señora directora que me llamó a su despacho, puede hablar con ella luego para verificarlo.
_Profesora_ No hace falta Laura, siéntese en su lugar.
     Laura era la hija de la directora, era diferente a las demás chicas. Nunca se reía, nunca hablaba, a excepción de los profesores, sacaba buenas calificaciones, pero era un tanto rara por así decirlo. Nunca le había visto la cara bien, siempre llevaba el gorro del chaquetón puesto y el pelo le tapaba parte de su cara. Estaba siempre en su mundo y nadie se burlaba de ella por quien era su madre. Era… cómo decirlo… una marginada de lujo.
     Se sentó en su sitio y la profesora siguió dando la lección. Ya solo faltaba 15 min para acabar la clase, cuando vuelven a llamar a la puerta.
_Profesora_ ¿Será que me dejan dar clase a mi hoy?_ dijo un poco irritada_ Adelante.
     Tras la puerta aparecieron las chicas que faltaban, entre ellas Patricia, y un profesor tras ellas.
_Profesor_ Siento la interrupción Profesora, pero aquí le traigo a tres alumnas. Las he pillado fumando en la parte trasera del centro, aquí las dejo bajo su cargo para que usted les ponga el castigo que se merecen.
     Las tres pasaron y se sentaron en sus respectivos lugares.
_Profesora_ Patricia, no me esperaba esto de ti, me has decepcionado.
_P_  No es lo que piensas profesora, yo fui al baño y pasaba por allí cuando el profesor las encontró pero yo no estaba fumando.
     Las otras dos chicas, al igual que el resto de la clase sabíamos que eso era totalmente falso, pero por el estatus social de Patricia dentro del instituto, afirmaron en apoyo a la versión de esta. Resultado, las dos chicas fueron castigadas y Patricia se libró.
     El resto de la clase pasó normal, la maestra explicó y todos atendíamos. En el intercambio de clase aproveché y fui al baño. Cuando llegué volvía a estar la chica gordita de ayer, pero esta vez no estaba sola. Sus compañeras de curso estaban enseñándoles unas revistas de supermodelos en traje de baño y se burlaban de ella. Que crueles. Ella salió corriendo y casi me tira del empujón que me dio, sus ojos se veían tristes y de seguro iría a llorar. Pobre, que inhumanas son las chicas a esta edad, si supiera lo bien que la entendía. Las otras chicas se quedaron riendo y haciendo chistes aún de su peso.
     Yo entré al inodoro y salí lo antes posible, quería alejarme de esa panda de hienas que solo se reían de la tristeza ajena.
     La siguiente clase pasó, aunque no pude concentrarme prácticamente en nada, solo pensaba en mi admiradora secreta. Tenía miedo de estar ilusionándome en vano, no quería que todo terminara siendo una broma del mal gusto.
     Durante mi recreo bajo mi árbol solitario como siempre, observaba la conducta de las demás chicas y chicos, como siempre había abusadores y víctimas y nadie parecía verlos. ¿Esto pasaba en todos los colegios o era solo en el mío?
     A lo lejos, junto un matorral estaba sentada llorando Jennifer, estaba allí cuando salí de clase y no había parado de llorar en todo el tiempo. Me daban ganas de ir, y consolarla, pero no sé por qué no me atreví a hacerlo, se veía tan indefensa, abrazada a sus rodillas llorando…
     El recreo terminó demasiado pronto para mi gusto, hoy estaba cómoda, relajada, hacía un día precioso y el inesperado beso había alegrado mi día. ¿Quién sería mi admiradora?
     Esperé unos minutos, como siempre, y entré a clases. Al pasar por la puerta de cuarto, me detuve en seco. Se oían murmullos y había un corrillo en la clase que me llamó la atención. Parecía una pelea. Una de las chicas gritaba a la chica gordita que le devolviera sus revistas.
_A_ ¿Qué está pasando?_ Pregunté a un niño que estaba en la puerta contemplando todo el espectáculo.
_Niño_ Al parecer Jennifer le ha quitado sus revistas y se las ha cambiado por unas sobre anorexia y bulimia.
_A_ ¿Enserió?
_Niño_ Sip.
     Jennifer ya estaba acorralada entre la pared, y las chicas la rodeaban. Ella estaba casi llorando.
     De nuevo la luz se apagó, y todos se quedaron mirándonos al chico de la puerta y a mí. Ambos nos miramos también. Él tenía los brazos cruzados y yo estaba lo suficientemente lejos como para no alcanzar. La pizarra interactiva se encendió. Y empezaron a salir letras, igual daban vueltas como las que me salieron a mí ayer hasta formar una frase: “No ha sido ella. Os estamos observando.”
    Todo el mundo se quedó en silencio y se miraban unos a los otros. Su profesora llegó, y yo tuve que marcharme.
     ¿Quién o quienes estaban observando?
     Ya sabía que no solo me ayudaban a mí, ¿Formaría parte mi admiradora secreta de este grupo o solo era casualidad que me abriera la puerta? ¿Esto significaba que no era una broma? ¿Qué mi admiradora existía de verdad? Miles de preguntas rondaban por mi cabeza y solo quería saber la verdad.
     Me dirigí a la clase, e intenté olvidarme un poco de todo esto que estaba pasando y poner un poco de atención a la lección, pronto tendría los exámenes y no quería quedarme repitiendo. Mi meta era salir del instituto de una vez y demostrarles a todas estas personas que me insultaban que no van a poder conmigo, que yo soy más fuerte que ellos.
     Las tres horas restantes pasaron rápidas, francés, Dibujo y Filosofía me gustaban, así que aunque me esforcé un poco por concentrarme lo conseguí.
     La sirena que daba por terminada las clases sonó, y salí rápido, quería salir antes de que Patricia lo hiciera, pero no fui lo suficientemente rápida.
_P_ Hola bollera, ¿por qué tanta prisa?_ dijo cortándome el paso.
_A_ Dejadme pasar.
_P_ ¿Qué te pasa bollerita, no nos vas a contar como has salido esta mañana? Espero que no le hayas dicho a nadie como te quedaste encerrada.
_A_ No, ya dejadme en paz.
     Entre Rocío y Mamen me agarraron por los brazos y no me dejaban mover.
_A_ ¿Qué coño hacéis?_ dije intentando soltarme, sin éxito.
_P_ Nada guapa_ dijo escribiendo una cosa en un papel.
_A_ ¿Guapa? ¿Y ahora qué? ¿Me vas a dar tu número?
     Patricia y las otras dos se rieron.
     De repente una puerta se abrió al fondo del pasillo, y las chicas me soltaron al ver que era la profesora la que salía de una de las clases. Patricia me pegó el papel en la frente, ponía “soy una asquerosa bollera”, Rocío y Mamen me empujaron y se fueron todas, no si antes decirme que lo pagaría como dijera algo.
      Me senté en el suelo, con la espalda pegada a la pared, recogiendo mis libros. Arranqué el papel de mi frente, y lo arrugué y lo metí en la mochila. Me quería morir, ya estaba cansada de tantas burlas, de tantas agresiones, de no poder estar tranquila ni un día sin que me insultaran, o me tiraran al suelo. ¿Tanto les costaba dejarme en paz? No quería levantarme de allí. Mis lágrimas amenazaban con salir, y ya estaba cansada de aguantarme el llanto todos los días. Pero sentía miedo. ¿Este es el mundo que me esperaba? ¿Nunca llegaría a ser feliz? ¿A tener amigas o alguien con la que poder hablar sin que me insulte o me rechace por lo que soy? No quiero vivir en un mundo de secretos, no podría aguantarlo. Me gustan las chicas, Sí y ¿qué? Al igual que todas las demás chicas siento, sangro, lloro, soy normal, ¿por qué nadie podía verlo? Ya estaba cansada de estar sola. Y sin poder evitarlo rompí a llorar.
     Detrás de la profesora salió Jennifer, que se dirigía hacia mí con una sonrisa de oreja a oreja, mientras la profesora se alejaba hacia otra dirección.
_J_ ¿Estás bien?_dijo mirándome.
_A_ Si, gracias_ dije limpiándome las lágrimas.
_J_ ¿Te ayudo?
_A_ No hace falta pero gracias.
_J_ ¿Tú eres la lesbiana de segundo no?
_A_ No, no soy la lesbiana, me llamo Amelia, ¿soy lesbiana? Sí, pero tengo un nombre.
_J_ Ok, lo siento, no quería que te molestara_ dijo ofreciéndome su mano para ayudarme a levantarme.
_A_ No te preocupes, no es culpa tuya, tuve  un día de perros. Salgamos de aquí si no te importa.
_J_ No hay problema_ dijo sonriéndome con los ojitos casi cerrados.
     Era muy linda la chica, tenía que reconocerlo. Pelo rubio y ondulado, ojos azules chiquititos y una dentadura perfecta y blanca. Y tampoco estaba tan gorda ahora que me fijaba, solo que no era del tipo de chicas con cuerpo de barbie que salen en las revistas, era una chica normal, de esas que hoy día es difícil encontrar.
_A_ Lo siento esta mañana en el baño. Debí haber dicho algo.
_J_ No te preocupes, ya estoy acostumbrada.
_A_ No deberías vomitar.
_J_ Ya…_su cara se tornó seria
_A_ ¿Tu hiciste lo de las revistas?
_J_ Cierto, que también estabas cuando pasó eso, ¿me estás espiando?_ dijo bromeando.
_A_ No, ¿Cómo crees? Yo lo llamaría… observar a una persona en secreto.
_J_ ¿Enserio? ¿No estarás ligando con migo no?
_A_ Jajaja no, no te preocupes, era broma. Estaba allí por casualidad.
_J_ Jajaja, ok, te creeré. Y pues no, no lo hice yo. Aunque no sé quienes son, debo darles las gracias.
_A_ ¿A quienes?
_J_ No sé, pero esta mañana me ayudaron con lo de las revistas, y cuando salí, una carta anónima había llegado a manos de la maestra. La dirección del colegio van a hablar con mi madre y le van a ofrecer un abogado para que denuncie a esas chicas. Dicen que ellos solo pueden expulsarlas, pero que tarde o temprano volveré a encontrármelas.
_A_ Enhorabuena
_J_ Gracias_ dijo sonriendo de nuevo.
_A_ ¿Y no tienes miedo? De las represalias digo.
_J_ Pues la verdad sí, tengo mucho miedo, pero de todos modos, ya todo me iba mal como iba antes, no creo que se pueda poner peor.
_A_ Aquí tienes una amiga, bueno si me quieres como amiga claro.
_J_ Claro, las amigas nunca sobran. Creo que nuestros caminos se separan._ dijo parándose en un cruce.
_A_ Sí creo que sí, yo tengo que seguir recto.
_J_ Yo tengo que coger a la derecha. Nos vemos mañana._dijo sonriendo_ fue un placer conocerte Amelia.
_A_ Igualmente.
     Yo seguí mi camino. Me alegraba por ella, aunque supongo que lo más difícil vendría ahora.
     Había descubierto, que aquellos “héroes” no solo me ayudaban a mí. ¿Quiénes serían? ¿Tendría algo que ver con la conversación del MSN?
     Llegue a casa rápido. Comí, me duché y pasé toda la tarde estudiando, en dos días tenía un examen de francés y tenía que aprobarlo. La noche llegó pronto, y me comenzó a doler mucho la cabeza, creo que ya era hora de acostarme a dormir. Sin ni siquiera cenar me acosté en la cama. Me tomé una pastilla que tenía en el cajón de mi mesita de noche y al poco tiempo, ya estaba abrazando a Morfeo.
     Mi habitación está oscura, no se oye nada ni a nadie, de repente se escucha un grito que aparentemente viene de fuera, un llanto, parece que es mi madre. Me levanto a toda prisa, y me dirijo a la puerta, una intensa luz aparece por debajo de esta. Agarro el pomo, y lo giro e intento abrirla, pero no puedo, tiro con todas mis fuerzas hacia atrás, y me es imposible, no se mueve ni un milímetro. Se sigue oyendo los llantos de mi madre, y golpeo la puerta.
_A_ ¡Mama!_grito con todas mis fuerzas_ ¡No puedo abrir! ¿Estás bien?
     Cada vez se oye el grito más lejos, ahora son de mi papá. ¿Por qué lloran? Sigo golpeando con todas mis fuerzas la puerta, mis manos me sangran. Una gota recorre mi brazo hasta resbalar por la punta de mis dedos y caer al suelo.
     Miro hacia arriba y todo comienza a dar vueltas, hasta que caigo al suelo, y todo quedó en silencio.
_D_ Despierta, despierta_ Oigo una voz de mujer que me llama… ¿Patricia?
     Abro los ojos y hay una luz segadora que me hace cerrarlos de nuevo.
_A_ ¿Patricia eres tu?
     Me pongo la mano en los ojos y vuelvo a abrirlos, ya veo algo más,  estoy… ¿en un campo de rosas?... rodeada de chicas, lo sé por sus figuras porque no alcanzo a ver el rostro a ninguna.
     Se agarran de las manos y comienzan a dar vueltas en círculos.
     Del cielo empiezan a caer rosas y más rosas, al principio sonreía, pero ya estaban cayendo demasiadas, me agobiaba, quería que pararan, gritaba que pararan, pero no lo hacían y cada vez daban las vueltas más rápidos y caían más rosas, ya estaba medio cuerpo cubierto y no podía mover de cintura para abajo. El nivel seguía subiendo, hasta que cubrió mi cabeza, me faltaba el aire, no podía respirar, agitaba las manos e intentaba andar en alguna dirección pero no podía,…
_M_ Cariño, ¿estás bien?
     Me duele la cabeza, y tengo mucho calor, el sudor baja mi frente, intento levantarme, pero la mano de mi madre me lo impide, y vuelvo a caer de espalda.
_A_ ¿Qué pasa?
_M_ Llevas toda la noche con fiebre, ya llamé al colegio avisando de que no ibas.
     Miré a mi madre antes de cerrar los ojos, estaba cansada, muy cansada, los párpados me pesaban mucho, todo mi cuerpo me pesaba, sentía la cabeza como si fuese a reventarme, me dolía mucho, y tenía mucho calor, todo me ardía.
_A_ Abre la ventana, tengo calor.
_M_ Mi amor, si estás temblando. Quédate aquí acabo de oír la puerta, tiene que ser el doctor.
    Mi madre salió por la puerta y apareció al poco tiempo con un hombre con bata blanca. Me puso el termómetro y salió con mi madre para fuera. Ya no lo vi más…
     Mi madre entro al ratito, el doctor me mandó un tratamiento para que me bajara la fiebre, me tomé la pastilla que me dejó adormilada. Mi madre venía cada ratito a verme, a pesar de que estaba haciendo el almuerzo y recogiendo la casa. Yo me sentía cansada, y estaba medio dormida, me dolía la cabeza demasiado, y de apoco me volví a quedar dormida.
    Me despierto unas horas más tarde con la voz de mi madre que me llama dulcemente, es hora de la pastilla. Mi dormitorio está oscuro, las persianas abajo y las cortinas corridas. Me pone el termómetro y tengo un poco de fiebre, cierro los ojos un poco y mi madre baja, supongo que a coger toallitas húmedas o algo para bajarme la fiebre. Me duele la cabeza de nuevo, y cierro los ojos.
    La puerta se abre, y entra mi madre.
_M_ Está mejor_ dice mi madre.
     De seguro estará hablando por teléfono con mi papá.
_A_ Ahora está dormida, ¿puedes quedarte unos minutos con ella? Necesito salir a hacer unas compras y me da miedo dejarla sola. Ya se tomó la pastilla y la fiebre le está bajando. Es que necesito unas cositas y si no me cierran las tiendas.
     ¿Quién será? No creo que esté hablando por teléfono, intento abrir los ojos y veo una figura en la puerta, pero el cuarto está demasiado oscuro y no veo nada.
     Oigo como mi mamá baja las escaleras. Estoy muy cansada, no sé que pastillas serán estas pero estoy más dormida que despierta.
_A_ ¿Quién eres?
_Desconocida_ Shhhhh
     Eso me suena. Sus manos están en mi cara, me quitan la toalla húmeda y ponen otra en su lugar.
     No puedo ver nada y me duele todo el cuerpo. Se sienta junto a mí y agarra mi mano. Siento que estas manos me han tocado antes, pero ¿Cuándo? Mis ojos se cierran solos y acabo quedando dormida.
_M_ Cariño, es hora de la pastilla despierta mi amor._ me dice mi madre dulcemente.
     Me reincorporo en la cama, me siento mejor, se nota que la fiebre me ha bajado completamente.
_M_ ¿Qué tal te sientes?
_A_ Pues ahora mismo mejor.
_M_ Tienes mejor color.
_A_ Que lástima que mi olor corporal no acompañe mi color.
_M_ Jajaja es que sudaste mucho por la fiebre.
     Mi madre estaba recogiendo el baso de agua y los trapos húmedos que estaban en la mesita de noche.
_M_ ¿Quién era esa chica?
_A_ ¿Qué chica? Dije mientras cogía el mando de la tele.
_M_ La que vino a visitarte antes.
     Me quedé unos segundos en silencio, entonces no había sido un sueño, si había estado allí con migo.
_A_ Pues… no sé. Pensé que había sido un sueño. ¿Cómo era?
_M_ Pues era una chica rubia, pelo rizado y tenía unos ojos muy bonitos.
_A_ ¿Algo más?
_M_ Pues no la detallé mucho. Me pareció una chica muy educada y amable. Te estuvo cuidando mientras yo fui a comprar unas cosas que necesitaba.
     Mi madre salió de la habitación y yo me quedé pensativa. Había muchas, bueno muchísimas chicas que coincidían con esa descripción, rubias, pelos rizados, ojos bonitos… aunque lo que más me sorprendía era que se hubiese atrevido a venir a mi casa. Acomodé mi almohada y debajo de esta encontré una rosa y una carta.
     “Tan linda, tan indefensa,… cada día me gustas más.”
     Mi madre abrió de repente la puerta, me traía un caldito calentito, llevaba prácticamente todo el día sin comer, y aunque era la hora de la merienda, no me sentaría nada mal.
     Mi madre no dijo nada más sobre la chica, ni me preguntó de ella, ni nada, cosa que agradecí porque no sabía como explicarlo. Se sentó junto a mí en la cama y cogiendo mi mochila en sus manos sacó un papel arrugado. El mismo que Patricia y sus barbies me pegaron el día anterior en la frente. Ni siquiera me acordaba de él.
_M_ Creo que hoy ya tuviste demasiada acción_ dijo intentando sonreír_ pero espero que mañana puedas explicarme que significa este papel y este escrito, espero que todo sea una broma, una broma de muy mal gusto por cierto.
     Mi madre arrugó el papel de nuevo, y se dirigió hacia la puerta de mi habitación, donde paró en seco y volvió la vista atrás.
_M_ Hasta mañana._dijo cerrando la puerta tras de sí.
     Las palabras de mi madre resultaron más hirientes de lo que esperaba. Sabía que le iba a doler mañana cuando le dijera, pero había una parte de mí que sentía que a pesar de todo era mi madre, e iba a entenderme, pero la otra estaba muerta de miedo, por la duda que conllevaba sus palabras y su mirada desconcertante ante mi persona.
     No sabía que iba a decirle, la verdad supongo, era el momento idóneo para decirlo, era la ocasión para que supiera esa parte de mí, que tanto me estaba costando esconderle. Pero no sabía como hacerlo. Temía su reacción, su conducta después de sus palabras, temía hacerle daño aunque sabía, que no valía la pena ocultarlo por más tiempo.
     Mi mamá no es que fuera una persona católica, creía en dios y todo lo que conlleva la religión cristiana, pero no iba a misa, tampoco trataba mal a los homosexuales, ni hablaba mal de ellos, incluso teníamos una pareja de lesbianas de vecinas y pues se llevaba bien con ellas, hablaban y pues se ayudaban entre ellas, no sé como vecinas supongo, lo normal, pero me temo que cuando ese sentimiento te toca tan adentro, cuando esa persona “diferente” es parte de tu familia, es inútil pensar que todo va a salir bien.
     Tenía miedo, mucho miedo, aunque la esperanza de que me aceptara estaba ahí, también estaba la duda que me decía que no lo hiciera. El temor de su reacción me hacía temblar. Aunque no quedaba otra, sea como sea había llegado la hora de contarlo.
     Me levanté de la cama, había sudado mucho durante todo el día, por la fiebre y mi propio olor era insoportable. Abrí las ventanas, me sentía un poco débil aún, pero ya estaba mejor. Quité las sábanas de mi cama y puse otras nuevas, llevé las mías al cuarto de la ropa sucia y fui a ducharme.
     Un baño que no fue del todo relajante, tenía tantas cosas en la mente, tantos conflictos por resolver, mi salida del armario con mi madre, mi admiradora secreta, las burlas, las notas,… tenía que llevarlo todo por delante y todo se me hacía grande.
     ¿Y si mi madre no me entendía? ¿Y si todo lo de mi admiradora secreta era una broma de mal gusto de patricia y compañía? ¿Y si mi destino en la vida era fracasar? No tengo ganas de nada ya.
     Salí de la bañera y me paré desnuda frente al espejo del lavabo. ¿Tan diferente soy para que no puedan a llegar a aceptarme?
     Allí parada frente al espejo, observando mi cuerpo desnudo, y buscando algún motivo que me dieran la fuerte necesaria para seguir mi vida, pero mis ojos solo seguían con la vista las dos lágrimas que bajaban por mi rostro, cayendo al suelo.
     Abrí el cajón del armario y saqué una maquinilla de afeitar de él, y volví al espejo. Estaba cansada de todo, cansada de las burlas, cansada de las notas, cansada de estudiar para que después todo se valla a la mierda por culpa de unos imbéciles que carecen de vida propia, estaba cansada de mi vida. Acerqué despacio las cuchillas a mis muñecas, mis manos me temblaban, suspiros tras suspiros escapaban de mi boca sin poder controlarlos, sentía miedo, mucho miedo, pero no podía hacerlo.
     Mis manos se abrieron y las cuchillas cayeron al suelo, luego mi cuerpo las siguió y terminé arrodillada, llorando. No era capaz de hacerlo.
     Mis llantos se interrumpieron con la voz de mi padre que me hablaba desde detrás de la puerta del baño.
_P_ ¿Estás bien? Llevas rato ahí eh.
_A_ Sí, un momento ya salgo.
     Yo me limpié como pude las lágrimas y me lavé la cara. Me vestí rápido y ensayé mi sonrisa en el espejo antes de mostrársela a mi padre.
_P_ Ya pensé que te habías caído por el inodoro.
_A_ No exageres papá_ dije sonriendo.
_P_ ¿Cómo estás? Me dijo tu madre que estabas con fiebre.
_A_ Sí, pero ya estoy bien.
_P_ Bueno pues te voy a dejar, que me urge entrar al baño.
_A_ Jajaja si papá. Hasta mañana.
_P_ ¿No vas a cenar?
_A_ No tengo hambre.
_P_ Pues hasta mañana.
     Me fui andando rápido hacia mi cuarto. No quería ver a mi madre y tuve suerte, no me la encontré. Entré y me acosté en mi cama. Me abracé a mi almohada fuerte, muy fuerte. No dejaba de pensar en el día de hoy, en el día de mañana, en lo que había estado a punto de hacer, y no dejaba de dar vueltas en la cama. Así estuve durante un par de horas, hasta que me quedé profundamente dormida.
     Es hora de ir a clases, pero no creo que mi madre me mande hoy, de seguro ni siquiera se habrá despertado. Creo que me voy  a levantar e ir al colegio. Así ganaré tiempo para contarle a mi madre y pues no estudié para el examen para nada.
     Me levanto despacito, y me dirijo al baño, me visto, me arreglo e intento salir sin que me oiga. Bajo las escaleras despacito, de puntillas, intentando hacer el menor ruido posible, abro la puerta, que cruje un poco, pero consigo salir sin más.
_A_ Uff jeje fue fácil.
     Me dirijo al colegio a toda prisa, ya están al comenzar las clases y de nuevo toca educación física, creo que esta vez, esperaré fuera de los vestuarios a que todas se hayan ido, no dejaré que me pase como la última vez. Llego al gimnasio, ya las clases han empezado, me acerco al maestro que se queda viéndome entrar.
_A_ Lo siento maestro.
_M_ Ve a cambiarte y cuando vuelvas da 3 vueltas al campo antes de unirte a la clase.
     Me fui a los vestuarios, me cambié a toda prisa y me puse a dar las 3 vueltas al campo corriendo. Aún sentía que no estaba en todas mis facultades físicas, me cansé antes que de costumbre. No es que sea una chica deportista, pero normalmente tengo buena condición física. Di las vueltas lo más rápido que pude y me uní a la clase que estaban jugando un partido de fútbol.
     Era bastante buena, me gustaba mucho el fútbol, y hoy sería divertido, porque había faltado el profesor de estadística y se había unido la clase entera para jugar el partido. Algunos habían decidido no unirse al juego y animaban desde la grada. Yo no sabía si unirme o no, la verdad es que estaba un poco débil aún pero… me encantaba el fútbol y no quería dejar escapar esta oportunidad.
    Se notaba bastante que los equipos no los había hecho el profesor, ya que estaba formado un equipo por Oscar y sus amigos y Patricia y sus “amigas”, que prácticamente eran los que dábamos educación física. Y por otro lado estaba el resto  de la clase, que iba perdiendo por goleada, así que decidí unirme a ellos, siempre me han gustado los retos, además estar en el equipo de patricia no me convencía demasiado.
     El partido resultó ser más violento de lo que esperaba, Patricia aprovechaba cada descuido del profesor para agarrarme a insultos y me daba patadas con la excusa de que iba a por el balón. Aunque parece que eso me daba fuerzas para continuar luchando.
     Me dirigía hacia la portería, estaba sola con el balón y delante de mí tan solo estaba Patricia que me lanzaba una mirada que me acobardaba un poco, pero aun así no me acobardé y seguí adelante, hice un quiebro con el balón y cuando iba a pasarla completamente siento un golpe en el gemelo por detrás, que me hizo perder el equilibrio y caer al suelo justo encima de Patricia.
     Ella me miró directamente a los ojos, y estuvimos así hasta que sentí que unas manos me levantaban de encima de ella. Era Oscar.
_O_ ¿Qué le pasa a la lesbianita? ¿Quiere quitarme a mi chica?_ me dijo al oído.
_A_ Ya olvídame Oscar.
_O_ ¿Estás bien mi amor? ¿Te manoseó la guarra esa?_ Oí que le preguntaba y me volví y la miré.
_P_ No, pero huele fatal, espero no tener que ducharme con ella ahora en las duchas.
     Golpe bajo. Me dolió aquello.
_O_ ¿Habéis oído todos? La lesbianita apesta. Dijo Óscar riéndose a carcajadas.
_Profesor_ ¿Qué pasó aquí?
_O_ Nada profesor que la pobre Amelia tropezó y la ayudé a levantarse eso es todo, ¿verdad Amelia?
     Oscar me miró con mirada amenazante. Y preferí callar, como siempre, para que decir la verdad, me ganaría más insultos que de costumbre y a él solo lo castigarían sin recreo. En definitiva sería peor el remedio que la enfermedad.
_A_ Si profesor.
_Profesor_ Pues se terminó la clase, todos a la ducha.
     Llegó mi momento más temido de las clases de educación física, la ducha. Me tenía que encerrar en un cuarto de baño y esperar a que todas salieran para salir yo, y la última vez me encerraron, no quería que volviese a ocurrir eso, así que me senté en la puerta de los vestuarios a esperar a que todas saliesen.
     Patricia y una de sus amigas entraron y una se quedó en la puerta, con la cabeza asomada, ¿qué estarían planeando? No seas paranoica, no siempre van a ir contra ti, de seguro estarán vigilando que no se valla a acercar el profesor para ir a fumar, ni que el mundo girara alrededor mío.
     Supongo que tenía razón mi conclusión, porque saliendo el profesor por la puerta del gimnasio metiendo la cabeza la chica.
_Ya se fue_ Oí que dijo.
     Todo se quedó en silencio, odio el silencio, en un vestuario nunca es buena señal. Me puse en alerta, no sé por qué, pero mi cuerpo me decía que tuviese cuidado. Algunas chicas ya salían y se fueron poniendo delante de mí.
_A_ ¿Qué queréis ahora? ¿Es que nunca me vais a dejar en paz?
     A estas, saliendo Patricia por la puerta.
_P_ Ahora chicas.
     Entre todas me agarraron con fuerza, yo intentaba resistirme pero eran 5 contra mí, Patricia agarraba la puerta de la entrada.
_A_ ¡Profesor! ¡Ayuda! ¿Es que nadie va a hacer nada?_ Decía mientras pataleaba en el aire intentando golpear a alguna.
     Yo nunca había pegado a una mujer, pero esto ya se estaba pasando de castaño oscuro, esto ya estaba llegando demasiado lejos, ¿qué pretendían hacerme ahora?
     Una de las chicas abrió una de las puertas del vestuario y me introdujo dentro.
_A_ ¡No! Joder, otra vez no. Sacadme de aquí malditas perras. Ya me tenéis harta_ les gritaba mientras golpeaba la puerta_ ¡Que os jodan a todas! ¡Abridme!
     Simplemente ignoraban mis gritos. Di un paso atrás y sentí como pisaba algo, a la vez que oí una queja.
_A_ Perdón no sabía…_dije mientras me volvía_ Lo siento_ volviéndome rápidamente hacia la puerta de nuevo.
     Ahí estaba Laura, la hija del director, no podía creérmelo, estaba semidesnuda. No me había dado tiempo de ver prácticamente nada, pero era muy linda y tenía un cuerpo de morirse. Nunca me había fijado en ella porque siempre llevabas ropas anchas y el flequillo que le tapaba media cara, pero era verdaderamente hermosa.
_L_ Tranquila, no te preocupes, pero no te vuelvas hasta que te avise.
_A_ Descuida y lo siento, no entré a propósito.
_L_ Lo sé, no pasa nada, ¿estas no piensan abrirnos?
_A_ No sé, la última vez me dejaron aquí por un tiempo y no fueron ellas las que me abrieron precisamente, que yo sepa.
_L_ ¿Qué tu sepas? Ya puedes volverte.   
_A_ Si, gracias, pues…_wow menudos ojos tiene. Tenía el pelo recogido aún en una cola alta y podía verle los ojos completos, que linda era…
_L_ Pues…
_A_ Ah sí, lo siento, nunca te había visto los ojos_ dije sonrojándome.
     Ella se quedó pensativa por unos instantes. Y el silencio se hizo más intenso e incómodo.
_A_ Lo siento, no quería incomodarte con mi comentario.
_L_ Tranquila_ dijo mientras cogía su mochila del suelo y ocupaba su lugar.
     Yo me senté en la taza del váter y fui fiel a su silencio, parecía que ella no quería hablar conmigo, miraba hacía al suelo fija, solo podía verle el rostro porque el inodoro nos separaba, de seguro tenía en mente algo así que no volví a dirigirle la palabra.
Al ratito se oyó una ambulancia fuera y el alboroto de mucha gente. Nosotras de nuevo gritamos para que nos sacaran, pero nadie parecía oírnos. Así que volvimos a sentarnos al cesar el sonido de la ambulancia, que solo duró unos 5 minutos.
     Unos segundos después, la luz se apagó, y ambas nos levantamos del suelo.
_L_ ¿Qué coño ha pasado?
_A_ La historia se repite.
_L_ ¿Cómo has dicho?
     La puerta se abrió y yo volví a quedar inmóvil, sentía los pasos de Laura correr hacia afuera y yo, no tenía el valor de moverme del sitio, como si mi cuerpo esperara a que ella apareciera como la otra vez. Entonces sentí una mano cogiendo la mía.
_A_ Esta es la segunda vez que nos encontramos, ¿me vas a decir ahora quien eres?
_Desconocida_ Shhhhhh!_me dijo mientras volvía a poner uno de sus dedos en mis labios y tras volver a besar mi nariz, volvió a irse dejándome de nuevo una rosa en mis manos.
     ¿Quién sería mi chica misteriosa?
Cuando me di cuenta, tuve que irme rápido a clases, ya era muy tarde y de seguro  me ganaría una buena regañina.
     Al llegar a clases todo el mundo estaba revolucionado por la ambulancia y se preguntaban unos a otros cual había sido el problema y para quien vendría, hasta que la maestra se enfadó y los murmullos cesaron.
     El resto de la mañana resultó ser de lo más tranquila, el examen fue fácil a pesar de no haber estudiado mucho y al fin tocó la temida sirena que daba por terminada las clases de hoy, ahora tocaba ir a casa, me esperaba doble regañina. Siendo sincera, estaba dudando si volver o no.
     No había tenido mucho tiempo para pensar en mi vuelta durante la mañana, y ahora volvía a recordar y a temer volver.
     Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando vi a mi madre parada en la puerta de la escuela, me buscaba con la mirada, y me quedé paralizada. Mis nervios se adueñaban de mí, nauseas, mareos, sudores fríos,… cuanto daría ahora por caer desmayada al suelo. Pero por más incómoda que fuera la situación ese instante, me vería de un momento a otro. ¿Qué debo hacer?
Me acerco hacía puerta por el otro extremo y me  confundo entre la multitud hasta que salgo. Vuelvo la vista atrás y mi madre aún sigue mirando hacia dentro. Tiene gesto triste, y no quiero hacerla daño, pero soy así, no es culpa de ella… espero no se esté culpando, pero tengo que ordenar mis ideas, mis palabras, no sé qué decirle ni como, no quiero hacerla más daño del que ya le hice.
     Me dirijo hacía el parque, tengo hambre, mi barriga me cruje, pero tengo que aguantar hasta que vuelva a casa, aunque… igual no es tarde aún y puedo decirle a mi madre que no la ví, hablo con ella y … ¡aaaaaaaaaaaaaah no sé qué hacer! Mi cabeza ahora mismo es un revoltijo de ideas y ninguna me parece que sea la más correcta. ¿Qué coño hago aquí cuando debería estar hablando con mi madre?
     Me dirijo hacía casa, espero que aún no sea demasiado tarde, le diré que estuve en casa de una compañera recogiendo los apuntes de ayer… sí eso le diré, espero que se lo crea.
     Ya veo mi casa y agacho la cabeza, mantente fuerte Amelia no caigas ante el llanto de tu madre, no es tu culpa ser así y eso tenlo claro.
     Abro la puerta de mi casa y veo a mi madre al teléfono…
_M_ Ya está aquí, no te preocupes… sí ahora le preguntaré dónde ha estado… Ajá ya te aviso de cualquier cosa… Adiós cariño_ dice colgando el teléfono. _ ¿Dónde coño has estado? ¿No sabes avisar?
_A_ Lo siento mamá, pero sabía que no me ibas a llamar y tenía un examen hoy.
_M_ No sabía nada de ti desde esta mañana, ¿qué coño te pasa Amelia?
_A_ Ya mamá no te alteres no lo volveré a hacer._ digo dirigiéndome hacía las escaleras.
_M_ ¿A dónde crees que vas? Tenemos una conversación pendiente tú y yo, ¿o es qué no piensas decirme nada?
_A_ Estuve recogiendo unos apuntes si es a lo que te refieres por eso tardé_ dije intentando evadir la evidente pregunta, en realidad sí sabía a qué se refería.
_M_ No es eso, y lo sabes. ¡Mírame a la cara cuando te hablo!
_A_ Ok, quieres hablar de eso, ¿qué quieres saber?
_M_ Si es cierto lo que decía ese papel o solo es una burla de tus compañeros.
_A_ Es verdad, me gustan las chicas._ No sé cómo pude decir eso…
     Mi madre se quedó en silencio, y yo agaché la cabeza.
_M_ No puede ser, ni siquiera sabes lo que quieres aún, eres muy niña y ni siquiera has tenido nunca un novio, ¿cómo sabes que te gustan las mujeres si nunca has probado un hombre?
_A_ ¿Te hizo falta probar una mujer para darte cuenta que te gustaban los hombres?
_M_ No.
_A_ Pues ya sabes mi respuesta.
_M_ Pero no es lo mismo, que te gusten los hombres es lo NORMAL.
_A_ ¡Pues soy anormal joder mamá!
_M_  ¿Por qué me haces esto?
_A_ No te hago nada mamá.
_M_ Tú no eres así, y lo sabes, ¿Por qué coño me haces esto Amelia? ¿Acaso quieres castigarme?
_A_ No quiero castigarte mamá, soy así.
_M_ No digas eso… mi hija no es una lesbiana…
     Ella se dirigió hacia la pared y sentir temblar la voz en esta última frase, estaba llorando, lo sé, pero yo no podía hacer nada…
     Me senté en las escaleras, con la cabeza agachada, no sabía que decirle, quería abrazarla, pero tenía miedo de que me rechazara, nuevamente no sabía qué hacer. Pero no me sentía triste, me sentía aliviada, me dolía esto que estaba sintiendo mi madre, me dolía verla llorar, pero sabía que tarde o temprano se enteraría, y mejor que fuese ahora y por mí… bueno… por el papelito. Ya tenía algo que agradecer a Patricia, si no fuese por ella, nunca me hubiese atrevido a dar el paso.
     Mi madre seguía llorando, cada vez sus llantos eran más fuertes.
_M_ ¿Y qué piensas hacer ahora?
_A_  ¿A qué te refieres?
_M_ Me da vergüenza tener una hija como tú… hubiese preferido que seas una puta antes que lesbiana…
_A_ Si quieres me marcho_ dije levantándome, eso me había dolido.
_M_ ¿Y a dónde irás?_ me dijo con rabia.
_A_ No sé, lejos de ti, para que no te avergüences de lo que soy.
_M_ Por desgracia vallas a donde vallas serás mi hija.
_A_ Si quieres considérame muerta_ dije levantándome y dirigiéndome hacía mi cuarto.
     Cerré la puerta con rabia, y me senté en la cama… sinceramente pensaba que se lo tomaría mejor. Me levanté con los ojos llenos de lágrimas, preferiría que fuera una puta, que rondara el sida, las drogas,… antes de que me gustasen las mujeres… ¿Mi madre era la única madre en el mundo que deseaba un mal a su hija? ¿Yo no tengo derecho a ser feliz?
     Abrí la puerta del armario y saqué la maleta y comencé a meter ropa dentro, si no me querían en esta casa, buscaría otro lugar lejos de aquí, aunque eso significara empezar de nuevo.
     Ya estaba terminando de meter mi ropa en la maleta cuando se abrió la puerta de mi cuarto.
_M_ ¿A dónde crees que vas?
_A_ No sé, pero me voy para que no te avergüences de tú hija.
     Mi madre se abrazó a mí de repente, yo no sabía qué hacer, y la abracé.
     Tenía a mi madre llorando en mis brazos y un nudo en el estómago de la impotencia de verla así y no poder hacer nada. Había dicho muchas cosas duras sobre mí que me habían dolido mucho, pero sobre el orgullo que podía sentir estaba el amor que sentía por ella.
_M_ No te vallas.
_A_ No lo haré mamá, pero no me pidas que cambie, porque no puedo hacerlo.
_M_ No te lo pediré, solo abrázame.
     Ahí nos quedamos por un rato, ella abrazada a mí y yo abrazándola a ella, en el centro de la habitación. Su respiración en mi pecho y su llanto desgarrándome por dentro.
     Se separó de mí cuando sonó el timbre de la puerta, ella se secó las lágrimas y me dijo antes de salir, que volviera a deshacer las maletas, que no iba a consentir que me fuera a ningún lado.
     Cerró la puerta y me senté en la cama, no podía creérmelo, ya había pasado lo más difícil, bueno, quedaba mi papá, pero ya tenía el apoyo de mi mamá, al menos eso esperaba.  Mi madre me llamó para comer, ya había llegado mi padre, y sentía miedo de que le fuera a decir algo, se lo agradecería, la verdad, no quería volver a pasar por ese mal trago, no quería ver llorar a mi padre, no quería volver a sentir esa sensación de no saber que esperar, no saber qué va a decir, como va a actuar, y donde acabaré pasando la noche… así que le dije a mi madre que no tenía hambre. Me acosté en la cama, boca arriba, mirando el techo, y todo me daba vueltas, estaba cansada, respiraba tranquilidad y a la vez miedo. Ya había pasado todo, ya lo sabía mi madre, aun así, seguía teniendo esa angustia dentro de mí que me aprisionaba la boca del estómago. Las palabras que me había dicho mi madre durante mi confesión me seguían taladrando, necesitaba escapar de allí por un rato, respirar aire puro, oír ruido, necesitaba plagarme de ruidos que me hicieran escapar del angustioso silencio de mi habitación, ya que solo hacía recordarme las palabras de mi madre.
     Salí de mi cuarto con mucho cuidado, me acerqué a la cocina, y mis padres estaban comiendo en silencio, ninguno de los dos hablaba, y mi madre miraba el plato aún sería. ¿Le habría contado a mi padre?
     Salí a la calle, y dejando mi casa atrás me dirigí hacía el parque de nuevo.
     Estaba prácticamente vacío, no había nadie, tan solo unos niños pequeños de unos 5 o 6 añitos jugando. Me recosté bajo la sombra de un árbol, alejado de todos y todo, no quería que me molestaran, quería descansar, quería olvidar todo, quería evadirme y que el dolor y los nervios que sentía ahora mismo se fuesen.
     Mirando al cielo, recordaba instantes de cuando era pequeña, la chica que me gustaba, Patricia, aún no puedo creerme que me gustase Patricia en un pasado, si pudiera volver atrás, le diría a mi yo niña, que se alejara de ella todo lo posible. O retroceder dos años, cuando la besé, mi primer beso, y hasta ahora el último. Recordar la suavidad de esos labios, que en aquel entonces me volvían loca, y despertar ahora, y darme cuenta que de esos labios, lo único que salen son idioteces e insultos y maldades.
     ¿Cuándo dejaste de ser mi mejor amiga para convertirte en mi peor pesadilla Patricia? ¿No te importa hacerme daño? ¿Cómo puedes ser tan cruel conmigo? Nunca debí besarte, lo sé, y ahora me arrepiento. Si no lo hubiese hecho, ahora todo sería diferente…
     ¿Qué es eso? ¿Un niño?
     Oigo un llanto cerca de mí, pero no lo veo. Me levanto y le doy  la vuelta al tronco del árbol.
_A_ ¿Qué te pasa pequeño?
_N_ Quiero ir con mi hermana_ dijo llorando.
_A_ ¿Dónde está tu hermana? _ Vale Amelia, pregunta tonta del día…
_N_ No sé
_A_ Ven, dame la mano, no llores pequeño, voy a llevarte con tu hermana._ dije secando sus lágrimas.
     Agarré al niño de la mano y nos dispusimos a buscar a su hermana. No sería difícil, el parque es grande, pero no en exceso, y de seguro ella estaría jugando en los columpios y también estará buscando a su hermanito.
     En el tobogán había una niña pequeña de unos 8 añitos, con vestido corto rosa y dos colitas.
_A_ ¿Es esa tu hermana pequeño?
_N_ No_ dijo con rostro triste.
_A_ Ok, pues sigamos buscando.
     El niño seguía con la cara triste, así que le pregunté si quería un helado, y tras alegrársele la cara aceptó de inmediato.
     Nos fuimos para el kiosco y le compré un helado de Chocolate, y yo me compré un helado de nata y nos sentamos en el banco a comérnoslo.
     Ya llevaba como 15 min con el niño y no habíamos encontrado a su hermanita, así que supuse que había vuelto a casa para decírselo a sus papás y que regresaría con ellos.
     El niño había olvidado que se había perdido y se comía el helado mirando a los columpios. Tenía la nariz llena de chocolate y media cara también, estaba gracioso, pero ni modo que se lo llevara a los padres así, así que lo dejé sentado y fui al kiosco a comprar un paquete de pañuelos. Volví y ya estaba terminándose de comer el helado, así que me puse a limpiarle la cara.
_N_¡ Hermanita!
_Hermana_ No vuelvas a hacerme esto Iván, ¿dónde te habías metido? He estado buscándote por todo el parque.
   Esa voz…
      No sabía si quería darme la vuelta o no, y pensaba no hacerlo y salir por patas de allí hasta que me llamó…
_P_ ¿Amelia?
     Ya era demasiado tarde para huir.
     Me volví despacio hacía ella y sonreí sarcásticamente.
_N_ Si hermanita esa es la chica que me ayudó.
_P_ ¿Qué hacías con mi hermano?
_A_ Tranquila, no pensaba violarlo ni nada de eso,  soy lesbiana pero no pervertida.
_P_ Eso habría que verlo.
_A_ No te preocupes, que ya me voy y te dejo con tu hermanito.
_N_ ¿Ya te vas?
     Me agaché hasta ponerme a su altura, y miré hacia arriba, hacia ella.
_A_ ¿Puedo despedirme al menos no?
_P_ Sí_ dijo ella volteándome la cara con desprecio.
     ¿Cómo podía ser así?
_A_ Ya me tengo que ir Iván, tengo que estudiar y hacer deberes_ dije poniéndole una mueca graciosa que lo hizo reír_ A ver si coincidimos otro día.
_N_ E invito yo.
_A_ Claro e invitas tu_ dije sonriendo.
     Le sacudí el pelo y me levanté.
_A_ Hasta mañana
_P_ Hasta mañana.
_N_ Chauu
     Me fui de allí dejando a los dos hermanos. Patricia lo montó en los hombros y se fueron cantando. ¿Cómo podía ser tan linda y a la vez tan cruel? Me costaba creerme que esa chica que iba cantando tan dulcemente con su hermanito a cuesta fuera la misma que me estuviera haciendo la vida imposible en la escuela. ¿A caso era bipolar? ¿O tenía una hermana gemela? No sé lo que le pasaba conmigo, no podía entender tanto odio por un beso. Había cambiado mucho… ni siquiera sabía que tenía un hermano, había pasado mucho tiempo desde aquello, Iván ni siquiera había nacido.
     Lo acontecido en aquella tarde me hizo olvidar prácticamente los motivos por los cuales había salido de casa a escondidas. Misión cumplida supongo, porque olvidar era precisamente lo que buscaba.
     Todo estaba  bien, hasta que comencé a ver mi casa a lo lejos, miles de preguntas rondaban mi cabeza y miles de miedos se adueñaban de cada centímetro de mí ser. ¿Le habría dicho mi mamá a mi papá?  ¿Se lo habrá tomado bien? ¿Cómo y cuándo se lo diré si ella no se lo ha dicho? ¿Habrá recapacitado mi madre y estará esperándome con las maletas? Creo que irme sin decirle nada, era lo menos por lo que podía enfadarse conmigo en estos instantes.
     Ya había avanzado y me encontraba justo en frente de la puerta de mi casa, haciéndome la pregunta de si entrar o no entrar. Miedos, angustias, estrés, nervios,… tantas cosas me inundaban que no me permitían hacer lo más fácil, temblaba tanto que ni la llave podía introducir por la ranurita.  Cuando por fin la metí mi padre abrió la puerta.
_P_ ¿Vienes borracha?_ Me preguntó.
_A_ No papá aún es muy temprano, sabes que suelo tomar a eso de las 12 de la noche_ Era mentira, ambos sabíamos que yo no tomaba y nos reímos.
_P_ ¿Qué te pasa, que llevas como 30 min intentando abrir la puerta?
_A_ Nada, que venía pensando.
_P_ Chica pensativa mi hija, ¿algún problema en la escuela? ¿Sabes que puedes decirme lo que sea no?
     Uff me mató con esa pregunta.
_A_ Sí papá, lo sé, pero no es nada del otro mundo no te preocupes.
_P_ ¿Cuándo te fuiste que ni cuenta nos dimos tu madre y yo?
_A_ ¿No os disteis cuenta?
_P_ No
_A_ Pues os dije adiós y todo.
_P_ Pues no nos dimos cuenta, de hecho subí a tu habitación después de comer para decirte hola y me encontré una maleta llena de ropa, ¿piensas ir a algún lado?
   ¡Oh no! La maleta… Piensa rápido Amelia, piensa rápido…
_M_ ¿Quién era Juan? Por cierto ya está empezando la película.
_P_ Tú hija y ya voy.
_M_ ok
_P_ Anda entra… Te dejaré tiempo para buscar una excusa para lo de la maleta…
_A_ Muy gracioso_ dije, aunque en realidad pensaba “Gracias a Dios”
     Subí las escaleras a toda prisa, quería alejarme cuanto antes de esa interrogación que mi padre me estaba haciendo antes de que se arrepintiera y comenzara de nuevo.
     Eran las 8 de la noche ya, había estado mucho rato en el parque, me había despejado un poco, aunque seguía teniendo ese vacío en el estómago… y no creo que fuera por el hambre. Mi madre no le había contado nada, y si no lo había hecho ya, no estoy muy segura de que fuera  hacerlo más tarde, creo que me iba a dejar hacerlo a mí. Menudo marrón se me caía encima, sé que mi padre era más liberal que mi madre, pero aun así pensaba que mi madre se lo tomaría mejor de lo que se lo había tomado, así que ya no confiaba mucho en mi intuición. Era mi deber contarle a mi padre lo que me pasaba, y no soportaría por mucho tiempo esos nervios, así que cuanto antes lo hiciera mejor.
     No estaba muy decidida a hacerlo, ni siquiera estaba preparada, pero ya que hoy había sido el día de las confesiones, tenía que hacerlo sí o sí.
     Una de las cosas que me daban más miedo de la reacción de mi padre, era que me echara de casa, como había hecho mi mamá. Sabía que no me podía ir a lo de mi abuela, eso estaba claro, y no tenía ninguna amiga con la que me llevara especialmente bien, bueno… ni siquiera tenía una amiga a la que poder pedir ese grandísimo favor.
     Me conecté al ordenador, para ganar tiempo, y entré a la plataforma del colegio. Era una página webs donde nos mandaban información, hacíamos exámenes… estaba bastante lograda, aunque no la utilizábamos mucho porque el internet de la escuela daba mucho que desear. Me habían mandado una petición de amistad al MSN que se encendió al mismo tiempo que mi ordenador… ¿Quién será?... Artemisa.
     También tenía un correo de ella, entré a leerlo rápida mente… esta es la chica que hablaba en el ordenador del colegio.
     “Hola Amelia, soy tu admiradora secreta, perdona que no te diga quién soy, pero tengo miedo de las reacciones… soy una cobarde lo sé, pero me gustas mucho y no quiero perder la oportunidad de conocerte. Agrégame al MSN y a ver si coincidimos.
PD: Espero te que te gustaran mis rosas.
Tu admiradora secreta.”
     Este mensaje me dejó pensativa unos instantes… había sido muy duro salir del armario para enamorarme ahora de una chica que estuviera dentro. Así que le contesté…
     “Hola Artemisa, lo siento mucho pero me ha costado demasiado salir del armario como para enamorarme ahora de una chica que no conozco, han sido demasiados años de burlas… no puedo enamorarme de alguien cuyo miedo pueda más a que estemos juntas, de verdad lo siento.”
     Cerré el MSN y me quedé pensativa, pensaba que mi admiradora secreta era una chica valiente, y resulta que tan solo es una cobarde… cortaron mis pensamientos la voz de mi padre que me llamaba a comer. Abrió la puerta de golpe para avisarme y me sobresalté. Había llegado la hora.
_A_ Papá, puedes pasar un momento, tengo que contarte algo.
_P_ Si claro, dime_ dijo sentándose en la cama junto a mí y mirándome, cosa que me puso más nerviosa aún.
_A_ Soy lesbiana_ dije sin pensármelo dos veces.
_P_ No pasa nada
     ¿Cómo?, ¿No pasa nada? ¿Eso es todo? ¿Todo el día preocupado por su reacción y lo único que obtengo es un no pasa nada? No me quejo, pero tampoco es lo que esperaba.
_A_ No es nada malo ¿no?
_P_ ¿Claro que no, pero estás segura?  O sea, no has estado con ningún chico aún… ¿cómo sabes?
     Ya me estoy cansando de esa preguntita, siempre la misma, qué poca imaginación…
_A_ ¿Tú antes de estar con una mujer tenías dudas?
_P_ No
_A_ Pues yo no he estado con ningún hombre y tengo claro que me gustan las mujeres.
_P_ ¿Le has dicho a tu madre?
_A_ Sí, ya le dije esta tarde cuando vine del instituto.
_P_ Ok, baja a cenar anda.
_A_ Sí, baja tú que ahora voy yo.
     Mi padre salió de la habitación y escuché sus pasos bajar por las escaleras.
     Un enorme suspiro de alivio se escapó de mis labios. No había pasado nada. Ahora era libre por fin… ya era hora.
     Baje las escaleras después de 5 min y me senté en la mesa, ya estaban comiendo. Fue una cena bastante incómoda, nadie hablaba, los dos estaban en silencio mirando el plato. Tenía la sensación de que nada volvería  a ser como antes… quizás me estuviera arrepintiendo… ¿qué había hecho?
     Esa noche fue un poco extraña, no me arrepentía de lo que había hecho, por fin era libre, pero no me gustaba el rumbo que la libertad había dado a mi familia. Mi madre se la pasaba triste y melancólica, y mi padre absorto en sus pensamientos y callado. Si así iban a ser todos los días a partir de ahora, no estaba muy segura de sí había hecho bien al contar lo mío. Tal vez había sido demasiado egoísta, y había sacrificado la felicidad de mis padres frente a la mía propia, pero ya era demasiado tarde para volver atrás. De todos modos, esto tarde o temprano se sabría, y mejor que se vallan haciendo la idea cuanto antes.
     Me fui a la cama un poco más tranquila, ya mis padres sabían, todo estaba raro ahora en la casa, pero lo peor había pasado. Ya había conseguido que mis padres me aceptaran, no me entienden aún, pero al menos me aceptan. Ahora tocaba mostrarles lo feliz que sería junto a una mujer. Bueno en realidad lo más difícil sería, encontrar a una mujer para mí.
     Miré mi reloj y ya era hora de dormir, eran sobre las once de la noche, y el día había sido más duro de lo que pensaba, había acabado bien, pero había sido demasiado largo a mi parecer.
     Lo único bueno que me había pasado en el día, fue ver el hermoso cuerpo de Laura. Era tan linda. ¿Cómo no me había dado cuenta antes? Claro no se le podía ver la cara. Qué pena que fuera tan desagradable conmigo.  Tal vez me pasé un poco diciéndole que tenía lindos ojos, espero que no pensara que quiero ligar con ella ni nada de eso. Todas las heteros les dan por pensar en lo mismo. Bueno y la inesperada visita de mi admiradora secreta, tan linda ella. Regalándome una rosa cada día y sacándome de los líos en que me mete Patricia. Con el día tan ajetreado que tuve hoy, ni me acordé de ella. ¿Quién será? ¿Se atreverá a salir algún día y dar la cara? Ya me gustaría saber quién es… aunque es bastante difícil ya que ninguna niña se acerca a mí a no ser que sea para molestarme o insultarme, a excepción de Jennifer, que por cierto no la vi hoy en el recreo, tampoco estaba muy concentrada la verdad, igual no me fijé bien.
     Pensando en ella me quedé dormida, estaba intentando recordar cómo era, su figura, su voz, sus gestos, su cara… la había visto pocas veces, pero era una niña bastante linda. Mañana iré a buscarla a su clase, tengo que buscar una excusa para hablar con ella. ¿Qué puedo decirle? Le puedo preguntar que qué tal le va todo con lo de las chicas y eso. Así verá que me preocupo por ella y no creo que me dé de lado. De todos modos, no se ve una chica que le guste hacer daño a las otras personas. Me da buena intuición, me cae bien, creo que puedo confiar en ella y quien sabe, igual podremos llegar a ser buenas amigas…
…………………………………….-.-……………..Ringgggg….ringggggg…………… o.o…………………………………
     Ya amaneció, con lo buena que estaba la cama me tenía que despertar este maldito despertador, quiero quedarme otro ratito, hacia noches que no dormía también, será que mi conciencia al fin está tranquila y por eso me deja dormir. No sé, la cosa es que cuando me abrazo a la almohada pensando en que mi madre me llamaría al ver que no me levanté para desayunar, y cerrando los ojos, me quedé dormida de nuevo.
_A_ ¿Qué hora es?_ Me termino de despertar._¡¿Qué?! ¡No puede ser! Las 10_ Me levanto a toda prisa de la cama, ya voy a llegar tarde seguro, pero al menos intentaré colarme en el recreo y daré las últimas clases.
     ¿Por qué no me habrá avisado? ¿Será que aún está enojada por lo de ayer? Sí, seguro que es eso, mi madre no se ha quedado dormida desde que tengo uso de razón, y mira que lo he deseado veces…
     Me levanto y voy corriendo a la cocina a ver si puedo pillar algo para comérmelo por el camino, y allí está mi madre, sentada tomándose una taza de café.
_A_ ¿Por qué no me despertaste?
_M_ ¿Eres grande para saber que te gusta en el sexo y no para despertarte temprano para ir a clases?
_A_ Ok_ entendido, seguía estando dolida, y por lo visto esto no se le pasaría fácilmente.
     Salí por la puerta de mi casa, a la velocidad de la luz, e intenté llegar lo antes posible al colegio para ver si me dejaban entrar antes, sino tendría que esperar al recreo, que era mi última opción.
     ¿Qué profe está de guardia?... Don Ramón, este es el de informática… creo.
_DR_ ¿Deseaba usted algo? _Oí una voz por detrás.
_A_ ¿Es usted el profesor de guardia?
_DR_ Sí, soy yo.
_A_ Es que necesito que me deje incorporarme a la clase, porque tuve un pequeño accidente y no pude llegar antes.
_DR_ ¿Viene usted sola o acompañada de sus padres?
_A_ Me dejaron en la puerta porque tuvieron que irse.
_DR_ No sé si podré dejarla pasar así como así…
_A_ Por favor profesor le prometo que no volverá a pasar.
_DR_ Se me puede caer el pelo si te dejo pasar_ Eso me pareció gracioso viniendo de él porque tenía una enorme calva… pero aguanté la risa.
_L_ Yo me hago responsable de ella_ Escuché por detrás.
_DR_ Laura, no puedo dejarla pasar.
_L_ Vamos don Ramón, no pasará nada, conozco a esta chica, está en mi clase y sé que no lo volverá a hacer.
_DR_ Bueno, está bien, por esta vez te lo dejaré pasar, pero que no vuelva a suceder.
_A_ No don Ramón, lo prometo.
     Don Ramón se alejó por el pasillo y me quedé sola con Laura.
_A_ Gracias…
_L_ No es nada.
_A_ Oye, quería aprovechar para pedirte disculpas por si te sintió mal lo que dije de tus ojos, en serio me parecen lindos.
_L_ No te preocupes, no me sintió mal, es que no estoy acostumbrada a que me digan esas cosas, es todo.
_A_ Normal, llevamos unos cuantos años siendo compañeras de clase y es la primera vez que te veo los ojos.
     Ella me miró y sonrió.
_L_ Ok, tal vez sea verdad.
_A_ ¿Qué hacías fuera de clase?
_L_ Fui al servicio y te encontré, ya hemos llegado.
_A_ Yo me quedo aquí, no puedo entrar 30 min tardes.
_L_ Tranquila, déjamelo a mí_ dijo guiñándome un ojo.
     Llamó a la puerta con tranquilidad.
_L_ Profesora, me dijo la señora directora que disculpe a la alumna Amelia por llegar tarde, que la entretuvo en su despacho y no se fijó en la hora._ Yo me quedé mirando a Laura con cara de ”¿qué estás diciendo?” hasta que me dio un codazo y comprendí.
_Pr_ Gracias Laura, Amelia siéntese.
     Me senté en mi asiento con normalidad, abrí mis libros y atendí al resto de clase que me quedaba. No estaba comprendiendo mucho, porque acababan de empezar la lección, pero algo es algo y menos es nada, así que intenté concentrarme en la lección por el poco tiempo que me quedaba.
     La sirena que daba por terminada la clase sonó, y yo, en pos de poner en marcha mi plan para contactar con Jennifer me acerqué a su clase.
     Al principio esperé en la puerta a que saliera, pero como no lo hacía me acerqué para ver su interior… No estaba, que raro.
_A_ Perdona, ¿no vino Jennifer?_ le pregunté a un niño que estaba recogiendo sus cosas.
_N_¿ No te as enterado?
_A_ No, ¿De qué?                                                                                                                                                       
_N_ Jennifer sufrió ayer una sobredosis y se la llevó la ambulancia. No sabemos nada de ella…
_A_ ¿Cómo? No puede ser, ¿en qué hospital está?
_N_ No sé, ¿Qué crees que soy niñero?
_A_ Gracias de todas formas_ valiente mal educado…
_N_ Chao_ me dijo mirándome de arriba abajo con desprecio.
     Para una persona que encontraba con la que poder entablar una amistad… y ahora está en el hospital. Tengo que saber que pasó. Iré después de clase a verla… ¿cómo podré saber en qué hospital esta?... Laura
     Salí al recreo a buscar a Laura, miré por todos lados y no la encontraba. Su madre era la directora  y de seguro ella podría ayudarme a encontrar la dirección de su casa al menos.
     Me dirigí al cuarto de baño a echarme agua fría en la cara, tenía que despejarme un poco.
_A_ ¿Pero dónde coño te has metido Laura?_ pensé en voz alta.
_L_ ¿Me buscabas?_ dijo saliendo de uno de los baños.
_A_ Emm… lo siento estaba pensando en voz alta.
_L_ No te preocupes, ¿para qué soy buena?_ dijo sonriéndome… ¿esta coqueteando conmigo o es cosa mía?
_A_ Pues…esto…_me había quedado un poco perdida entre mis pensamientos… que linda sonrisa…
_L_ ¿Hola?..._dijo mirándome un poco raro y divertida a la vez.
_A_ Lo siento_ me sonrojé_ ¿Recuerdas la ambulancia que sonó ayer mientras estábamos encerradas?
_L_ Ajá, lo recuerdo ¿por?_ dijo frunciendo el ceño por unos segundos
_A_ Pues venía a por Jennifer una chica de otro cur…
_L_ Sí la conozco_ dijo interrumpiéndome_ ¿Y?
_A_ Pues me gustaría… saber… si puedes ayudarme a averiguar por tu mamá en qué hospital está o donde vive al menos.
_L_ ¿Puedo saber el por qué?
_A_ Sí, bueno no, bueno… en realidad no hay ningún por qué, solo me gustaría saber  cómo está.
_L_ Está en coma.
     Mi corazón dio un vuelco.
_A_ ¿Co…co…cómo?
_L_ Pues que está en coma. Lo siento, se ve que erais buenas amigas, no sabía.
_A_ Bueno… en realidad no nos conocemos mucho, solo hemos hablado un par de veces, pero es una buena niña, y quería seguir conociéndola._ me costaba hablar, esta noticia sí que no me la esperaba en absoluto, ¡está en coma!_ ¿y tú como sabes?
_L_ Pues mi madre me dijo ayer mientras cenábamos, me la puso de ejemplo porque no tenía hambre, por lo visto la chica esta se tomó un bote entero de pastillas para adelgazar, le hicieron un lavado de estómago, pero no fue suficiente.
_A_ No puedo creérmelo_ dije.
     Me agarré como pude al lavabo, para no caerme, las rodillas me estaban temblando, no entendía cómo alguien que apenas conocía estaba causando ese efecto en mí. Mis ojos se nublaron por unos momentos y la calor aumentaba, casi me caigo y Laura me agarró por la cintura.
_L_ ¿Estás bien?
_A_ Sí, creo.
     Me tenía abrazada, sus manos estaban en mi cintura y mi cabeza apoyada en su hombro. Hacía tiempo que una chica no me abrazaba. La única que lo hacía últimamente era mi admiradora secreta, aunque sinceramente, ya me estaba cansando un poco de su juego, si quería estar conmigo que diera la cara de una vez.
_L_ Te llevaré a la enfermería
_A_ No por favor, ya me encuentro mejor_ me re compuse un poco y me senté sobre el lavabo._ ¿Sabes en qué hospital está?
_L_ Creo que está en el de Reina María, pero no estoy muy segura.
_A_ ¿Crees que tu madre sabrá?
_L_ No sé, no creo.
_A_ Gracias de todos modos.
     Ella se quedó allí de pie mirándome por unos segundos, yo tenía los ojos cerrados, pero sentía su mirada clavada en mí. Seguramente le daría pena.
     La sirena que daba por acabado el recreo sonó.
_L_ Tenemos que marcharnos.
_A_ No voy a ir a clases.
_L_ Deberías ir, pero es tu decisión._ justo después de decirme eso salió.
     Sé que tengo que ir, lo sé, pero no iba a poder prestar atención, tocaba estadística, y llevaba bastante bien esa materia, así que por suerte podía correr el riesgo de saltármela por hoy.  
     Me gustaría saber por qué Jenny hizo eso, si la última vez que la había visto se la veía tan feliz, no puedo imaginarme que se le pasaría por la mente. Tenía que descubrir que le había pasado, y tenía que demostrarle también, que podía contar conmigo.
      Solamente había hablado con esa chica una vez, y sentía tristeza al pensar que no volvería a hacerlo, ¿cómo pudo llenarme tanto con solo una conversación? Esa chica es muy especial, lo sé, tiene algo que me atrae, no como mujer, no puedo explicarlo, es como si tuviera un imán que me atrajera hacía ella. Cerraba los ojos y tan solo podía ver su sonrisa, y sus ojos. Tenía que volver a verla, y cada segundo que pasaba, estaba más convencida de ello.
     Esta hora se me hizo interminable. Y a la siguiente ya volví a clase. Esperé unos segundos para que el profesor saliera y no me viera.
     Cuando llegué a clase me senté y al abrir la mochila para coger mis libros encontré un sobre cerrado. ¿Será de mi admiradora secreta?... Lo abrí sin más pausa, ponía el nombre del hospital en que se encontraba Jennifer, el número de habitación y en la esquina de abajo había dibujada una rosa.
     Es curioso, no sé cómo puede hacerlo, pero siempre está ahí cuando la necesito. Por instinto miré a Laura, ella era la única que sabía que yo estaba intentando descubrir quién era mi admiradora secreta… pero… ¿Cómo iba a ser ella? Ella estaba encerrada conmigo una de las veces en la que mi admiradora secreta apareció. No creo que sea ella…
     Estaba acostada en la mesa, con la capucha de la camisa puesta y los ojos cerrados. Estaba tan linda… me dieron ganas de levantarme y besarla… se veían tan dulces sus labios…
     El ruido de los libros de mi maestra me despertó de mis cavilaciones. Los había soltado en la mesa con fuerza para que todos empezáramos a atenderla.
    Entre reyes y guerras se pasó la hora casi sin darme cuenta, miraba al libro y él me miraba a mí.  Estaba decidido, me pasaría al salir de clase por el hospital para saber cómo estaba ella. Necesitaba saberlo. De vez en cuando miraba a Laura, que miraba en todo momento a la profe. No me miró en ningún momento aunque yo quería que lo hiciera.
    Informática y Francés, separación de clases, se me iba lo único bonito que tenía en la hora, iba a ir a ver a esperar a Laura en la puerta del aula de informática al terminar las clases, iba a agradecerle lo que había hecho por mí y a decirle que ya no hacía falta que le preguntara a su mamá y por qué mentirme, quería verla.
     La  hora fue aburrida, se hizo casi interminable, tenía ganas de verla, tenía muchas ganas de verla, y al mismo tiempo deseaba saber cómo estaba Jenny. Sentía como un cruce de sentimientos se aliaba dentro de mí, y me estaban volviendo loca. Nunca había sentido esto, y deseaba que terminara ya, quería alejarme, y quedarme sola, a pensar, pero eso no arreglaría nada, tenía que seguir con mi vida y descubrir su estado.
     Al terminar las clases me dirigí al aula de informática pero ya estaba cerrada, no podría decirle, así que le diría mañana, total, no creo que hubiese problema.
     Mi siguiente parada era el hospital, iría a mi casa luego. Total para ver las caras tristes de mis padres después de mi confesión, y el ambiente incómodo… sin duda el hospital tendría mejor atmósfera que mi casa en estos días.
     Saqué mi teléfono móvil del bolsillo y le dejé un mensaje de voz a mi madre diciéndole donde iba y el por qué, supongo que lo entenderá.
     Llegué al hospital después de un rato de caminata, estaba más lejos de lo que pensaba, y me paré en la puerta. ¿Entraba o no entraba? Difícil decisión. Había recorrido media ciudad, decidida a verla, y ahora tenía miedo de lo que pudiera encontrarme.  ¿Cuándo se había convertido esta chica tan importante para mí? ¿En qué momento ocurrió que no me di cuenta?
     ¡Maldita timidez! ¿Qué hago? ¿Y si su madre no me deja entrar a verla? Peor aún y si… ¡no! Ni pienses eso Amelia, eso no ocurrirá.
     Me decidí a seguir a delante, pase lo que pase, tenía que intentarlo, por Jenny.
     Subí las escaleras con miedo, pero las subí, tenía que saber cómo estaba. Llegué a la puerta de su habitación, su mamá estaba en la puerta con otra señora, y ambas se quedaron mirándome extrañadas…
     La señora me miraba tan fijamente que me acobardé más de lo que estaba. ¿Sabría algo de mí? ¿Le habrían llegado rumores?
     Me detuve de repente, me daba miedo, mucho miedo que me rechazara, y no me permitiera ver a su hija, miré a mi alrededor, y sin pensarlo dos veces di la vuelta sobre mí.
M_ ¡Espera!
    ¿Era a mí a quien se refería? Me volví un instante, las piernas me temblaban.
A_ ¿Es a mí?
M_ Sí, es a ti, ¿tu vienes a ver a mi hija?
A_ ¿Es usted la madre de Jenny?
M_ Sí, lo soy, ¿y tú eres?
A_ Me llamo Amelia, y estudio en el mismo centro que su hija. Nos conocimos hace poco y pues recién me enteré lo que le pasó y vine a saber de ella, disculpe las molestias.
M_ No te preocupes, no es ninguna molestia, es solo que después de todo lo que mi hija ha pasado en ese centro, me volví un poco desconfiada.
A_ La entiendo señora, no hay problema.
M_ Pasa si quiere, sigue en coma, pero no le vendrá mal algo de compañía, y  si me lo permites iré a por un café, si hay algún avance estoy en la cafetería, de todos modos no me tardo.
A_ Sí señora, aquí me quedo.
M_ No me llames señora, mi nombre es Miranda.
     La señora me abrió la puerta y me dio paso,  y serró después de decir.
M_ Cuídamela bien, no me tardo.
     La madre de Jenny se fue y me dejó sola en la habitación. Me giré y allí estaba ella. El color blanco de su piel me asustó, el silencio, la tranquilidad de esa sala, me inquietaban, me daba la sensación de que estaba muerta y que no volvería a verla.
     Me acerqué despacio a donde estaba, y me senté a su lado, tan solo la miraba, no sabía qué hacer. Entonces recordé que en las películas decían que era bueno hablarles, que nos escuchaban y pues lo intenté. No tenía ni idea de que podía decirle, apenas la conocía, pero quería que sintiera mi voz, que supiera que estaba ahí, y que cuando despertara, supiera que podía contar conmigo.
     En la mesita de al lado había un ramo de rosas rojas… ¿y sí Jennifer era mi admiradora secreta? No lo creo seguro sería pura casualidad…
     Cogí un libro que había en la mesita, sería de su madre supongo, y lo abrí por la primera página y comencé a leer.
     Tenía la esperanza que despertara estando ahí conmigo, pero no lo hizo.
     Cada pausa levantaba mi mirada y la dirigía a ella, pero seguía inmóvil, y yo continuaba leyendo.
     Al poco tiempo llegó su madre, le di un beso en la frente y me fui, prometiéndole que volvería mañana a seguir leyéndole.
M_ Gracias por venir a verla.
A_ No se preocupe señora, es una buena chica, todo saldrá bien.
M_ Eso espero_ dijo con gesto triste mirándola.
     No podía quitarme de la mente las rosas, y le pregunté.
A_ Que bonita son las rosas.
M_ Sí, se las trajo su padre, creo que son del  jardín.
A_ Son muy bonitas… bueno señora, tengo que marcharme, mañana vendré de nuevo si no le importa.
M_ Claro que no_ dijo sonriendo_ puedes venir cuando quieras…
---------------------------------------------------0--------------------------------------------------------------
     Los días pasaban, y cada tarde iba a verla, y seguía igual, sin cambios, con las mismas esperanzas que despertara como el primer día. Le leía, le contaba lo que me pasaba en las clases, las incansables perrerías de Patricia y su pandilla, sin palabra alguna de su parte, se había convertido en mi confidente, y mi mejor amiga. Yo sabía que ella me escuchaba, no sabía porque pero lo sentía. Agarraba su mano deseando que me lanzara alguna señal de que lo hacía…
     La idea de que fuese mi admiradora secreta seguía rondando mi cabeza… y la idea de que no volviera a despertar iba creciendo a la par que pasaba el tiempo.
     Hace dos meses que ella está en el hospital, y en dos meses no he faltado ni una tarde a nuestras citas de lectura.
     Mis días en clases siguen iguales, aunque intento esforzarme lo máximo, no sé porque pero quiero que cuando despierte se sienta orgullosa de mí, y se dé cuenta que a pesar de todas las putadas que Patricia y sus amigas me hacen cada día, no van a conseguir que eche mi vida por la borda, lograré ser lo que yo quiero en esta vida, aunque tenga que luchar contra el mundo, quiero demostrarle que la vida merece la pena a pesar de todos los problemas… quiero que se levante de esa cama con ganas de vivir, con ganas de luchar, y que vuelva a ser la chica alegre que conocí….
     Hace dos meses exacto que no sé nada de mi admiradora secreta… no dejo de pensar que era ella, Jennifer… eso me desconcierta un poco, nunca había pensado que fuera ella, igual todo ha sido casualidad, no sé.     
     Miro la hora de mi reloj, ya está por tocar el despertador, me quedan 5 min… Lo mejor será que me levante ya y valla preparando las cosas.
     Mi mamá no me despierta ya desde que le dije que soy les, la situación entre ella y yo ha vuelto a la normalidad, me quiere  y me lo ha demostrado con creces, aunque aún hace comentarios que me hieren… igual lo hace sin darse cuenta, no sé,  aun así no se los hecho en cuenta, sé que tuvo que ser muy duro oír lo que le dije.
Rinnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnn
     Apago el despertador, al final me sonó estando en la cama, ahora sí que no me queda otra que levantarme.
     Me visto, desayuno un dulce que es más rápido y me voy al colegio, a veces extraño los desayunos de mi madre, pero ni modo.
     Yendo  al colegio empieza a llover, gracias a dios cogí el paraguas por si acaso.  Hace frío, meto una de mis manos en el bolsillo y tapo mi boca con el cuello alto de la camisa.
     De repente siento como tiran de mi paragua, soltándose de mi mano, me vuelvo, y allí están ellas de nuevo… ¿es qué no tienen nada mejor que hacer?
A_ Devolvedme el paraguas por favor…
P_ ¿O si no qué?
A_ Os lo estoy pidiendo por favor, no quiero problemas.
P_ ¡Uy! La asquerosa nos lo pide por favor… a ver… arrodíllate, y te lo damos.
A_ Estáis locas si creéis que os voy  a suplicar._ Ya estaba mojada, el frio del agua se colaba entre mis huesos.
P_ Entonces te quedas sin paraguas, te vendrá bien mojarte, a ver si con el agua se te va lo asquerosa.
     Tras decir esto lanzó el paraguas al suelo, y se marcharon.
     Llevaban años burlándose de mi condición sexual, aun así, me dolían sus comentarios.
     Cogí mi paraguas del suelo aunque ya de poco me iba a servir, estaba roto…
A_ Gracias Patricia, una vez más gracias_ esto lo dije en voz baja.
L_ He visto lo que te han hecho, no deberías permitirlo._ dijo una voz detrás mía.
     Me volví, y ahí estaba ella, no habíamos hablado desde la última vez que le pedí que me ayudara con Jenny.
A_ ¿Perdón?
L_ Que no deberías dejar que te trataran así.
A_ Ya me he rendido con ellas, no quiero problemas.
L_ Yo puedo ayudarte, puedo decirle a mi madre lo que ha….
A_ No gracias, yo me las arreglo_ ¿Se está preocupando por mí?
L_ Ok, como quieras.
     Tras decir esto siguió su camino… La he fastidiado todo… tengo que arreglarlo.
A_ ¡Espera por favor!
     Laura se detuvo y se dirigió hacía mi.
A_ Estoy cansada de estar todo el tiempo sola, no quiero que pienses que te utilizo, pero no quiero meterte en esto a ti también, me da miedo que la tomen contigo.
L_ No te preocupes por mí, si algo bueno tiene ser la hija de la directora es la sobreprotección... bueno y para qué mentir… utilizar sus charlas de escusa cuando llego tarde a clase tampoco me viene mal.
     Yo sonreí y ella lo hizo conmigo. Bonita sonrisa, casi ni la recordaba.
A_  ¿Tienes algo que hacer en el recreo?_ ¿Le he pedido una cita?... soy tonta, como que va a malgastar su recreo para estar con….
L_ No, claro que no, al menos no nada que no pueda hacer en compañía.
    Esta chica, me confunde demasiado…
A_ ¿Nos vemos a esa hora? Mi única compañía desde hace dos meses ha sido Jennifer, y teniendo en cuenta que sigue en coma…  Necesito descargarme con alguien. No te lo tomes a mal.
L_ Pobre chica… Y no te preocupes, puedes descargarte conmigo como quieras_ al decir esto me lanzó un guiño que me dejó K.O.
     ¿Me está coqueteando o tiene un tic nervioso? ¿Qué hago?!! ¿Qué le digo? ¿Qué respondo?  ¡Va a notar que me puso nerviosa!
L_ ¿Estás?
A_ Amm, si claro, bueno vamos a clase que si no llegaremos tarde.
L_ Claro_ Tras decir esto volvió a sonreír, era lo único que necesitaba para matarme…
     Sentía mi corazón latir super rápido, no sabía que decir, como actuar, y todo el camino a la clase fue en silencio. Deseaba agarrar su mano, tocarla, pero me daba mucho miedo su reacción, así que no lo hice.
     Las clases antes del recreo se pasaron mirándola con disimulo y escribiendo su nombre y el mío en un papel, pero me daba tanto miedo de que alguien pudiera leerlo, que lo escribía y lo borraba una y otra vez. En serio me gustaba esa niña, ¿cómo no me había dado cuenta antes? ¿Pero qué pasará cuando mi admiradora secreta despierte de su coma? Temo a hacerle daño, ¿qué coño hago?
     Cubrí mi cara con mis manos de la desesperación, ahora todo estaba en mi contra, no quería hacerle daño a Jennifer, pero me estaba empezando a gustar demasiado Laura…
     La sirena del recreo sonó, pero no me di cuenta de ello hasta que sentí la mano de alguien tocar mi espalda.
L_ ¿Nos vamos?
A_ ¿A dónde?
L_ Pues al parque.
A_ No puedo… tenemos clase.
L_ Jajaja, ¿dónde has estado durante la clase?
     Su risa me mosqueaba un poco, no sabía por qué se estaba riendo ¿era de mí? ¿se habría dado cuenta de que estaba mirándola?
     Ella notó la preocupación en mi cara y se apresuró a dar respuesta a mis pensamientos.
L_ Lo decía porque la profesora nos dijo que faltaron algunos profesores. Tenemos la clase siguiente libre.
 A_ Que bien…_ no me alegraba mucho de la noticia para que mentir, después de mis pensamientos me estaba arrepintiendo de haberla acercado a mí.
L_ Si no quieres lo dejamos para otro día._ ¿Esta chica me lee el pensamiento?
A_ No, tranquila, vamos al parque.
      El camino hacía el parque se pasó igual de silencioso… no sabía que hablar con ella, bueno, en realidad sí sabía, tenía muchas cosas que preguntarle y muchas ganas de conocerla, pero no quería acercarme demasiado.
     Al llegar nos sentamos en un juguete para niños chicos que  tenía techo, estaba todo mojado y no había otro lugar que estuviera seco.
L_ Lo siento, creo que no ha sido muy buena idea venir teniendo en cuenta que esta mañana estaba lloviendo.
A_ No te preocupes_ dije intentando esbozar una gran sonrisa.
L_ ¿Qué tienes?
A_ Muchas cosas, tanta que me cuesta levantar la cabeza de la almohada cada mañana…
L_ ¿Tan cansada te hacen sentir?
A_ No… es que me pesan…
L_ jajajaja_ Laura empezó a reír, me gustaba su risa… ¿acaso había algo que no me gustara de ella?
     Una y otra vez me preguntaba cómo no me había fijado antes en ella, era perfecta.
L_ Ahora en serio ¿quieres contarme?
A_ La verdad no me vendría mal una confidente_ al menos para algunos de mis problemas, ya que de los que ella formaba parte no diría ni una palabra, como es normal.
L_ Soy toda oídos.
A_ No sé por donde empezar.
L_ Empieza por Jennifer ¿Te afectó mucho lo suyo no? ¿Erais pareja? Bueno sois…
A_ No, cómo crees, somos amigas… bueno en realidad solo hablamos un par de minutos, me calló bien, me sentí identificada con ella.
L_ ¿Entonces no sois novias?
A_ No_ Sonreí ante su insistencia.
L_ Pero… Si eres lesbiana ¿o no?
A_ Sí, soy lesbiana… esta es la fuente de mis problemas.
L_ ¿Te arrepientes?
A_ No, es lo que soy, y si le gusta o no a la gente me importa poco.
     Ella sonrió y miró hacia el frente.
L_ Eres muy valiente.
A_ Soy una cobarde.
L_ ¿Por qué dices eso?
A_ Tengo cada día a medio colegio insultándome, burlándose de mí y haciéndome la vida imposible por lo que soy, por algo de lo que yo no elegí, no lo cambiaría nunca, porque es lo que soy, pero soy incapaz de hacer nada…
L_ A veces es más valiente el que sabe controlar la situación que el que se lía a golpes con todo.
A_ Sí puede…
L_ ¿Tus padres saben?
A_ Ajá, les conté hace dos meses más o menos.
L_ Valla mes aquel eh, todo te pasó.
A_ Sí, ya puedo escribir un libro de mi vida y resumirlo en dos hojas.
L_ Jajaja… Bueno seguro que esas dos hojas son más interesantes que muchos libros que he leído.
A_ Si, supongo.
L_ ¿Y qué harás cuando despierte?
A_ ¿Jenny?
L_ Sí.
A_ Pues me gustaría llevarla al bosque, allí hay un lago y por la noche se ve hermosa la luna reflejado en él. Todo parece tan insignificante después de ver aquello… Me gustaría hacerle entender que la vida es tan hermosa, que nada merece apartarnos de ella.
L_ Qué linda.
     Se quedó mirándome fijamente a los ojos, y yo a los suyos, sin decir nada, solo mirándonos, tenía unos ojos preciosos, siempre los llevaba ocultos por el pelo, pero hoy los tenía  a la vista.
    Un ruido de unas ramas partirse atrajo nuestra atención, y ambas miramos a la vez, no había nadie, seguro había sido algún animal…
     Seguimos conversando un poco más de cosas triviales, música, libros, aficiones… me gustaba hablar con ella, sentía que me comprendía, que sabía de lo que hablaba, aunque era una chica bastante introvertida y no contó mucho de su vida privada.
     El tiempo se pasó, y teníamos que volver a clase, esa chica me había hecho olvidarme por un momento de todos los problemas y preocupaciones que habían estado rondando mi mente, en solo una hora. Por el camino seguimos hablando de cosas sin importancia y riendo, mis chistes eran muy malos, pero no sé por qué ser reía, y lo hacía con ganas. Me encantaba su sentido del humor.
L_ Pues ya hemos llegado a clase, entre usted primero_ dijo dándome paso con la mano.
A_ Gracias_ dije sonriendo.
     De repente una chica corrió hacía mí y me besó…
     Como pude la aparté y miré a Laura que me miraba con cara de asombro.
A_ ¿Quién coño eres? ¿Y por qué me besas?
Desconocida_ Cariño ¿ahora vas a decir que no me conoces?
     La verdad es que no conocía de nada a esa niña, no sé qué pretendía o pretendían… Justo al fondo de la clase, Patricia y sus amigas se morían de risa con la escena.
A_ Yo… yo… yo no sé nada Laura, lo prometo.
P_ Ooooh, mirad chicas, Amelia le puso los cuernos a la hija de la directora y ahora lo niega.
R_ Eso no está bien Amelia, ya decía yo que eras una asquerosa.
L_ Yo no tengo nada con Amelia, solo somos amigas…
A_ Te prometo que no sé nada de esto, esto es una trampa de Patricia.
P_ Por favor Amelia_ dijo con cara de resignación_ no eres tan importante para mí.
     Laura se sentó en su silla, mientras esta niña seguía abrazada a mí. 
D_ No digas que no me conoces cariño, que lo pasamos muy bien anoche_ me dijo volviéndome a besar.
A_ No digas tonterías_ dije apartándome de ella_ te juro que no la conozco.
L_ No me importa lo que hagas con tu vida Amelia, no somos nada.
     La niña esta, empezó a llorar y salió corriendo desconsolada de la clase.
P_ Ya sabía yo que eras una lesbiana asquerosa pero no que lo fueras tanto, aprovecharte de una niña y negarla ahora… ¿cómo puedes ser así?
     Yo me abalancé sobre Patricia y la pegué a la pared, aprisionando sus manos sobre su cabeza.
A_ Eres una hija de puta. A ver si olvidas de una puta vez el pasado y me dejas vivir mi vida en paz.
     El novio de Patricia me agarró y me separó de ella lanzándome sobre unos pupitres mientras toda la clase hizo un coro a mí alrededor que no me dejaba ver a Laura.
     Odiaba el hecho de no saber que estaría pensando de mí ahora, con aquella mentira, por Dios ella me conoce, sabe que sería incapaz de hacer eso… ¿Cómo puede creer que yo haría algo así…?
O_ ¿Qué pasa lesbianita? Necesitas que un hombre de verdad te dé una lección.
A_ No me digas que tú eres ese hombre_ dije intentando levantarme, me dolía la espalda, me había golpeado fuerte, y a duras penas podía hacerlo.
     Oscar me levantó la mano dispuesto a golpearme de nuevo, pero gracias a Dios llegó la profesora… mi cuerpo se relajó en el instante en que reconoció su voz entre el bullicio y cerrando los ojos caí al suelo desmayada.
---------------------------------------------------------o----------------------------------------------------------------
     Al abrir los ojos de nuevo me encontraba en la enfermería del instituto, mi madre estaba afuera hablando con la maestra de algo que no alcanzaba a escuchar. Me miró un instante y ambas entraron a donde yo estaba.
Profesora_ Luisa, ya despertó.
A_ ¿Qué hago aquí?
Pr_ Estás en la enfermería del colegio, tuviste un enfrentamiento con Oscar… ¿recuerdas?
A_ Sí, a duras penas.
     Mientras que hablábamos, la enfermera me tomaba la tensión y me hacía seguir la luz de su linterna…
M_ Hija mía, lo sé todo, que sepas que mañana mismo te cambio de escuela.
A_ Mamá… me quedan dos semanas para terminar el curso.
Luisa_ Está todo correcto. Cuando quieras puedes marcharte, de todos modos júntate esta pomada en la espalda para el golpe.
A_ Gracias.
Pr_ Cierto señora, ahora mismo no podrá encontrar otro instituto que acoja a su hija.
M_ Sí, puede que tengáis razón. Pero quiero a ese niño expulsado de este instituto como mínimo y que sepa usted que voy a poner una denuncia.
Pr_ Vamos señora a tomar el aire que está usted un poco exaltada.
A_ Sí mamá, ve a tomar el aire, yo estoy bien.
     La profesora se llevó a mi madre, que no dejaba de decir burradas a causa de los nervios, que si denuncia al niño, a los padres por no educarlo bien, al centro por permitir niños así, a la profesora… Se estaba volviendo loca.
     Intenté incorporarme un poco, fue doloroso, pero lo conseguí.
P_ ¿Cómo estás?_ ¿Patricia?
     Me di la vuelta, y comprobé que mi oído no se había dañado con el golpe, si era Patricia.
A_ ¿Vienes con o sin el orangután que tienes por novio?
P_  Vengo sola.
A_ ¿Y para qué vienes?
P_ Vengo a pedirte perdón.
A_ ¿Perdón? ¿Tú? Creo que el golpe me afectó la cabeza.
P_ Ok, lo entiendo no debería estar aquí, lo siento. Solo quería saber cómo estabas.
A_ ¿Y desde cuando te preocupas tú por mí? Qué sepa nunca lo hiciste.
P_ Hubo una época en que sí lo hacía.
A_ Perfecto…_ dije dándome la vuelta y dándole la espalda_ no me recuerdes esa época en la que cometí el mayor error de mi vida.
P_ ¿Ser mi amiga?
A_ No, enamorarme de ti_ dije dándome la vuelta, estaba enfadada, no entendía que coño hacía ella ahí, nunca le había preocupado, ni que se hiciera la buena ahora conmigo que la conocía demasiado bien.
     Me estaba mirando directamente a los ojos, tenía tal mirada de tristeza que por un momento me ablandó.
A_ No me mires así Patricia_ dije dándome la vuelta.
P_ ¿Cómo te miro?
A_ Cómo si estuvieses arrepentida de todo, sé que no es así, así que deja de mirarme de ese modo.
     Patricia se acercó a mi espalda y me abrazó por detrás pegando su boca a mi oído.
P_ Lo siento.
A_ Será mejor que te marches.
P_ Yo…
A_ ¿Tu qué?_ me daba miedo que contestara.
P_ Nada_ dijo agachando su cabeza.
A_ ¡Márchate de una vez joder!
     Poco a poco se fue separando de mí, sentí como el calor de su cuerpo abandonaba mi espalda. No me gustó esa sensación… pero ahí estaba. Me trajo al recuerdo tantos momentos pasados…  No sabía que estaba planeando esta ahora, yo estaba mal, ¿es que no se daba cuenta?
      Mi corazón siguió latiendo rápido incluso después de que ella abandonara la habitación, necesitaba despejarme, relajarme, necesitaba a mi consuelo de todos los días, necesitaba ver a Jenny. Al fin y al cabo me había dado cuenta que ella era la única que no me negaría, ni me fallaría, sabía que aunque no me hablara, siempre estaba allí, y me daba tranquilidad eso.
     Cogí un papel de mi mochila, y le dejé una nota  a mi madre, diciéndole que estaba bien y que iba al hospital a ver a Jenny.
     Salí del colegio,  había niños en la puerta que se me quedaron mirando, seguro lo sucedido con Oscar ya habría dado la vuelta por todas las clases.
A_ Perfecto ahora seré la asquerosa lesbianita apaleada…_ dije a modo de susurro y pateando una lata de refresco que había en el suelo.
L_ Amelia… ¿podemos hablar?_ dijo una voz tras de mí, se le notaba triste, estaba casi llorando.
A_ No, no quiero hablar con nadie_ contesté sin tan siquiera volver mi mirada.
L_ ¿A dónde vas?, te necesito por favor…
A_ ¿Para qué quieres saberlo? Sé que no soy tan importante para ti._ el “te necesito” casi me hace volverme… pero me dolía mucho su traición.
L_ Por favor… déjame explicarte.
A_ ¡No quiero que me expliques nada!_ le grité, respiré profundo con lágrimas en los ojos_ Por favor, te pido,  déjame en paz.
    Tras decir esto no dijo nada más, yo empecé a andar hacía el hospital. Cuanta falta me haces Jenny…
     Mientras que iba hacía el hospital, intentaba no pensar en nada, pero mi mente no me hacía caso… Laura me había defraudado, había resultado no ser la chica que pensaba, aun así, una parte de mí estaba enfadada conmigo misma por no haberla escuchado.  El nombre de Patricia también rondaba mi mente, ¿qué estaría tramando? Tanto acercamiento hacía mí, ¿qué iba a decirme? Igual era una lesbiana reprimida y ahora quería confesarme amor… sería una buena razón para entender por qué tanto odio hacía mi… pero esto no es la vida real, no ocurren estas cosas.
    Ya estaba llegando al hospital, tenía un dolor de cabeza tremendo, necesitaba relajarme y hablarle. Necesitaba tanto que Jenny despertara…
     En la puerta de su habitación estaba su madre llorando, y el padre de Jenny la tenía abrazada. Había mucha gente con ellos, gente que no había visto nunca allí. Mi mente se fue para lo peor… estaba muerta. Mis piernas comenzaron a fallarme y caí de rodillas al suelo mirando a la madre. Ella levantó la cabeza con los ojos llenos de lágrimas y me miró fijamente haciéndome un gesto negativo con la cabeza y se abrazó a su marido llorando de nuevo.
     Un nudo se adueñó de mi estómago, no podía hablar, no podía ni tan siquiera abrir estos ojos inundados, un terrible dolor se asentó en mi cabeza y comencé a llorar con más fuerza que nunca.
     Nadie se acercó a mí, nadie. Me miraban desde lejos y se preguntaban quién era. De repente sentí unas manos que me ayudaron a levantarme y un cuerpo que me abrazó.
M_ Lo siento mucho.
     Era mi madre. Me abracé a ella con fuerza sin parar de llorar.
A_ Quería que despertara.
M_ Lo sé cariño, tranquilízate.
     Mi corazón latía muy rápido, me costaba respirar, y no podía frenar los suspiros que salían de mi boca.
     Mi madre me levantó y me sentó en una silla sin dejar de abrazarme. Agradecía tanto que estuviera aquí.
Padre de Jenny_ Hola_ levanté mi cabeza por unos instantes_ mi mujer quiere que tú tengas esto_ se notaba su tristeza en la voz.
     Extendió su mano, y me dio un libro, era el libro que le leía a Jenny todas las tardes...
A_ No lo quiero.
PJ_ Por favor acéptalo.
A_ ¡Que no lo quiero joder!
M_ Amelia hija…
     Me levanté de pronto y empecé a correr hacía la salida, necesitaba alejarme de todo, ese libro significaba mucho para mí, cada página de ese libro era una tarde con ella… sentía que me oía, y ese libro era mi forma de hacerle entender que yo estaba allí.
     No encontré un mejor lugar para ir que al lago donde pensaba llevarla. Nadie me encontraría allí. Necesitaba escapar de todo y resignarme a no verla nunca más… Me sentía traicionada por todo y por todos. Laura, Patricia y ahora Jenny, ¿había algo más a lo que aspirar que no fuera la soledad? Había estado sola todos los días de mi vida, rodeada de gente a la no le importaba nada, para las que apenas existía, ¿y ahora qué?... de nuevo sola.
     Cerraba los ojos y veía una y otra vez su sonrisa, escuchaba su voz, pero la imagen de ella postrada en la cama robaba toda mi atención…
     Las horas pasaban y la luna iba tomando su puesto en el centro del lago. Me descalcé despacio, sentía la humedad de las hierbas frías entre mis dedos y me incorporé, quería alcanzar el reflejo, no me importaba el frio, nada me importaba ya, no pensaba en nada, solo en alcanzarlo. Me fui acercando de apoco al agua, me arrodille a la orilla y vi mis ojos en ella, estaban rojos e hinchados, los cerré con fuerza y hundí mi cabeza en la profundidad de aquellas tranquilas aguas sin intención ni ganas de salir de allí… Cada vez sentía más la ausencia de oxígeno, pero eso poco me importaba en realidad…
De repente sentí dos manos que tiraban de mi hacía la superficie… pero ya era demasiado tarde, mis ojos se cerraban  y sentía como mi corazón de apoco dejaba de latir…
          A lo lejos oía la voz de un ángel que me hablaba…
L_ Vamos Amelia, tu puedes, vamos… vamos…respira joder… tú también no…
     Algo me alejaba del paraíso al que ansiaba, presionaba mi pecho una y otra y otra vez… y algo comenzó de nuevo a latir dentro de mí. Desperté con los labios  de ella sobre los míos.
L_ Amelia_ dijo casi llorando mientras se abrazaba a mi cuerpo_ ni se te ocurra volverlo a hacer, eres demasiado importante para mí, ¿ok?
     Yo permanecía inmóvil, sin decir nada, solo miraba la situación como si fuera ajena a mí.
L_ ¿Estás bien?_ estaba llorando
A_ Ajá…
L_ Tienes los labios morados… ¡no debiste hacer esa tontería! ¿En qué pensabas?
A_ No pensaba…_ aún me costaba respirar.
     Ella volvió a abrazarme de nuevo, acomodó mi cabeza en su pecho… podía oír como su corazón acelerado se tranquilizaba de apoco. No dejó de abrazarme por un buen rato, estábamos temblando de frio, se alejó de mí un poco y encendió una hoguera, y volvió a abrazarme. No dejó de llorar en ningún momento… yo estaba bien ya, ¿por qué lloraba?
A_ ¿Cómo me has encontrado?
L_ Me… enteré lo de Jenny y supuse que estabas aquí._ dijo respirando profundo.
A_ ¿Tú ya lo sabías verdad? Era lo que intentabas decirme a la salida de clases.
L_ Sí, lo siento.
A_ ¿Desde cuándo lo sabes?
L_ Pues cuando Oscar te golpeó fui a hablar con mi madre, y le llegó una llamada del hospital diciéndole que mi… sobre la muer… bueno ya sabes.
     Permanecimos en silencio por algunos minutos.
A_ ¿Alguien más sabe dónde estoy?
L_ No, tranquila…, por cierto tengo algo para ti.
A_ ¿Para mí?
L_ Ajá, espérame un momento._ Se limpió las lágrimas y me dio las espaldas.
     Laura se acercó a su mochila y sacó el libro.
A_ ¿Qué haces tú con eso?
L_ Cuando… me enteré fui al hospital, y tu madre estaba preocupada por ti, me pidió que te diera el libro si te veía.
A_ No quiero ese libro… me trae demasiados recuerdos.
L_ Por eso mismo deberías tenerlo.
A_ No necesito nada para acordarme de ella._ aun así cogí el libro entre mis manos y agarré una de sus manos.
L_ Lo sé… siempre estará ahí… pero esto es tuyo_ su voz estaba super triste, nunca la había visto así, pero no quise preguntar.
      Me acerqué a un árbol grande del que se veía prácticamente todo el lago. Agarré el libro con las dos manos, y lo besé cerrando los ojos.
A_ Nunca te olvidaré.
     Enterré mis dedos en la arena y abrí un agujero en el suelo y puse el libro en el interior. Cogí un puñado de tierra…
L_ ¿Segura qué quieres hacer esto?_ dijo frenándome.
A_ Te dije que iba a traerla aquí cuando se recuperara… quiero que este lugar tenga parte de ella.
     Diciendo estas últimas palabras lancé el puñado de tierra en lo alto del libro. Dos lágrimas bajaron mi rostro, no era fácil hacer eso, ese libro nos había acompañado, ahora había enterrado lo único que me ataba a ella… y me derrumbé. No soportaba la idea de pensar que no volvería a verla…
    Laura me abrazó y yo la abracé con fuerza.
L_ Creo que deberíamos volver.
A_ Por favor, no dejes de abrazarme.
    Estuvimos así abrazadas durante un tiempo, no sabría exactamente cuánto, el tiempo se detenía a su lado y un revoltijo de sentimientos se divertían dando vueltas por mi cabeza. No quería alejarme de ella, quería que esa noche fuese eterna, pero no quería que Laura tuviese problema y al cabo del tiempo decidimos volver.
     Laura me acompañó hasta mi casa, durante todo el camino me dio su mano, me sentía segura con ella allí, no quería que se fuera, estuve a punto de invitarla a quedarse, pero tenía miedo de enamorarme, no me había dado indicios de que le gustara y no quería fallar y perderla como años atrás con Patricia, se volvía a repetir la historia, yo enamorada de mi amiga.
     Mi madre no dijo nada cuando me vio, le agradeció que me trajera, y remplacé los brazos de Laura por los de mi madre que me esperaban. Conocía a mi madre, sabía que tenía mil preguntas que hacerme y que me daría tiempo, aunque en realidad esta vez no tenía nada que esconder.
     Los dos días que siguieron a la muerte de Jenny no fui a clase, me dolía demasiado no volver a verla, la extrañaba. Aunque de apoco entendí que no podía centrarme en su muerte, que mi vida seguía y que ella estaba en un lugar mejor ahora.
     No había hablado con Laura en esos dos días, no tenía como, ella no había venido a mi casa, supongo que ella solo me veía como una amiga… no sabía lo que sentía por ella, amistad, amor, confusión seguro.
    Faltaban menos de dos semanas para que acabaran las clases, los exámenes estaban puesto no podía permitirme el lujo de dejarlos pasar, tenía que ir, sí o sí. Los días que me quedaban serían estresantes, pero me ayudaría a mantener la cabeza ocupada.
    Mi madre entró en mi habitación sacándome de mis cavilaciones.
M_ ¿Estás ocupada?
A_ No mamá, solo estaba pensando.
M_ ¿Podemos hablar?
A_ Sí mamá_ Ya sabía yo que esta conversación no podría retrasarse mucho.
M_ Hace unos meses me dijiste que eras…
A_ Lesbiana.
M_ Sí eso. Me costó trabajo asimilarlo y no voy a mentirte, aún estoy esperando que me digas que es mentira y verte aparecer con un chico de la mano, aunque sé que no será así.
A_ Ajá. ¿A dónde pretendes llegar mamá?
M_ Pues quisiera saber qué relación os unía.
A_ Éramos amigas mamá. Mi única amiga a decir verdad.
M_ ¿Sólo eso?
A_ Ajá.
M_ Perdona mi intromisión pero es que nunca había oído hablar de ella y pues no sabía cómo actuar._ Sí mamá, lo entiendo hasta a mí me sorprende la importancia que esta chica a adquirido en mi vida en tan poco tiempo.
A_ Tranquila mamá, que no tengo éxito con las chicas…
     Mi madre ahí no supo que decir, y agachó su cabeza y se dirigió hacia la puerta.
M_ Amelia
A_ Sí mamá.
M_ Acuéstate ya que mañana irás a clase.
A_ Ok
     Los días sin hacer nada me cansaban notablemente, incluso más que los días en los que no tenía ni un segundo libre. Mi mente se sentía más en calma que estos últimos días, y pude descansar en paz toda la noche.
M_ Amelia cariño despierta que llegarás tarde.
     De apoco abrí los ojos y vi a mi madre, hacía mucho tiempo que no me despertaba ella para ir al colegio.
M_ Tienes el desayuno listo, vamos vístete rápido.
A_ Sí mamá, ya voy_ Parece que esta experiencia nos ha afectado a las dos…
     El olor a tostadas inundaba mi habitación, daba gusto despertarse así de nuevo. Me vestí a toda velocidad y desayuné a prisa también, casi ni tiempo me dio de saborear las deliciosas tostadas de mi madre.
      De camino al instituto me volví a encontrar con Patricia y su séquito de arpías, pero ni siquiera me miraron, agacharon la cabeza y siguieron hacía delante. ¿Qué les había pasado a estas?
     El colegio estaba igual que cuando lo dejé, había niños jugando, otros estudiando, otros sentados hablando… lo normal en un colegio. Llegué a la puerta de mi aula, respiré profundo y entré. Todos se quedaron en silencio mirándome.
     Me dirigí hacía mi asiento mirando las caras de todos que me miraban como si de un fantasma se tratase. Retiré mi silla y ahí estaba… una rosa… ¿una rosa?
     No podía ser, ¿esto era otra broma o qué? Miré a todos a ver si descubría alguna risa en sus caras o algo, pero no había nada que los delatara, sentí una mano en mi espalda y me volví.
L_ Hola_ dijo sonriéndome_ me alegro que hayas vuelto.
A_ ¿Qué le pasa a todo el mundo?
L_ Pues se corrió el rumor que Jenny era tu novia, y pues…
A_ Todos me tienen pena.
L_ Bueno podría decirse que sí.
A_ ¿Y tú? ¿Me tienes pena?
L_ No, yo solo te hablo porque me caes bien, y no te preocupes por esta gente que en dos días ya te estarán haciendo las putadas de siempre.
A_ No sé qué es mejor.
      Las dos empezamos a reírnos. Entonces miré inconscientemente hacía Patricia, estaba mirándome fija, me intimidaba su mirada, cuando se dio cuenta que la estaba observando volvió a mirar hacia delante.
A_ ¿Sabes quién puso esta rosa aquí?_ dije cogiendo la rosa de mi asiento.
L_ Pues tu admiradora secreta supongo.
A_ ¿Admiradora secreta?
L_ jajaja bueno es un decir ¿no? Una rosa… y no sabes de quien es… ¿quién si no?
A_ Si, quien sin más_ dije fingiendo una sonrisa.
     La profesora llegó, interrumpiendo ese incómodo momento. Me miró y nos pidió que nos sentáramos en nuestros asientos.
     Se pasó toda la clase prácticamente hablando sobre la fiesta de fin de curso, que sería en una semana. Los siguientes días que restaban se los dedicarían a los que habían suspendido alguna materia, entre los que seguro estaría yo.
     No tenía muchas ganas de fiesta, si algo tenía seguro en aquel momento es que por nada del mundo iría.
     La clase terminó y Laura volvió a acercarse a mí.
L_ ¿Irás?
A_ No.
L_ No te vendría mal ir y despejarte de todo.
A_ No iré, y menos sola.
L_ No tienes por qué ir sola.
     Me tomé unos segundos de reflexión, tal vez ella tuviera razón… igual estaba esperando a que la invitara a salir.
A_ ¿Con quién voy entonces? Por lo visto soy la única lesbiana en este centro…
     Laura agachó la cabeza.
L_ Si quieres yo voy contigo._  ¿Lo dice en serio?
A_ ¿Enserio?
L_ Claro, no creo que ningún chico pida ir con él al baile a la hija de la directora.
A_ Pues tendría enchufe.
L_ Gracias eh.
A_ Jajaja bueno… no me vendrá un poco de enchufe en este centro.
    Entre risas llegó el profesor y comenzó la clase. Las horas siguientes hasta el recreo se pasaron rápidas, solo hacía pensar en ella… ¿se podría considerar una cita? No, no creo, no le gusto, solo quedamos para ir juntas a un baile que a no ser por nosotras iríamos solas.
     La verdad no quería ir, y mucho menos después de todo lo que había pasado ese año, no tenía nada que celebrar… bueno sí, Laura. De todos modos estaba demasiado cercano lo de Jenny… pero no quería perder una oportunidad con Laura… Ya le había dicho que sí, fue un impulso, ahora tenía que cumplir mi palabra.
     Aproveché el descanso para ir al baño, Laura tenía informática y se fue. Cuando salí había alguien esperándome.
P_ Hola.
A_ ¿Qué quieres?_ dije mientras me lavaba las manos.
P_ ¿Qué te traes con esa?
A_ ¿Con quién?
P_ Con la hija de la directora.
A_ Nada, solo somos amigas.
P_ ¿Segura?
A_ Sí, además que te importa.
     Patricia se quedó mirándome fijamente con cara de rabia.
P_ Me importa porque esto…
     Sin terminar la frase se abalanzó a mí y comenzó a besarme apasionadamente, sus labios estaban pegados a los míos y su lengua jugaba frenéticamente con la mía. Sus manos aprisionaban mi cuello mientras agotábamos el poco aire que nos quedaba en los pulmones.
    Mientras tenía su boca pegada a la mía no me di cuenta que había alguien sacándonos una fotografía.
R_ Ya.
     Patricia se separó de mí al instante.
P_ No quería hacer esto, pero no me has dejado otra.
A_ Ya sabía yo que algo iba detrás del beso, y ¿qué harás con la foto ahora?
P_ Pues necesito que tu mamá quite la denuncia hacía Oscar.
A_ Lo siento mucho querida Patricia, pero mi familia sabe que soy lesbiana y están orgullosos de mí.
P_ ¿Quién dijo que iba a mostrársela a tu familia?
     Por un momento me quedé pensativa, ¿a quién se refería si no?
A_ Laura…
P_ Perfecto, veo que a pesar de ser una asquerosa lesbiana, mantienes tus neuronas activas.
A_ Sabes que ella y yo no somos nada.
P_ Lo sé, pero también sé que te gusta demasiado.
     Me daba rabia lo bien que podía llegar a conocerme esta tipa.
A_ Has lo que quiera, me importa poco lo que piense de mí.
P_ ¿Estás segura?
A_ Tu novio es un cabrón, y está donde se merece, y tú deberías estar acompañándole.
P_ Ya veremos si estás tan tranquila cuando ella no quiera saber nada de ti.
     Tras decir esto salió del baño dando un portazo con la puerta. Yo me dirigí al lavabo y me miré al espejo… ¿por qué siempre tiene que haber alguien dando por culo? ¿Por qué no me pueden dejar tranquila con mi vida?
     Me mojé la cara, y salí del baño. Ahí estaban, Laura, Patricia y Roció, les estaba enseñando algo con el móvil, y Laura me miraba con gesto triste.
     Yo decía que no con la cabeza, espero que me creyera una vez más… aunque igual esta era la señal para dejarla tranquila de una vez. No quería hacerla daño, y sé que si seguía siendo mi amiga esto iba a ser lo menos que Patricia haría.
     Laura se alejó de ellas y se acercó a mí.
L_ ¿Qué te paso ahora con Patricia?
A_ La besé_ La cara le cambió con mis palabras, no estaba segura de lo que iba a hacer pero lo único que tenía claro es que no iba a dejar que le hicieran daño.
L_ ¿Co…como que la besaste?
A_  Pues me gusta y la besé.
L_ ¿Te ha dicho ella que me digas eso? Si es que sí hazme algún gesto o algo.
A_ No me ha dicho nada, solo te lo digo,¿ nosotras no somos nada no? Solo amigas… así que qué más da.
L_ Claro, tienes razón… solo amigas._ se esforzó en sonreír.
A_ ¿Tienes informática no?
L_ ¿Em? Sí claro…
A_ Nos vemos luego entonces.
     Me alejé de ella lo más rápido que pude, conocía poco  a Laura y sabía que no iba a creer nada de lo que le dije y no se quedaría tranquila hasta que no le dijera la verdad. Eso era un punto a mi favor, pero tenía que escoger el momento indicado para decirle la verdad.
     La hora del recreo llegó, y ella no vino hacía mi mesa como las veces anteriores, así que le escribí en un papel que no veríamos en el baño. Se lo dejé caer cuando pasé por su lado rumbo a el lugar citado.
     Pasé como 10 min en el baño, escuchando como la gente entraba y salía, y Laura no llegaba, ya estaba pensando que no vendría cuando sentí su voz llamarme.
     Abrí la puerta despacio y ella entró conmigo al baño.
A_ Tengo que contarte que es lo que ha pasado.
L_  Y ¿Por qué aquí?... yo también tengo que contarte algo.
A_ No, no será aquí, nos vemos esta tarde en mí… ¿qué tienes que contarme?
L_ Es algo importante, te lo cuento luego.
A_ Ok… ¿en el parqué?
L_ Está bien, nos vemos a las 5 en el parque, ¿te viene bien?
A_ Sí, nos vemos luego.
     Tras decir esto me acerqué a ella y la besé en la comisura de los labios. No reaccionó, no dijo nada… como si no hubiese pasado nada. Me volví para irme y ella me agarró el brazo.
L_ Espera…
     Laura tiró de mí y me acercó a ella.
L_ Lo siento… pero necesito probar esos labios.
    Diciendo estas últimas palabras me besó. Yo aún no era capaz de entender como habíamos llegado a eso… pero me dejé llevar. Los labios de Laura eran muy suaves. Al principio el beso era tierno, sus labios aprisionaban a los míos, mientras yo saboreaba los suyos, pero de apoco se fue haciendo más intenso. Su lengua danzaba con la mía… y a penas podíamos respirar.
     De repente se oyó la puerta del baño, era Patricia y sus amigas, y las dos permanecimos en silencio.
Rocío_ ¿Crees que Amelia sabe lo de Laura?
P_ No creo…
R_ ¿Y vamos a contárselo?
P_ Sí, pero ahora no, estoy segura que nuestra lesbianita se está enamorando de ella.
     Yo miré a Laura que mantenía la cabeza agachada.
R_ ¿Y crees que sea lo suficiente grave para que se separen?
P_ Conozco a Amelia, no soporta que la engañen, y más en algo así.
R_ Supongo… imagina enamorarte de la hermana de tu novia muerta y no saber que es su hermana…
      Yo miré a Laura totalmente sorprendida… ¿Laura hermana de Jenny? Pero… ¿Cómo?
     Laura levantó la mirada por unos segundos y me miró…
L_ Yo… Lo siento.
     Tras decir esto, abrió la puerta del baño de golpe y echó a correr llorando.
     Yo me quedé allí sentada con la mirada de Patricia y Rocío puesta en mí. No veía reacción tampoco en ellas… No sabía en qué pensar… me había engañado…
     Patricia tiró de Rocío con intenciones de marcharse.
A_ ¿A dónde vas?_ dije adelantándome a ellas y cerrándoles la puerta.
P_ Déjanos salir.
A_ No sin antes explicarme todo lo que he oído.
R_ Mira la lesbianita… se nos ha puesto respondona.
A_ Vete a la mierda.
      Las caras les cambiaron cuando vieron mi gesto de desprecio y mi mirada de ira.
P_ Ok… ¿qué quieres saber?
A_ ¿Es cierto todo lo que habéis dicho?
P_ ¿Acaso no has visto la reacción de tu noviecita?
A_ ¡No es mi novia! A ver si lo entendéis de una puta vez.
     Las dos se volvieron a callar.
A_ Quiero saber todo, así que ya puedes empezar.
P_ Deja que se valla Rocío… esto es entre tú y yo.
     Abrí la puerta y la dejé marchar.
A_ Ahora cuéntame todo lo que sabes.
     Patricia se sentó en los lavabos, y comenzó a relatarme lo que sabía.
P_ Lo primero es decir que no son hermanas, sino medio hermanas, el padre de ellas tuvo un desliz con la madre de Jenny cuando Laura apenas tenía ni un año. A pesar de todo, los padres de Laura siguieron juntos, y el marido de la directora mantenía económicamente a las dos familias, aunque ya no existía ningún lazo entre él y la madre de Jenny. Las dos familias se conocían, se llevaban bien e incluso Jenny y Laura se habían criado como hermanas.
A_ ¿Cómo sabes todo eso?
P_ Mi madre va a comer a menudo al restaurante de la madre de Jenny, así que me obligó a ir al entierro. Al principio no me sorprendí al ver a Laura allí, porque su madre es la directora del colegio y supuse que había ido para eso, pero luego comprendí que no, ya que Laura estaba llorando de la mano del padre de Jenny. Le pregunté a mi madre y ella me contó todo. Lo sabrías si hubieses ido al entierro.
A_ No pude…
     Patricia salió del baño y me dejó allí sentada… no sabía que decir, que hacer… sonó el timbre que daba por finalizado el recreo, y me fui a clase, no sabía cómo actuar delante de ella. Me había mentido todo este tiempo.
      Fui para clases pero en realidad no atendí nada, solo estaba de cuerpo presente porque mi cabeza solo hacía dar vueltas. Laura no estaba, no apareció en las siguientes 3 horas… cosa que agradecí. No quería verla de nuevo. No me dañaba el hecho de que fueran hermanas, pero sí el que me lo ocultara, que aparentara no saber nada de Jenny cuando la realidad es que han compartido toda una vida juntas. Yo había confiado en ella, y ella no lo supo valorar.
     Me costaba mucho confiar en alguien, pero cuando lo hacía era 100% yo, sin mentiras, sin engaños, totalmente natural. Ella había estado conmigo, pero ahora no estoy muy segura de quien era realmente ella.
     Tenía que volver a verla, no sabía cómo, ni siquiera donde vivía, pero necesitaba que ella me contara el por qué lo hizo, por qué me mintió, y que soy verdaderamente para ella. Odio que jueguen conmigo, con mis sentimientos, y ahora mismo sentía, que solo había sido un juguete para ella. No estaba segura de nada, ni siquiera de lo que iba a hacer. Me había decepcionado, pero el miedo a perderla definitivamente era superior a mi desconfianza. Quería darle un voto de confianza, otra oportunidad, mi corazón me lo pedía, aunque la razón me decía que me apartara, que me alejara, que ya había sufrido demasiado.
     Salí de clases rápidamente y me fui al aparcamiento, ella volvía a casa siempre con su madre en el coche, así que ese era un buen lugar para buscarla.
      Los coches fueron saliendo de a uno, pero el de la directora seguía aparcado, eso era buena señal, aún no se había ido. Supongo que tendría que ser una de las ultimas en salir.
     Cuando ya estaba a punto de irme, salieron ambas del colegio. Esperé un poco y cuando la tuve cerca la  llamé.
A_ Laura… ¿Podemos hablar?
     Laura no quería ni mirarme, tenía los ojos rojos, se notaba que había estado llorando, me dolía mucho verla así, ella había sido la culpable, pero mi corazón no atiende a razones.
A_ Por favor…
     La directora le dijo algo, no sé qué era, pero Laura se detuvo, y se acercó a mí.
L_ Lo siento.
A_ No quiero tus disculpas, sino respuestas.
L_ Entiendo que no me quieras perdonar, pero por favor no hagas más duro esto.
A_ Por favor, necesito un por qué, eres demasiado importante para mí para dejarte ir sin una explicación.
      Ante mis palabras Laura levantó la cabeza y me miró directamente a los ojos, que le brillaban.
L_ ¿Soy importante para ti?
A_ Más de lo que creía.
L_ Espérame un segundo por favor.
     Laura se alejó de mí y se fue hacía el coche de su madre, pero vino deprisa.
L_ Toma_ dijo dándome un móvil.
A_ ¿Y esto?
L_ Dile a tu madre que no irás a comer, yo te invito.
A_ Pero…
L_ ¿Necesitas una explicación no? Yo quiero contártelo todo con detalles.
A_ ¿Y a dónde vamos?
L_ Al restaurante de mi padre.
     Por el camino llamé a mi madre y le dije que iría a comer con una amiga, mi madre aceptó sin rechistar, aunque sentí que tenía miedo que no fuera solo una amiga.
     El restaurante no estaba muy lejos, aunque teníamos que coger el autobús, que llegó puntual a la parada. Por el camino ambas estuvimos calladas, yo apoyé mi cabeza en el cristal y sentía la mirada de Laura clavarse en mí de vez en cuando, pero cuando la miraba volvía la cabeza con miedo. No sé qué me impulsó a hacerlo, pero la agarré de la mano, y ella me sonrió.
     El restaurante de su padre era lujoso, Laura se acercó al camarero, al cual trató con confianza y en seguida nos atendieron, nos  llevaron a un reservado, donde podíamos hablar con tranquilidad sin que nadie nos interrumpiera. Pedimos la comida y mientras esperamos comenzó hablar.
A_ ¿Y bien?
L_ No daré rodeos y antes de nada pedir disculpas de nuevo por no haberte contado nada.
A_ Empieza por favor.
L_ Pues la verdad es que siempre me has llamado la atención, mucho, me gustan las mujeres desde siempre, pero siempre he tenido miedo. He visto lo que te hacían en clase, y me da terror que puedan hacerme algo parecido, por lo que nunca he dicho nada, además de que mi madre y mi padre no saben y mi madre es la directora del colegio…
A_ Y… ¿Qué explica eso?
L_ Pues que yo soy tu admiradora secreta.
     Me quedé boquiabierta… era ella…
A_ Pero…
L_ Déjame continuar por favor_ Asentí con la cabeza_ Pues iba a contarte desde el principio todo, pero me preguntaste por mi hermana, y no sabía si sentías algo por ella. Yo hablaba con ella muchas veces y ella era la única persona en el mundo que sabía mi identidad sexual_ tras decir esto comenzó a llorar_ ella era mi confidente y no sabía hacer nada sin ella. El día que estuviste enferma yo iba a ir a tu casa, pero me daba pavor que me dijeras que la que te gustaba era mi hermana, por eso en un principio no te dije nada, no sabía que iba a llegar a sentir esto por ti, y me daba mucho miedo que me rechazaras. Perdóname por ser una vez más una cobarde. Por todo esto seguí con el juego de ser tu admiradora secreta. Jennifer me ayudó y ese día que estabas enferma fue ella quien fue a tu casa y te llevó la carta.
A_ Yo pensé que era Jenny mi admiradora secreta.
L_ Lo siento, no supuse nunca que se pudiera a dar ese error.
     Las palabras de Laura me estaban mareando un poco, eran demasiadas cosas juntas en un día. Laura hermana de Jenny y enamorada de mi… el recuerdo de Jenny se venía a mi mente a cada ratito.
A_ ¿Y por qué no me dijiste que eras su hermana cuando Jenny murió?
L_ Tenía miedo.
A_ ¿De qué?
L_ Cada día que pasaba tenía más ganas de terminar con esta mentira, de decirte que ella era mi hermana, pero también crecía ese miedo de defraudarte. Cuando Jenny murió, me derrumbé y quise terminar con todo de una vez y decirte, pero cuando te vi llorando por ella… no pude hacerlo. Tu querías enterrar el libro porque te recordaba a ella… tenía demasiado miedo de que quisieras enterrarme a mí con él y alejarte.
      No sé si era por los nervios o no sé pero en realidad no me estaba enterando de mucho, solo sabía que le daba miedo perderme.
L_ Sé que te he hecho mucho daño, y lo siento, pero no quiero perderte.
A_ Con estas últimas palabras me mató. Me da igual que me hubiese mentido, no podía alejarla de mí, ya estaba sintiendo demasiado por ella.
L_ Entiendo si necesitas tiempo_ dijo bajando la cabeza.
A_ Solo te necesito a ti.
L_ Ella subió la mirada y me miró directamente a los ojos, le brillaban, no sé si era fruto de las lágrimas, de la ilusión… no sé, pero acompañado de su sonrisa era una visión perfecta.
     Ella se acercó a mí.
L_ ¿Puedo besarte?
     No respondí, y la besé. Me encantaban sus labios y no me hubiese perdonado nunca si los hubiese perdido. Sus manos abrazaban con fuerza a mi espalda y mis manos hacían presión en su cabeza para que nuestros labios se fundieran con el beso. Su sabor… su olor… su tacto… eran sencillamente perfectos.
      Posó su cuerpo en mis rodillas…
L_ Vámonos de aquí…
A_ ¿Tienes miedo de que nos descubran?
L_ ¿Pasaría algo si te dijera que no estoy preparada aún para decirle a nadie?
      Hace 3 meses esta pregunta me hubiese hecho dudar, pero después de todo lo que he pasado, y teniéndola a mi lado… no había otra respuesta posible.
A_ Por supuesto que no. Yo te apoyaré seremos enamoradas secretas hasta que estés preparada.
L_ Gracias_ dijo ampliando más su sonrisa y dándome otro suave beso.
A_ Laura… una cosa.
L_ Dime_ dijo mientras recogía sus cosas para marcharnos.
A_ ¿Y sí comemos antes? Es que el recreo fue movidito y estoy muerta de hambre.
L_ Jajaja ok, yo también tengo algo de hambre.
     Dicho esto decidimos quedarnos hasta que nos trajeran la comida. Estaba delicioso todo, y no tuvimos que pagar nada porque era el restaurante de su padre. Estábamos esperando el postre cuando…
L_ Ven_ dijo alargando su mano hacía mí.
A_ ¿A dónde? Ya van a traer el postre.
L_ Necesito ir al baño y las mujeres vamos de dos en dos_ dijo haciéndome una mueca graciosa.
A_ Jajaja ok.
      Justo cuando íbamos a salir del reservado llegaba el camarero con los helados, que se nos quedó mirando.
L_ Vamos al baño, déjelos ahí ahora venimos.
     El camarero no dijo nada, y soltando el postre en la mesa se marchó.
     Laura entró en el baño y tiró de mi hacía dentro, quedando yo muy pegadita a ella.
     Me ponía muy nerviosa esa situación.
L_ ¿Lo nuestro son los baños eh?_ dijo mientras me mordía el labio de abajo y acariciaba mi espalda.
A_ Ajá.
L_ Lo siento pero…_ me besó apasionadamente, pero sin utilizar la lengua, solo los labios. Aprisionaba uno, luego el otro… y yo moría de placer… tenía demasiadas ganas de estar con ella.
     Sus manos recorrían de arriba abajo mi espalda, y mis piernas empezaban a fallarme… me estaba excitando demasiado esta chica…
     De repente la puerta del baño se abrió, y nosotras quedamos inmóviles. Eran dos señoras. Nosotras nos acomodamos nuestras ropas y nos dispusimos a salir con total normalidad.
L_ Casi eh.
A_ Jajaja sí.
     Los helados que habíamos pedidos eran ya más un sorbete. Nos lo comimos o bebimos lo más rápido posible y nos fuimos al parque. Ella se tumbó con la espalda apoyada en un árbol y yo me recosté sobre sus piernas. Mientras me acariciaba el pelo hablamos.
A_ Sabes, aún no me ha quedado muy claro por qué me lo ocultaste.
L_ Bueno, supongo que estaba algo nerviosa antes, y quería contarte todo a la vez. Para resumir, pensaba que te gustaba mi hermana y pues pensé que si sabias que yo era la hermana de la chica que te gustaba serías más difícil de conquistar, luego con lo de Jenny y eso pues ya me dio miedo de que te alejaras. Me arrepentí cada día de no contarte desde el principio, pero cada vez que iba a contarte, algo me decía que no lo hiciera.
A_ Pero… ¿Jenny sabía que estabas intentando conquistarme?
L_ Al principio no, el día en que conseguí que mi hermana dijera que la estaban acosando, ella me contó que te conoció y que le caíste bien, le hablé de ti.
A_ ¿Y por qué me preguntabas tantas veces si era mi novia si sabias que no?
L_ Pues la verdad no sé, sabía que mi hermana no me mentía, pero estabas tan cerca de ella que me daban muchos celos.
A_ Ok, ok…
L_ ¿Desconfías de mí?
A_ No, cómo crees. Ven acuéstate aquí conmigo.
     Laura se levantó y se acostó al lado mío.
L_ Abrázame.
     Yo me puse de lado y la abracé.
L_ Acostadas aquí y bajo este sol, apetece dormir…
A_ Durmamos.
L_ ¿Y si nos roban?
A_ Tengo las mochilas bajo la cabeza y lo más valioso que tengo abrazado… no creo que nos roben.
     Tras decir esto Laura se volvió y se puso mirando hacia mí.
L_ Te quiero_ dijo tras darme un beso cortito.
     Mi impulso en primer momento fue decirle “te amo”, pero me contuve, no quería asustarla.
A_ Yo también te quiero.
      Tras decir esto cerró los ojos y se quedó dormidita. Yo la miré por un rato mientras dormía, hasta que mis ojos cedieron al cansancio.
     Cuando desperté ya era prácticamente de noche, el sol estaba cayendo y justo en frente teníamos un atardecer precioso.
A_ Laura, mi amor, despierta.
L_ Mi amor…_ dijo con la voz ronca y sonriendo, aún con los ojitos cerrados.
A_ Jajaja
L_ ¿De qué te ríes?_ dijo poniéndome carita como si estuviera enfadada.
A_ De nada, de nada, mira eso_ dije señalando al sol.
L_ Que lindo.
A_ Ajá… _ dije mirándola a ella.
L_ Jajaja si no lo estás mirando.
A_ Es que se ve más lindo reflejado en tus ojos.
     Laura se acercó rápidamente a mí y me besó.
A_ ¿Y esto?
L_ Quería saber si también saben mejor los besos.
A_ Jajaja estás loca.
L_ Un poquito.
     Tras decir esto seguimos besándonos  hasta que el sol se fue del todo.
L_ Creo que es hora de que nos vallamos a casa.
A_ Sí, lo sé pero es que se está tan bien aquí.
L_ Ajá…
     Todo esto lo dijimos sin dejar de besarnos casi.
     El móvil de Laura sonó.
L_ Es un mensaje de mi madre… tengo que estar en casa ya.
A_ Ok ok, ya me has convencido.
     Cogimos nuestras maletas que estaban en el suelo y dirigimos hacía la casa de Laura, hoy me tocaba llevarla a mí.
     Cruzamos el jardín, era enorme, miraras por donde mirara estaba verde y lleno de flores, se nota que alguien se esforzaba por mantenerlo cuidado.
A_ Bonito jardín.
L_ Espera… _ Laura me frenó con la mano y desapareció por unos matorrales que había junto al camino.
     Yo no sabía qué hacer, ¿dónde se había metido? Solo estuvo ausente unos minutos y apareció por detrás de mí.
L_ Toma_  en sus manos traía una rosa.
     Yo sonreí al instante.
A_ Gracias_ dije sonrojándome.
     Laura se mordió el labio y tiró de mi hacía los matorrales.
A_ ¿Qué haces?
L_ Te vi sonrojada y me dieron ganas de besarte.
     Me encantaba ese gesto pícaro que mostraba cuando tenía ganas de besarme… nunca me hubiese imaginado esta faceta de Laura, pero la verdad es que me encantaba que me mimara y me pidiera mimos.
A_ Ok, pero tienes que ir a casa.
L_ Ajá… dijo aprisionando de nuevo mis labios con los suyos.
      Laura me tiró al suelo y ella calló sobre mí. Los besos se hacían más apasionados y sus manos más atrevidas empezaban a ir más allá… de repente paró. Y me miró a los ojos.
L_ Lo siento… pero me cuesta reprimirme contigo… son demasiados años de deseo en secreto.
A_ Jajaja ¿Tantos años?
L_ Sí, muchos_ dijo sacándome la lengua en forma de burla.
     Yo sonreí al verla así.
A_ No pasa nada_ dije volviéndola a besar_ solo que creo que no es el mejor lugar…
L_ Sí_ me volvió a besar_ tienes razón.
     Laura se levantó y se recompuso la ropa. Yo mientras tanto la miraba desde el suelo.
L_ ¿No piensas levantarte de ahí?
A_ Sí, solo te estaba mirando.
L_ Jajaja vale… oye… Amelia…
A_ ¿Sí?
L_ ¿Qué somos? O sea sé que aún es muy pronto para hacer la pregunta… pero… ¿qué somos?
A_ Somos lo que tú quieras que seamos.
L_ ¿Y no me dirás que es muy pronto si te lo pido?
     Yo aproveché que estaba en el suelo para ponerme de rodilla.
A_ Laura, ¿quieres ser mi novia secreta?_ Laura sonrió.
L_ Mientras sea la única, sí.
A_ Eres la única.
     Laura se agachó un poco y me besó una vez más.
L_ Me encantan tus labios. Me quedaría pegada a ellos.
A_ Terminaríamos siendo dos esqueletos alimentados por vía intravenosa…
L_ Que romántica tu eh._ dijo separándose de mi con cara de asco.
A_ Jajaja.
      Me puse en pie y regresamos al camino.
A_ ¿Entonces llevas años enamorada de mí?
L_ Ajá, ¿y tú no te has fijado en mí hasta que no me he declarado?
A_ En realidad no me fijado en ti hasta que no te vi sin camisa en el baño cuando Patricia nos encerró.
L_ Te enamoraron mis pechos…_ dijo muy seria.
A_ En realidad me enamoraron tus ojos._ ella me miró y sonrió_ ¿Cómo lo hiciste aquella vez?
L_ ¿El qué?
A_ Pues ¿tú eras mi admiradora secreta no?
L_ Sí.
A_ ¿Cómo conseguiste sacarme de allí si estabas atrapada conmigo? Y ¿quién me besó si te oí correr cuando abrieron la puerta?
L_ Pues yo solo salí y entré del baño, el que corrió fue mi amigo.
A_ ¿Amigo?
L_ Sí, él sabe que gusto de ti y pues me ayudaba a defenderos.
A_ Aaaaaaaaah, pues no me había imaginado eso…
L_ Jajaja no debías de imaginártelo.
     Entre bromas llegamos a la puerta de la casa de Laura, no era tan largo el camino, pero como nos parábamos a cada ratito… tardamos un cuarto de hora en llegar.
L_ No quiero que te vallas…
A_ Ya es muy tarde no puedo quedarme más.
L_ ¿Y sí te quedas a dormir?
A_ Jajaja ¿llevamos… 10 min de novia y ya quieres que me quede a dormir?
L_ Tienes razón… voy muy rápido_ hizo haciendo una mueca.
A_ Sabes… te creía menos… como decirlo… más seria…
L_ Es que soy introvertida hasta que conozco a la persona.
A_ Me alegro que conmigo seas tú.
      Ella me sonrió, y yo le devolví la sonrisa.
A_ Laura…
L_ ¿Sí?
A_ Creo que no deberíamos hablar en el colegio.
L_ ¿Ni como amigas?
A_ Después de lo de hoy, todas creen que hemos peleado, y puede que este sea el modo de que te dejen en paz.
L_ Tal vez tengas razón… pero ¿y el baile?
A_ No creo que valla.
L_ Ok… no iremos.
A_ Tú puedes ir si quieres.
L_ No iré si no vas tú. De todos modos no es nada importante no te preocupes.
     Tras decir esto llamó a la puerta y abrió su padre.
P_ Ya iba siendo hora de que vinieras eh…_ se quedó callado al verme._ ah hola… ¿Amanda?
L_ Amelia papá.
P_ Eso, Amelia, ya sabes que soy malo para los nombres.
L_ Tiene razón, es malo para los nombres no se lo tengas en cuenta.
A_ No_ dije yo sonriendo sonrojada.
P_ ¿Quieres pasar?
A_ No gracias, tengo que irme a casa, se hizo tarde.
P_ Está bien.
A_ Hasta mañana Laura, hasta mañana señor.
L_ Hasta mañana.
P_ Hasta mañana.
     Yo me marché a casa, llegué y ya habían cenado… mi madre me regañó por llegar a esa hora y no avisar. Supongo que tenía razón de ser su regañida así que no abrí la boca para protestar ni levanté la cabeza en todo el sermón. Luego subí a mi cuarto castigada sin cenar. No tenía hambre, tenía aún el sabor de los besos de Laura en mi boca y es algo que no me apetecía borrar. Estaba agotada… Había sido un día raro, lleno de sorpresas, pero con un final feliz, sin cena… pero feliz al fin y al cabo. No me arrepentía de nada de lo que había hecho hoy. Quedé dormida recordando los besos de mi novia.
      Al día siguiente me despertó mi madre con otro regaño. Con la emoción de ayer no había ni preparado la ropa, ni los libros… total, otro sermón rápido y toda velocidad hasta el colegio.
     A la entrada estaba Patricia, me miró, sonrió falsamente y con un gesto de orgullo y siguió riendo con sus amigas…
     Yo entré a la clase y le sonreí disimuladamente a Laura. Ella me miró con gesto serio y volvió la cara.
     Se me había olvidado que debíamos disimular y me senté en mi asiento mirando hacia delante.
     La hora pasó todo rápido, a pesar de que estaba atendiendo a clases, se me hizo muy amena.
     Cuando terminó, Laura se iba a informática y pasando por mi lado, dejó caer en mi mesa un papel escrito para que quedáramos a la hora del recreo en el baño, teníamos que hablar sobre la fiesta.  Yo pensé que ya habíamos dejado todo claro, que no iríamos, así que supuse que algo nuevo había sucedido para que ella quisiera hablar conmigo de eso ahora.
     Al terminar las clases me encontraba en el lugar citado por Laura, no había nadie, solo estábamos ella y yo.  Laura aprovecho el momento en que estábamos solas para besarme apasionadamente.
L_ Ya extrañaba tus besos.
A_ Jajaja no me digas que has utilizado la excusa del baile para atraerme a tus garras.
L_ No_ dijo volviéndome a besar_ creo que soy adicta a tus labios.
A_ Jajaja ¿entonces?_ dije sin dejar de besarnos.
L_ Ok, ok, te digo pues resulta que tengo que ir al baile…
A_ ¿Por qué? ¿Qué paso?
L_ Pues le van a hacer un homenaje a Jenny, y pues debo estar, era mi  hermana.
A_ Tienes razón… yo también estaré. Se convirtió en alguien muy importante para mí y ya me perdí el funeral…
L_ Ok_ me dijo sonriendo.
A_ ¿Nos vemos a la tarde?
L_ Por supuesto_ dijo sonriendo._ Te quiero.
A_  Te quiero.
     Después de unos cuantos besos más salimos del  baño y cada una cogió por su lado, como antes… de nuevo lejos de ella.
-------------------------------------------------------------------o---------------------------------------------------------
     Los pocos días previos a nuestra fiesta de fin de curso y graduación pasaron a la velocidad de la luz, entre preparativos y los modelitos que cada uno llevaría parece que a todos se les había olvidado las burlas hacía mí y la expulsión de Oscar. Yo por mi parte no me quejaba de ello, tenía las tardes prácticamente libres para pasarlo con Laura, nos íbamos al parque, a comer helados, o simplemente nos metíamos en mi habitación a besarnos o a ver películas. Laura me había conquistado como nunca nadie lo había hecho, me había hecho sentir especial.  Cada ratito que pasaba con ella era mágico, era cariñosa conmigo y quería besarme y abrazarme en todo momento, me hacía sentir importante en su vida.
     A medida que se acercaba el día de la fiesta los nervios se iban tensando por mi parte, pasaba por el pasillo y se sentía esa alegría y despreocupación que dan los últimos días de clase del año.
     Hasta que llegó el día de la fiesta. En la mañana todos hablaban de la ropa que se pondrían, de la peluquería, de lo que harían después, de los días de estudios últimos que quedaban para la selectividad, y de lo brutal que sería la fiesta de esta noche.
     En casa no eran menos los nervios, mi madre corría de un lado para otro, poniéndole a mi padre bien la corbata, arreglando su vestido, quería que esa noche fuera perfecta. En cierto modo… esa noche era importante para mí, pero no del mismo modo que para el resto de los invitados. Esa noche significaba el fin del instituto, el fin de las burlas, el adiós a la antigua Amelia, y el inicio de una nueva muy diferente. El último año de instituto me había enseñado a valorarme más a mí misma, y había entendido que aunque no decidimos que comentarios nos afectan, en nuestras manos está decidir el seguir luchando con fuerza.
M_ Amelia hija, levántate ya de la cama y ven para que te arregle ese pelo, qué está hecho un desastre.
A_ Sí mamá.
M_ Te ves muy guapa hija… que desperdicio de mujer…
A_ Jajaja ¿por qué?_ para otra persona pudiera resultar un insulto, pero ya estaba acostumbrada a este tipo de comentarios por parte de mi madre.
M_ Por que sí. _ me callé y preferí no contestar.
     Mi padre se quedó boquiabierto cuando nos vio aparecer por las escaleras.
     Yo llevaba un vestido rojo largo y ceñido a mi cuerpo, y mi pelo largo caía por mis hombros.
A_ ¿Qué tal me ves papá?
P_ No pareces mi hija…
A_ Jajaja espero que sea un cumplido.
     Mi padre se apresuró a coger las llaves del coche ante la insistencia de mi mamá que solo decía que si no nos dábamos prisa llegaríamos tarde.
     Hacía una noche preciosa, y yo me sentía por primera vez en mucho tiempo hermosa, deseaba ver a Laura y que me viera, ver sus gestos, su expresión… pero no la vi al entrar.
     Una de las profesoras nos indicó dónde debíamos sentarnos. Había mucha gente en el salón de actos, y no logré verla por mucho que la busqué entre la multitud.
     La conferencia empezó, el subdirector dio una charla sobre lo duro que había sido el año, sobre todo para los de segundo de bachiller, y que algunos aún le quedaba año para esforzarse. Después de 15 min de charla el subdirector dijo sus últimas palabras.
SD_ Bueno chicos, no tengo más que decir, así que para terminar le daré paso a vuestra compañera Laura que dirá unas palabras en honor a nuestra compañera fallecida hace casi 3 meses ya, no antes sin regalarle un minuto de silencio.
     El subdirector se fue, y yo cerré los ojos, quería regalarle este minuto de silencio a Jenny, era todo lo que podía darle en estos momentos. Pero al abrir los ojos allí estaba ella, la espera había merecido la pena. Estaba hermosa, no había palabras suficientes para describirla… cada detalle se quedaba corto. El vestido blanco acariciaba su cuerpo y dejaba ver sus piernas perfectas. Ella me miró directamente a los ojos y sonrió antes de comenzar a hablar.
L_ Hoy no estoy aquí para denunciar a nadie, eso lo dejo en manos de las conciencias de todos, sino para recordar a mi hermana. Cada clase, cada pasillo, cada rincón de este  centro me recuerda a ella, a su sonrisa, a sus llantos… Nadie en este momento sabe lo mal que lo ha pasado Jenny, yo viví con ella en casa cada burla, broma y desprecio, y me insulto cada día por hacerle caso y no contarlo. Fue demasiado tarde cuando lo hice, y me arrepiento cada día. Este centro nos ha enseñado mucho, pero creo que ha sido este último año cuando más hemos aprendido. Ahora Jenny no está, se fue sin que nadie reconociera lo mucho que valía… Ahora yo en este instante quiero destapar su invisibilidad para siempre y que siempre se quede en nuestros corazones y en nuestra conciencia. Y así cada vez que veíais una persona con sobrepeso, demasiado listo, demasiado tonto, demasiado alto, demasiado bajo, hetero, homosexual… quiero que veáis en él a mi hermana. Porque una burla puede ser divertido a veces y llevarte a la muerte al mismo tiempo. Chicos, chicas, seamos hombres y mujeres de provecho algún día, y entendamos y hagamos entender que TODOS SOMOS IGUALES.
     Se notaba resentimiento en cada palabra de Laura, y tristeza y no era la única. Yo al igual que ella lloraba, y al igual que muchos de los presentes en cuyos remordimientos habían hecho mella las palabras de Laura.
     Laura bajó, y se reencontró con sus padres. Que estaban llorando también. En sus labios leí un lo siento, y ellos la abrazaron.
      Después de unas cuantas palabras de nuevo del subdirector, dio por terminada la celebración y el comienzo de la fiesta en la cual solo nos quedamos los de segundo de bachiller, esta fiesta era solo para nosotros.
      Yo no pensaba asistir a aquella pero mis padres me obligaron, estuvieron  hablando con unos conocidos la mayor parte del tiempo, esperando que comenzara el baile.
      Yo estaba allí sentada en un banco, mirando como Laura y sus padres hablaban con otras personas que se les acercaban. Laura de vez en cuando me miraba y sonreía. Y casi todos estaban en la pista esperando que comenzara el baile.
P_ Señores y señoras_ dijo patricia desde el escenario_ ha llegado la hora de nombrar a la reina. Ella será la indicada de iniciar el primer baile.
      Todos miraban expectativos a Patricia que tenía el resultado de los botos en las manos.
P_ Y la reina de la noche es….  Amelia García Butrón.
     Todos aplaudieron y se volvieron a dónde estaba yo.
P_ Vamos Amelia querida, elige a tu rey.
     Los empujones de la gente me llevaron al centro de la pista, yo miraba a Patricia que me miraba divertida.
P_ O a tu reina.
     Mi mirada asesina debió verla todo el mundo, pero estaban más preocupados por lo que acababa de decir, y sentía como todos cuchicheaban. Yo miré a mi madre, que tenía la cabeza agachada…
P_ Bueno, bueno, tenemos una reina tímida, ¿nadie se ofrece?
     Yo agache la cabeza, dispuesta a correr hacía la entrada cuando sentí unas manos sobre las mías.
L_ Yo bailaré con ella._ dijo mirándome a los ojos_ estas muy guapa hoy Amelia.
     Laura rodeó mis caderas con sus manos, y yo puse las mías sobre sus hombros sin dejar de mirarla a los ojos sonriendo, y la música empezó a sonar.
     Durante toda la canción sentía las manos de Laura en mis caderas, que se contoneaban al compás de la música y de apocó mi cabeza fue cayendo sobre su pecho… su corazón latía despacio, ritmo que terminó contagiando al mío. No quería que la canción terminara nunca. Sabía que todos nos miraban, que cuchicheaban a nuestras espaldas, pero no me importaba en absoluto lo que estuviesen diciendo de nosotras. La canción dejó de sonar y yo levanté mi mirada hacía Laura que me estaba  mirando. Despacio nuestros labios se unieron en un delicioso beso que calló a todo aquellos que nos miraban.
     Laura agarró mi mano y tiró de mi hacía la salida, me sentía como un ave que deja de estar encerrado para echar a volar, y me encantó esa sensación de libertad que recorría mis venas en aquel momento.
A_ ¿A dónde vamos?
L_ Shhhhhh calla y sígueme.
     Durante todo el camino estuvimos en silencio, aunque yo ya sabía a dónde íbamos… al lago.
     Todo estaba perfecto, la luna que reinaba el cielo dominaba también el agua que permanecía tranquila y serena. El canto de la lechuza rompía cada cierto tiempo el silencio del bosque  y la armoniosa melodía de las hojas de los árboles que danzaban con el viento.
A_ ¿Por qué has hecho eso? Ahora saben…
L_ Lo sé, y me da igual
A_ Pero…_ Laura calló mi reclamo con un beso.
L_ Amelia, el instituto es mi pasado, tú eres mi presente, y a partir de ahora quiero que seas mi futuro._ Sus palabras me hicieron poner esa sonrisa de tonta que solo se pone cuando estás locamente enamorada de una persona._ quiero que mi nueva vida a tu lado sea en libertad y sin mentiras, que formes parte de mi vida.
      Ahora fui yo quien la besé, no pude evitarlo, sus palabras hacían sentir ese revoloteó de mariposas en mi estómago y esas ganas de no dejar nunca de besarla.
A_ Quiero confesarte algo y espero que no te asuste mi verdad.
L_ Dime_ dijo ella sin dejar de mirarme a los ojos.
A_  Te amo_ Laura sonrió y me besó con más pasión que antes.
L_ Te amoooooooo
     Ambas nos abrazamos bajo el árbol, y entregamos por primera vez nuestros cuerpos a la pasión, prometiéndonos amor eterno… un amor que tan solo acababa de comenzar.
Fin













13 comentarios:

  1. Es la historia mas linda que he leido en mi vida :')

    ResponderEliminar
  2. esto a sido sin duda una de las historias mas hermosas que hallan pasado por mis ojos en verdad que he quedado satisfecha y muy feliz de ese hermoso final que en realidad es el comienzo de un gran amor

    ResponderEliminar
  3. ¡Qué hermosa historia! Me hizo gritar y hasta llorar.
    Quizá nunca vuelva a leer algo tan bello. ¡FELICIDADES!

    ResponderEliminar
  4. esa historia fue tan profunda y ermosa quede asombrado me encato es la mejor historia que leido de amor y aventura pasion me gusto y siendo sinsero quiero llorar :) felisidades por la lectura estupenda

    ResponderEliminar
  5. me fasino esta buenisima es una historia tan triste y a la ves tan alegre, no tiene comparacion, mis respetos!!!!

    ResponderEliminar
  6. Hey QuierO hablar con la persona que escribio este relato..

    PORFAVOR CONTESTAME...

    ResponderEliminar
  7. pd: la escribimos entre dos personas XD a ver si contesta también la otra chica :)

    ResponderEliminar
  8. Shore con la muerte de Jenny��
    En fin, me gusto la historia re linda!

    ResponderEliminar
  9. Bravo!! 👏👏 la mejor historia se haría una buena pelicula con esto haha

    ResponderEliminar
  10. ME GUSTA ESTA HISTORIA. HARÉ UNA SERIE O UNA PELICULA.

    ResponderEliminar