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Escritos del Más Allá

Resumen: Dos mujeres, una misión y miles de sorpresas y aventuras que harán que su relación se pasee entre los límites de la vida y la muerte.



Capítulo 1:
     Hace frío, mucho frío y vuelvo a caer en la cuenta que es tarde para volver atrás. Debí de haberme percatado antes de esta temperatura, pero no lo hice, y para colmo, el calefactor del coche se ha estropeado y tengo que ir con la ventana un poco abierta para que no se empañen los cristales, y por ella entra un pequeño soplo de aire helado que cuela entre los huesos.
     Nunca debí haber aceptado ir, sabía que no era buena idea desde el momento en el que me lo propuso, y acepté sin pensar en las consecuencias, y ahora me arrepiento de todo, pero también es demasiado tarde, me comprometí y ahora no podía dejarla tirada, así que solo me queda ser una mujer y enfrentarme a lo que yo misma propicié.
     Pongo la radio, y suena una vieja balada, no se quien la canta, pero la he escuchado anteriormente. No me gusta nada, la letra solo habla del desamor y media canción pierde sentido al rato. Pero por fin está acabando, espero que la siguiente sea mejor.
Y _ ¡No puede ser!, ¡no me lo creo!, ahora tú?, No por favor no me hagas esto, qué voy a hacer sin ti el resto el camino?
     ¡Maldito coche!, sin calefacción y sin radio, me parece que ya va siendo hora que me deshaga de él. Cuando mi padre me lo regaló, ya me lo dijo: “No es muy bueno, pero es para que vallas cogiendo confianza con la carretera”. Confianza con la carretera, claro, solo llevo cinco meses con él, y me ha dejado tirada dos veces, no tengo calefacción y ahora tampoco radio, no voy a coger confianza con la carretera si la última vez estuve “hablando con ella” durante dos horas esperando que viniera la grúa (esto lo digo en tono sarcástico por si no se nota mucho jajajaja).
     Bueno, gracias a dios ya estoy llegando y aún no sé como me dejé convencer para hacer esto, profanar una tumba, hasta yo que no soy muy católica se que eso no está bien, pero bueno, ya no puedo dar marcha atrás.
     Ahí está Lola, toda vestida de negro y con un gorrito de lana, parece una ladrona, creo que para lo que vamos, le pega más el traje de Indiana John, jajajaja, ¿por qué siempre se me ocurren los comentarios ingeniosos cuando estoy sola?
      Me bajo del coche y me acerco a ella que me mira con cara de enfadada.
Y_Hola.
L_Hola?, hasta que por fin llegas _ me dice a modo de regaño.
Y_ Tranquila, que no creo que los cojamos fuera de casa, jajajaja.
L_ Ja, ja, muy graciosa, pero me puedo morir esperándote.
Y_ Jajajaja pues estás en el lugar indicado, jajajaja.
L_ Vamos _ Me dice agarrando mi mano y tirando de mí hacia dentro.
     No es que sea la primera vez que entro en un cementerio, pero tampoco es que venga mucho por aquí, así que, para que negar, estaba cagada de miedo. Además el ambiente no ayuda, la hora tampoco, y el lugar… bueno no es que sea aterrador, ya que es sólo un cementerio, lo mejor es que los vecinos no se quejarán si hacemos ruido, jajajaja (me reí de mis pensamientos), pero no había por que asustarse, ¿qué puede ocurrirnos en un cementerio, a las doce de la noche, con el cielo nublado y alumbradas solamente con la tenue luz de una linterna?, me parece que he visto demasiadas películas de miedo.
Calma, calma, no te olvides de que no estás sola, por cierto…
Y_ ¿Lolaaa?, ¿Lolaaa!!!?, ¿Dónde estás? _ “¿En que momento soltó mi mano?”
L_Tranquila_ dice poniendo una mano en mi espalda _ estoy aquí, y  no  grites por dios que estamos en un cementerio.
     No es que me asustara cuando me puso la mano en la espalda, es que casi me tienen que hacer hueco en una de sus camas estos adorables vecinitos.
Y _Aún no se que buscamos _ le dije.
L_ Pues buscamos la tumba de mi abuela.
Y _ ¿De tu abuela?, ¿Para qué?
L _ ¿Recuerdas ese libro que saqué de la biblioteca?
Y _ ¿El de los muertos?, por favor esos son cuentos para niños, no creí que te lo creyeras.
L _ Pues yo no puedo creer que si eres tan realista te asuste venir al cementerio, pero vete si quieres, ya me las arreglaré sola. _ dice esto último y se da la vuelta dándome la espalda.
Y _ ¡¡¡No!!! Espera, yo te dije que estaría con tigo en esto, ¿no?, así que puedes contar con migo.
L _ Gracias amiga.
Y _ Bueno, y ¿que decía el libro?, que podemos resucitar a los muertos, ver fantasmas, vampiros, hombres lobos…
L _ ¡Oye!, no te burles.
Y _ Lo siento, entonces ¿qué?
L _Es un ritual, solo tengo que derramar tres gotas de sangre sobre un cuaderno vacío encima de la tumba de mi abuela.
Y _Y ¿para que sirve eso?
L _ Pues para poder comunicarme con ella a través de él, por escrito.
Y _ ¿Y no es mejor derramar tres gotas de sangre sobre dos walkie talkie?, y así te comunicas con ella hablando, jajajaja. Bueno y ¿tienen que ser tres gotas?, porque cuenta gotas no traemos, jajajaja.
L _No seas tonta_ dice golpeando con su puño mi brazo a modo de reprimenda.
Y _Auch, que era broma._ mientras me ago como que me ha dolido.
     Después de esto me muestra esa media sonrisa suya, que me encanta, tiene buen carácter normalmente, y siempre está sonriendo, pero me atrevería a decir que pocas personas son las que han visto esta peculiar sonrisa de mi amiga.
L _ Al fin, ya hemos llegado, está es la tumba de mi abuela _ dice sacándome de mis pensamientos.
Y _ ¿Eh?
L _ ¿Te encuentras bien?
Y _ Sí, muy bien, solo estaba pensando.
L _ ¿En qué si se puede saber?
Y _En que me vas a deber una muy gorda cuando salgamos de esta, y te la pienso cobrar que lo sepas.
L _ Venga vamos, no refunfuñes más y alumbra con la linterna el libro _dice después de dejar el cuaderno en la tumba.
Y _ ¿Estas son las “palabras mágicas” que tengo que decir?
L _Sí.
Y _ Pues, cuando antes empecemos antes nos iremos, así que vamos allá, ¿qué hago?
L _ Mientras tú lees la oración, yo derramaré tres gotas de sangre, ¿OK?
Y _A ver como sale.
L _Cuando quieras.
Y _Sameh busac tur setir taha medit ma salum, ni iesof cutis et le cantier sa saton_ Dije intentando dar un poco de tono misterioso.
     Mientras yo leía estas extrañas palabras, miraba de reojo a Lola que de apoco fue acercando la navaja a la yema de su dedo gordo hasta que aparecieron unas gotitas de sangre que caían sobre el cuaderno, abierto sobre la tumba, manchando las primeras hojas.
     Tras caer la tercera gota no ocurrió nada, absolutamente nada, yo miré a Lola y ella me miró a mí.
Y _ ¿Ya? Bueno y ¿ahora qué? ¿Ninguna señal o algo que nos indique que lo hicimos bien?
L _ ¿Qué esperabas?
Y _ Pues lo normal ¿no?
L _ Y ¿Qué es lo normal para ti?
Y _ Pues no sé, un trueno, un ruido, la mano de algún muerto que sale de su tumba… yo qué se, algo…
L _ Si claro, jajajaja, me parece amiga que has visto demasiadas películas de terror jajajaja.
Y _ Si… tal vez… pero… bueno nada déjalo así, qué ¿nos vamos?
L _ Si ahora solo queda esperar.
Y cogiendo el cuaderno nos dirigimos a la salida del cementerio. Cuando llegamos al coche le conté a Lola todo lo ocurrido con el mío y se propuso llevarme a casa.
Durante el camino a casa me sentía tan cansada que clavé la cabeza en el cristal de la ventana del coche y lo siguiente que recuerdo es la voz de Lola susurrándome en el oído que ya habíamos llegado.
Nos despedimos y me fui hacia mi casa, aún medio dormida busqué las llaves en mí bolsillo, abrí la puerta y caí en mi cama sin ni siquiera ponerme en pijama.
Me despierto cuando el punzante sonido de mi móvil suena desde mi bolsillo, miro la hora desde mi reloj y lo cojo sin mirar quien es.
Y_ ¿Si? , ¿Quién es?
L_ ¿Yas?, Soy yo Lola ¿No leíste mi nombre?
Y _ Lo hubiera hecho si no fueran las cuatro de la mañana y pudiera abrir los ojos sin que se me cerrasen solos (digo un poco enfadada)
L _ Jajajaja, al menos el humor no lo pierdes jajajaja.
Y _ ¿Quién dijo que estaba bromeando? Bueno da igual ¿Para qué me llamas?
L _ Recibí un mensaje.
Y _ ¿Del bruto de tu novio?
L _ Noooooo, ¿cuándo os llevareis bien?
Y _ Cuándo su cerebro pueda ser comparado como al menos el de un niño de siete años.
L _ Jajajaja deja de meterte con él, es un buen chico.
Y _ ¿Ves como me das la razón? Tiene la inocencia de un niño jajajajaja y por desgracia el cerebro también jajajajaja.
L _ Yaaaaaaas
Y _ Ok, ok, entonces ¿de quién es el mensaje?
L _ De mi abuela.
Y _ ¿No que estaba muer…? ¿No me digas que el cuaderno…?
L _ ¿Puedes venir a mi casa ahora?
Y _ Eso no me lo perdería por nada del mundo, espera que coja las llaves del… ¡mierda!
L _ ¿Cómo?
Y _ Que como no valla volando, aunque con la noche que llevamos lo mismo lo intento jajajajaja.
L _ ¿Por qué dices eso?
Y _ Recuerdas que mi coche… vamos que como no me lo traiga tu abuela, porque murió yendo para el cementerio, ¿recuerdas?
L _ Ah si, ¿entonces?
Y _ Pues no se…, llamaré a un taxi…, no se…, ya lo solucionaré tu no te preocupes que ya estoy ahí contigo, xao amiga y ahora nos vemos.
L _ Xao.
Después de colgar el teléfono llamé a un taxi que en menos de cinco minutos ya estaba esperándome en la puerta de mi casa, y en unos diez más o menos ya estábamos en la casa de mi amiga.
Pagué al taxista, y me dirigí al telefonillo.
L _ Ola, ¿quién es?
Y _ ¿A quién mas esperas a las cuatro y media de la mañana?
L _ Ese sutil sarcasmo solo puede pertenecer a Yas jajajaja.
Y _ ¿A quién si no? Jajajaja anda abre que me estoy congelando aquí abajo en tu puerta.
L _ Venga entra.
La puerta se abrió y yo me dirigí a la planta de mi amiga. La quinta planta ni más ni menos y sin ascensor, llegué muerta (no literalmente claro jejejeje).
Al llegar a la puerta sin respiración y con una mano en el corazón y la otra apoyada en la pared (y pensando que tendría que hacer más ejercicio jejejeje), llamé al timbre.
     Tras unos segundos de mi llamada se oyó un grito que provenía de la casa de Lola, así que sin pensármelo dos veces me retiré un poco para coger carrerilla y golpear la puerta con el hombro para poder abrirla  y salvar a mi amiga que… (Ya se un poco largo para no pensármelo dos veces jajaja). Pero cuando estaba a punto de tirarme hacia la puerta, ésta se abrió y sin querer fui a caer en lo alto de Lola  que me miró desde el suelo sorprendida.
Y _ ¿Éstas bien? ¿Te duele algo? ¿Qué fue ese grito? ¿Qué pasó con tu abuela?…
L _ ¡¡Para!! Cualquiera diría que hace unos veinte minutos que te acabas de levantar jajaja
Y _ No te rías, que me tenías muy preocupada _ dije levantándome pues aún me encontraba encima de ella. _ ¿Qué era ese gritó que escuche afuera? ¿Venía de aquí no?
L _ Sí, jejejeje, es que se me derramó el café encima y pues me estaba quemando jejejeje.
Y _ Ah, es solo eso, de veras me asustaste.
L _ ¿Cómo que solo eso? ¿Se me ha derramado un vaso de café hirviendo encima?
Y _ Ya pero…_ dirijo la mirada al suelo donde se derramó el café_ pero al menos veo que la taza está bien jajajaja.
L _ ¿Qué graciosa no? Ya veo como te preocupas por mí.
Y _ Jajajaja tranquila que solo es una broma jajajaja.
L _ Sí ya.
Y _ ¿Bueno y que tienes que contarme de tu abuela? ¿Se comunicó con tigo? ¿Qué te dijo?
L _ No me dijo nada.
Y _ ¡¡¡Nooooooo!!! ¿Y para qué me hiciste venir hasta acá?
L _ Te dije que no me dijo nada, me lo escribió jajajaja
Y _ Te pegué mi buen humor eh jajajaja me parece que no te conviene mi compañía jajajaja.
L _ jajajaja.
Y _ Bueno entonces ¿qué te escribió?
L_ Esto…ven.
     Ambas nos dirigimos hacia la mesa del comedor y cogiendo en libro entre sus manos, abrió la primera página y me lo mostró.
     En letras muy pequeñas podía leerse claramente:
 “Me alegro que te hayas atrevido a contactar con migo, Me gustaría que supieras que sea cual sea la respuesta a mi problema, yo siempre estaré con tigo.”
     Tras leer esto detenidamente en voz alta, miré a Lola que me dedicó su media sonrisita y me dijo:
L_ Ves, y tú que no me creías.
Y_ Sí pero esto puede haberlo escrito cualquiera, y no es por que no te crea.
L_ Mira esto_ dijo enseñándome una carta_ Esta la escribió mi abuela antes de morir, compara las letras_ y tras decir esto me mostró tremenda sonrisa.
     Yo me quedé embobada mirándola sonreír. Mi amiga era preciosa, con el pelo liso por los hombros y pelo castaño, su piel morena, con esos ojos castaño oscuro que envolvía a todo aquel que los miraba, y no sé por qué, no me había fijado antes, y mira que la conozco desde que teníamos 15 años y ya teníamos 19, pero tenía un brillo especial en su mirada, algo que…, no se como explicarlo, pero se veía más guapa. Nunca la había visto así.
     En ese momento mi cara se tornó seria, había algo que mi amiga, a pesar que me contaba todo, bueno, o casi todo, no me había contado, y sentía cierta intriga por lo aquello que la había llevado a tal extremo como para comunicarse con su difunta abuela para solucionarlo. Definitivamente debía ser algo muy importante para ella.
Y_ Lola_ dije con un tono de preocupación en mi voz.
L_ ¿Si?
Y_ ¿Cuál es el problema?
L_ ¿Cómo? ¿Qué problema?
Y_ El problema del que habla tu abuela, el problema por el que has decidido comunicarte con ella y por el que me has llevado una noche al cementerio, ese mismo problema por el que has estado esta semana tan rara, a ese problema me refiero.
L _ Ah, ya ese problema _ sus ojos dejaron de mirarme y su cara se entristeció de golpe_ había olvidado por un momento ese problema al ver que todo había funcionado y que había podido hablar con mi abuelita. Ven, quiero contarte.
     Lola agarró mi mano y me dirigió al sofá, donde ambas nos sentamos.
     Una lágrima comenzó a asomarse de sus ojos y a resbalar por sus mejillas, yo agarré sus manos y las sostuve entre las mías.
Y_ ¿Sabes que puedes contar con migo no?
L _ Claro que se que puedo contar con tigo _ al decir esto me miró y sonrió _  si no, no te hubiese llevado con migo al cementerio ¿no crees?
Y_ Si, tienes razón_ le dije devolviéndole la sonrisa.
L _ ¿Te importa si mañana te cuento?, Prometo contártelo todo, pero ahora estoy muy cansada _ me dijo apoyando su cabeza sobre mi hombro y dando al final de la frase un gran bostezo.
Y _ Claro que no me importa, solo quiero que sepas que puedes confiar en mí, y que yo siempre estaré a tu lado, ¿por que somos amigas no?_ la miré tras decir esto, pero se había quedado dormida.
     Yo me recosté como  pude, para intentar no despertarla, por suerte el sofá era amplio y las dos cabíamos bastante bien. Ella apoyó su cabeza en mi pecho y con los ojos cerrados me dijo.
L _ Gracias amiga _ mientras se agarraba a una de mis manos.

Capítulo 2:
En la mañana cuando desperté, Lola ya no estaba junto a mí en el sofá, y yo estaba tapada con una manta. Me levanté y me dirigí a la cocina, desde donde provenían ruidos de platos y vasos, así que supuse que mi amiga andaría allí, cual fue mi sorpresa que no era ella la que estaba liada con los cacharros.
J (Juan) _ Buenos días_ Me dijo_ ¿has pasado una buena noche?
Y_ Eh…sí_ le contesté un poco aturdida_ ¿Y Lola?
J _ Se está duchando, ahora sale.
Y _ Ammm, ok, la espero en el salón.
J _ ¿No vas a desayunar?
Y _ No gracias se me quitó de pronto el apetito.
     Juan era el novio de Lola. No se porque me caía tan mal, pero era verlo y se me dañaba el día. Y eso que parecía perfecto o al menos eso me decía mi amiga cuando hablaba de él. Debo reconocer que era bastante guapo y atlético y estaba acabando la carrera, no se por qué razón me caía tan mal, si era el hombre perfecto para Lola. Y yo quería lo mejor para mi amiga ¿no es cierto?
     En esto estaba pensando cuando alguien me trajo de las nubes con un abrazo y un beso por detrás.
L _Buenos días dormilona, ¿cómo amaneciste?
Y_ Pues bien hasta que vi la sorpresita que estaba en la cocina._ dije un poco molesta y separándome de ella.
L _ ¿Te refieres a Juan?
Y_ ¿A quien si no?  
J _ Hola cariño_ dijo él acercándose a Lola y dándole tremendo beso en la boca.
Y _ Yo… mejor… me voy.
L _ No, ¿cómo crees? No te puedes ir, recuerda que te tengo que contar eso que no te pude contar anoche.
J _ ¿Qué mi vida?_ dijo abrazándola por detrás.
L _ Cosas nuestras Juan_ dijo ella escapando de su abrazo_ ¿nos puedes dejar solas?
J _ Ok, si no quieres que sepa pues me voy_ dijo él fingiendo una cara triste y acercándose a darle un beso.
L _ Chao Juan _ dijo ella viniendo hacia mí.
J _ ¿No me vas a dar un beso de despedida?
L_ Sí claro_ ella se acercó a él y le dio un beso en la mejilla_ nos vemos luego.
J _ Vale, chao_ dijo él resignándose e yéndose hacia la puerta.
     Por fin se fue, y Lola y yo nos quedamos solas en el piso. Ella se sentó en el sofá tal y como lo hizo el día anterior y me llamó para que me sentara junto a ella.
L _ Esto que te voy a contar te va ha parecer un poco raro, pero ¿me prometes que vas a escuchar toda la historia? Te prometo que no te miento y que es toda real, aunque parezca un cuento.
Y _ Lola_ la miro con cara de “me creo todo”.
L_ ¿Qué?
Y _ Anoche te escribió en un libro tu abuela muerta, no creo que sea más difícil de creer que eso_ dije mostrando una gran sonrisa.
L_ Si tienes razón_ dijo devolviéndome también una sonrisa.
     Ella agarró mis manos y se dispuso a contarme la historia. Me miraba directamente a los ojos, cosa que me intimidaba un poco, y noté como me sonrojaba, pero ella, continuó sin prestar la más mínima atención a mi sonrojo.
L_ Pues durante años, mi familia ha sido una de las más adineradas del pueblo, lo sabes ¿no?
Y_ Ajá
L _ Todo debido a la empresa de papá, que antes guiaba mi abuela, antes de que…_ diciendo esto, bajó la cabeza y unas lagrimillas salieron de su escondite.
Y _ Lola_ dije poniendo mi mano en su barbilla y obligándola a que me mirara, mientras que con el reverso de la otra mano secaba sus ojos.
L _ No te preocupes, estoy bien_ dijo recomponiéndose un poco_ Bueno sigo, antes de morir. Mi abuela desapareció hace unos cuantos años, se fue a recorrer mundo y dejó mientras tanto la empresa a cargo de mi padre, hace unos días nos llegó un certificado de defunción proveniente de África, en el que nos decía que mi abuela había sido hallada muerta en su habitación, se había ahorcado.
Y_ ¿Y por qué el libro?, osea ¿por qué quieres contactar con ella?
L_ Tú no lo entiendes, mi abuela antes de irse me dijo, que nunca se iría sin despedirse de mi, que volvería algún día, me prometió que volvería_ Lola se hecho a llorar, tapando con sus dos manos su cara, respiró profundamente, y siguió_ yo me mandaba cartas con mi abuela en secreto, mi abuela no quería que mis padres supieran donde estaba, por eso nadie sabía. Ella era feliz, en sus cartas me decía, que no se arrepentía de haber dejado todo por irse allí, y que lo único que extrañaba era a mí, y que algún día me llevaría consigo.
     No pudo terminar cuando rompió a llorar. Yo la abracé tan fuerte como pude, quería hacerle sentir, que yo siempre iba a estar ahí cuando ella me necesitara y que iba a tener todo el apoyo posible por mi parte. Ella se retiró un poco de mi, y continuó con su historia.
L_ En la última carta que recibí de ella, ponía algo raro, cuando la leí por primera vez no supe que quería decir, pero ahora lo entiendo todo.
Y_ ¿Qué ponía en la carta?
L_ Toma léela tu misma.
     De sus bolsillos sacó una carta arrugada, la abrió y me la extendió en las manos.
     “Hola mi niña, no sabes cuanto te extraño, mi dolores querida, te estoy escribiendo esta carta viendo el amanecer, que lindo se ve sin las estrepitosas luces de la ciudad, aunque tal vez este sea el último amanecer que vea. Mi amor, quiero que sepas, que pase lo que pase, y digan lo que digan de mi, te amo, y siempre serás mi nietecita consentida”.
L_ Al principio creí que se refería a lo que mis padres dijeran de ella, aunque ahora creo que hay algo más allá.
Y_ ¿Sabes que te digo Lola? Que ya va siendo hora de que hablemos con tu abuelita. ¿No crees?
     Lola me sonrió y se abrazó a mí de nuevo, así estuvimos durante un par de minutos, hasta que se separó y mirándome fijamente a los ojos me dijo.
L_ Gracias amiga.
     Y tras decir esto, me dio un besito en la comisura de los labios.
     Después de esto, no supe como actuar, pero me puse muy nerviosa, y sentía como la cara me ardía y empezaba a sudar.
     Lola se levantó del sofá, me agarró la mano fuerte y tiró hacia donde estaba ella, y con su media sonrisa dibujada en sus labios y una mirada pícara en sus ojos dijo.
L_ Que comience la aventura.
     Yo agité un par de veces la cabeza para despejarme de todo lo que ese besito de mi amiga me había producido y me alejé de ella diciéndole que necesitaba ir al baño.
     Una vez en el baño recapacité de lo que había pasado. Pero por lo que se vio para ella no había sido muy importante por que había seguido de lo más normal, como si no hubiese pasado nada, pero… si no ha pasado nada, no se por qué me ando preocupando yo de esto, si en realidad solo me dio un beso, si cerca de los labios pero…, no fue en los labios, así que deja de pensar tonterías de una vez.
     La llamada de Lola que me esperaba al otro lado de la puerta me sacó de mis cavilaciones.
L_ Yas, ¿Estás bien?
Y_ Eh, si perfecta, ya salgo, no te preocupes_ Dije abriendo la puerta del baño y mostrándole mi mejor sonrisa._ Y ¿Cuál es el plan?
L_ ¿El plan?, pues hablaremos con mi abuela, y le preguntaremos que pasó y veremos a ver si es cierta esta historia del suicidio y si no lo es… BINGO_ debo decir que me sobresalté con ese grito al final_ jajajaja
Y_ ¿y no podemos hablar con la policía o algo? Digo yo.
L_ Claro ¿y si es una conspiración oculta y los asesinos de mi abuela ahora andan detrás de nosotras y forman parte de la policía?
Y_ ¿Y como decías que se llamaba tu abuela?
L_ jajajaja, veo que te convencí ¿no? Jajajajaj
     Que linda se veía cuando reía, con los ojos cerrados ¿Por qué nunca me había fijado?
L_ Yas, ¿estás bien? ¿Te noto rara?
Y_ Eh… sí, es que no dormí muy bien esta noche.
L_ Entonces es mejor que descansemos un poco y que después empecemos, yo también estoy un poco cansada.
Y_ Ok. Bueno pues entonces ¿sobre qué hora vengo?
L_ ¿Cómo?
Y_ Que me voy a descansar y que a qué hora vengo.
L_ ¿Cómo que te vas? De eso nada tu duermes aquí con migo.
Y_ Sí claro, no te ofendas pero aunque tu sofá sea grande es bastante incómodo dormir en un sofá.
L_ No digo que durmamos en el sofá, sino en mi cama, es grande y cabemos las dos.
     Al decir esto, mi corazón empezó a latir tan rápido y fuerte que creí que iba ha escucharlo en cualquier momento.
L_ Venga vamos_ y cogiendo mi mano me arrastró al dormitorio.
Y_ No…, yo…, es mejor que me valla a mi casa_ Conseguí decir después de balbucear algunas palabras.
L_ De eso nada, que si los asesinos saben que eres mi amiga… no quiero imaginarme que puede pasar, así que dime, ¿Qué lado quieres?
Y_ ¿Quieres dejar de meterme miedo? Está bien _dije poco convencida_ el derecho.
L_ Ese iba a elegir yo, así que o el izquierdo o tendrás que dormir sobre mí_ dijo mostrándome su sonrisa.
     Mi cara se tornó roja como un tomate, y ante ese comentario, tan solo pude sonreír.
Y_ Mejor el izquierdo.
     Diciendo esto, nos acostamos en la cama cada una por su lado. Yo intentaba estar lo más alejada de ella que podía y estaba tan al filo que si me soplaba me caía seguro.
     Y luchando por mantenerme sobre la cama me quedé dormida.
     Esta vez cuando abrí los ojos sí estaba ella a mi lado, bueno mejor dicho casi sobre mí. Su cabeza estaba en mi hombro y su mano en mi vientre. Se veía tan inocente entre mis brazos. De apoco fue abriendo los ojos y se me quedó mirando. Igual hacía yo, pero la diferencia es que mi cara de boba sería tal que incluso me preguntó si tenía algo raro en la cara, a lo que claramente respondí que no.
L_ ¿Por qué me miras así?
Y_ Por nada…, solo es que me acabo de despertar y me sorprendió un poco encontrarte así, eso es todo.
L_ Ammm vale, pues a mí me gusta bastante estar así_ dijo mientras acomodaba su cabeza en mi hombro.
     Y retirando un mechón de pelo de mis ojos, aproximó su cara a la mía, tan cerca que el aire que respiraba yo, era el que salía directamente de sus labios. Mi corazón estaba acelerado, y mi respiración entrecortada no me permitía articular palabra por mucho que intentara hacerlo. La tenía cerca, muy cerca, lo más cerca que la había tenido nunca, nuestros labios casi se rozaban. Ella cerró sus ojos y desvió su cabeza cuando nuestras bocas estaban apunto de unirse y la dirigió a mi oreja.
L_ Es hora de empezar_ me susurró al oído.
     Después de hacer esto, se levanto de la cama y se fue a la cocina, dejándome allí tirada, con el corazón a punto de estallar, y unos sudores que recorrían cada parte de mi anatomía.
     ¿Por qué me hace esto ahora? Me preguntaba. ¿Qué pretende? ¿Siempre se ha comportado así? Me parece que estoy obsesionada. Debo olvidar el asunto y volver a la normalidad, esto de los hechizos me está trastornando un poco y ya no sé ni en lo que pienso, aunque después de todo lo que pasó ayer, casi creo en el budú.
     Me levanté y seguí a Lola que estaba en la cocina haciendo el almuerzo.
     Comimos algo ligerito y enseguida nos pusimos manos a la obra. Ella escribió una pregunta a su abuela en el libro, lo cerró y en menos de un minuto cuando lo abrió, ya había algo escrito. En la segunda página apareció una frase escrita. “Cita en el cementerio”, ¿qué nos quería decir con esto? ¿Qué fuéramos de nuevo al cementerio? Yo no entendía nada, aunque Lola parece ser que sí.
L_ Pues vamos.
Y_ Nooooo al cementerio no, por favor_ Le dije haciéndole pucheritos.
L _ jajaja que valiente, no vamos al cementerio, vamos a mi casa, así se llamaba el libro que mi abuela me contaba cuando era pequeña.
Y_ Pues valla libros que te leía tu abuela, así saliste tú.
L_ ¿Como has dicho?
Y_ Jajajaja nada, que si están tus padres casi prefiero el cementerio.
L _ Jajajaja, si aún no los conoces, aunque por lo que se ve ya estás de buen humor, te vino bien dormir un poco eh.
Y_ Si jajaja.
     Lola cogió las llaves del coche y en veinte minutos ya estábamos en su casa. Durante el transcurso del viaje, ella puso la radio y ambas permanecimos en silencio todo el camino.
     Mi amiga entró en su casa (por supuesto tenía llaves) y sin hablar con nadie, nos fuimos directamente a la biblioteca para evitar el interrogatorio de sus padres.
Y_ ¿Sabes más o menos por donde puede estar el libro?
L_ Pues no.
Y_ Pues perfecto.
L_ Calla y busca.
Y_ Parezco un perro, ¿si lo encuentro me das una galletita?
L_ Jajajajaja, por fin vuelves a ser la Yas de siempre jajajaja, me tenías preocupada, estabas un poco rara.
Y_ Si ya, seguro que soy yo la que se comporta rara ahora_ esto lo dije en voz baja.
L _ ¿Cómo?
Y _ Qué sigas buscando.
L_ Siiiii mamá jajaja.
     Después de media hora buscando el  vendito librito…
Y_ Esto es imposible, nunca lo encontraremos.
L_ Yas_ dijo Lola_ ¿Y si llamamos a Juan? Para que nos ayude.
Y_ Nooooooo, ni lo pienses, aunque pensándolo bien cara de perro ya tiene jajajaja.
L_ jajajajaja, es broma no te preocupes me gusta cuando estamos solas_ dijo esto mientras se acercaba peligrosamente a mí.
Y_ ¿Qué haces?_ Le dije mientras me encerraba entre ella y la librería colocando sus manos apoyadas en el estante sobre mis hombros.
L_ De veras estás ciega ¿eh?_ Dijo acercando de nuevo su cara a mía, hasta apoyar su frente con la mía_ ¿No te habías dado cuenta?
Y_ ¿Có…có…cómo?_ conseguí decir al final.

Capítulo 3:
     Y recogiendo una de sus manos trajo un libro consigo.
Y_ ¿Ese es el libro?
L_ Ajá, ahora tendrás que ser tú quien me premie ¿no?_ dijo uniendo de nuevo su frente con la mía que estaban separadas de nuevo.
Y_ ¿Qué…qué quieres? _ dije separándome de ella.
L_ Cómo mínimo una galletita ¿no? Mira que has estado rato mirando la estantería y tenías el libro justo en frente.
Y_ Oye que yo no tengo instinto perruno como tu novio, si se te ha pegado de tanto dormir con él no es culpa mía_ dije dándole la espalda enfadada.
L_ Anda no te enfades, que era broma,  si me gustas tal y como estás, no necesitas instinto perruno como tú dices._dijo abrazándome por detrás.
     Sus manos rodeándome por detrás me ponían muy nerviosa, mi corazón estaba acelerado con solo sentir su respiración en mi cuello ¿Qué me estaba pasando con Lola?
     De repente sentimos unos pasos acercarse y nos separamos de inmediato. La puerta se abrió y el padre de Lola se dirigió a nosotras.
A (Alfonso) _ Dolores querida ¿por qué no me dijiste que estabas en casa? _ dijo abrazando a mi amiga.
L_ Hola papá, es que veníamos a buscar un libro de la biblioteca que nos hace falta para estudiar.
A _ ¿Y lo habéis encontrado?_ Preguntó él mirando hacia mí.
     Yo permanecía inmóvil apoyada en la estantería y mirando la escena un poco aturdida aún por lo que acababa de pasar. Ambos me miraron.
L_ ¿Recuerdas a Yas?
A _ Sí claro, bueno no tenía el placer de conocerla en persona.
Y _ Buenos días señor Alfonso_ dije estrechando la mano.
     Él miró a Lola sonriendo y me abrazó. Por detrás veía como Lola se aguantaba la risa al verme colorada en aquella situación.
A_ No me llames señor, solo Alfonso, si casi eres de la familia, Dolores nos ha hablado mucho de ti, aunque ahora casi no venga a visitarnos. _ Dijo volviendo la cara a Lola que nos miraba divertida. _ Se la pasa más tiempo con tigo que con nosotros.
L _ Bueno papá, dejémoslo así, prometo que vendré más a menudo a visitaros_ dijo agarrándome la mano y tirando de mí hacia afuera.
Y_ Adiós señor Alfonso_ Alcancé a decir cuando ya íbamos saliendo por la puerta.
     Cuando ya estuvimos montadas en el coche, yo miré a Lola y ella me miró sonriendo.
Y _ ¿Bueno… y ahora…qué?_ dije un poco nerviosa.
L _ Ahora esto _ dijo sacando una hoja de papel muy antigua del libro.
Y_ ¿Qué es eso?
L_ Pues parece un sobre del médico doblado.
     Lola abrió el sobre, y se calló una carta. Primero leyó la carta del doctor, al parecer, la abuela de Lola tenía cáncer, el doctor le recomendaba seguir una terapia pero por la insistencia que el doctor mostraba, la abuela de Lola se había negado a ello.
     La siguiente carta, era de la abuela, para Lola, en ella decía que lo sentía mucho por no haber cumplido su promesa de volver a por ella, que no quería pasarse la vida en el médico y que por eso se iba a ir de viaje a conocer mundo, que la amaba, y que siempre sería su nieta preferida.
     No sabía que estaba pensando Lola, dos lágrimas resbalaron por sus mejillas, y me abrazó. Estuvimos un rato así en el coche, ella abrazada a mi y mis brazos rodeándola, no sabía que decir, hasta que al fin ella hablo.
L_ Tengo que llamar al médico de mi abuela _ dijo sacando el móvil del bolsillo.
     El doctor le confirmó que todo era cierto, que su abuela sufría cáncer, que el llevaba su caso en la distancia, y que en estos días su enfermedad había empeorado notablemente, que en realidad no se suicidó, pero prometió a tu abuela decir eso a la familia, porque no quería que sufrieran.
     Lola se echó a llorar de nuevo, y me dijo por favor si podía dejarla sola un momento.
Y_ Claro, me llevo el móvil, Lola, si necesitas algo me avisas, yo iré a dar una vuelta por bosque.
L_ Sí tranquila, yo estoy bien, solo necesito… tiempo para recapacitar todo lo sucedido.
     Salí del coche, y como supuse que Lola necesitaría bastante tiempo caminé alrededor del bosque que bordeaba la casa de Lola. Me alejé bastante de la casa, estaba nerviosa por todo lo que estaba sucediendo, y caminaba rápido, pronto dejé de divisar el coche. A lo lejos vi un gran roble, con una espléndida sombra y pensé que ese era el mejor sitio para descansar y poner en orden ese revoltijo de sentimientos que ahora mismo me abordaba.
     Cuando llegué hasta él, me fijé que en el tronco del árbol, había una especie de dibujo tallado, era como un escudo o algo parecido. A lo mejor ese era el escudo de armas de la familia de Lola ¿qué haría allí dibujado? Me di la vuelta para volver al coche, ya se había hecho un poco tarde, cuando comenzó a moverse algo bajo mis pies.
     De repente el suelo se abrió bajo y caí en un profundo agujero, aunque mirándolo bien no era un agujero, era más bien un túnel. En uno de los lados había una entrada. En esos momentos no sabía que hacer, miré mi móvil que estaba sin cobertura e intenté agarrarme de las raíces que sobresalían de las paredes, pero era inútil, se rompía y yo siempre acababa en el mismo sitio.
     ¿Qué iba hacer yo ahora, en medio del bosque y en un túnel? Tenía dos opciones, pensé, o esperaba en la puerta a que Lola viniera a buscarme o seguía el pasadizo oscuro.  Miré hacia dentro, parecía húmedo y no se podía distinguir una salida en él a causa de la penumbra, así que sin pensármelo dos veces me senté resignada en el suelo, repasando que lo único que podía hacer ahora era esperar, al menos Lola sabía que yo estaba en el bosque y si no volvía seguro que venía a buscarme. Por lo menos esas eran las esperanzas a las que me abrazaba en estos momentos.
     Estuve por más de tres horas sentada en ese maldito agujero, con las manos abrazadas a mis rodillas y escondiendo mi cabeza en ellas, al menos tuve tiempo de pensar en Lola, y me llamé estúpida una y otra vez, por haberla dejado sola. Ahora mismo tan solo quería decirle que todo iba a salir bien, que siempre estaría a su lado, que me perdonara por dejarla sola ahora, y que solo al menos sabía que su abuela nunca se hubiese quitado la vida.
     Ya empezaba a oscurecer y hacía un poco de frío, que mezclado con el miedo que sentía en esos momentos, y los acontecimientos pasados me hicieron llorar. Cada vez estaba más oscuro, se oía el viento silbar, las hojas de los árboles mecerse, al búho cantar, lo suficiente para que una persona sola y atrapada en el bosque, pensara que ese asqueroso boquete se iba a convertir en su tumba. Y llorando desesperadamente fui cerrando los ojos y cayendo en un profundo sueño.
     A la mañana me desperté oyendo voces, parecía que me llamaban, y la voz…
Y_ ¡Aquí, aquí!, ¡estoy aquí!, ¡por favor sacadme de aquí!_ grité angustiada por temor a que las voces fueran parte de mi imaginación o no me escucharan.
L _ ¡Yaaaaas!, ¿Eres tú? ¿Dónde estás?_ Dijo Lola con la misma intensidad que yo.
Y_ ¡Aquí! En un agujero en el suelo, debajo de un gran roble_ Continué gritando.
     La voz de mi amiga sonaba cada vez más cerca.
L_ Ya veo el árbol, pero ¿dónde estás tú?
Y_ ¡Aquí!
     Su linda cabecita apareció entonces asomada a la entrada del agujero.
L _ ¿Qué haces ahí? ¿Estás bien?
Y_ Tú qué crees, jugando al escondite.
L _ ¿Pero te duele algo? ¿Te lastimaste?
Y_ No, estoy bien, solo quiero salir de aquí, sácame por favor_ Dije en tono de súplica y con lágrimas de nuevo en los ojos.
L _ Claro que te voy a sacar de ahí, espera un momento.
Y_ ¡Nooo!, no me dejes sola por favor.
L _ Tranquila, yo siempre voy a estar con tigo._ Sus ojos y su voz radiaban tanta dulzura, que no pude evitar sonreír._ ¡Papá! ¡Está aquí! Traed una cuerda, que está atrapada.
Y _ ¿Lola?
L _ ¿Si?
Y_  Puedes hacerme un favor, ¿Podrías identificar el dibujo que hay tallado en el tronco del árbol?
L _ ¿Dónde?
Y_ A un metro del suelo más o menos.
     Ella se alejó un momento de la entrada del boquete.
L _ Es el escudo de armas de mi familia, pero… ¿qué hace aquí?
Y_ Creo que es una señal.
L _ ¿Una señal? ¿De qué?
Y _ Es que hay algo que no te he contado. Esto no es un agujero, es la entrada a unos pasadizos subterráneos.
A_ ¿Hija? ¿Dónde estáis?
L_ ¡Aquí papá!_ dijo gritando, después se acercó al boquete y me susurró_ No cuentes nada a mí papá de esto, ¿vale?
Y_ Ajá _ atiné a decir.
     En cuestión de minutos ya estaba fuera del agujero y entrando a la casa de Lola.
E (Encarna) _ ¿Apareció?_ preguntó la mamá de mi amiga saliendo del salón._ ¡Ay! Cuanto me alegro de que te hayan encontrado, lo has debido de pasar muy mal allí sola en el bosque toda la noche. Estás helada. Lola cariño, llévala a tu cuarto, que se de un baño caliente, y que se acueste un poco a descansar.
L _ Sí mamá_ Lola me abrazó por detrás y me dirigió hacia su cuarto.
     Una vez estando en su cuarto, me senté en su cama, mientras ella buscaba ropa para mi en su armario, en el cual, a pesar de que no vivía allí, seguía estando abarrotado.
L_ Este te sentará bien.
Y_ Lola ¿podemos hablar?
L _ Sí, si me prometes que no vuelves a pisar el bosque_ Dijo sentándose junto a mí.
Y _ Te lo prometo_ dije sonriendo.
L_ La verdad es que tengo un poco de miedo de lo que vallas a decirme, porque…
     No la dejé terminar cuando la callé con un beso. Ella al principio estaba sorprendida, pero me correspondió al instante.
Y_ No sé lo que me pasa con tigo últimamente, tampoco sé si sientes lo mismo por mi, pero me gustas_ dije al acabar el beso.
     Ella me abrazó durante unos minutos y al separarse me dijo.
L_ Pero ¿estás segura de lo que estás diciendo?
Y_ Puede que este alarde de valor me lo haya dado la caída, y el estar toda una noche pensando que no iba a salir del agujero ese_ dije
L_ No sabes cuanto he deseado oírte decir eso_ dijo abrazándome.
     Me sentía cansada y con mareos y eso ella lo notó.
L_ Yas, tienes que descansar, hemos avisado a tus padres que llegarán dentro de poco. Mientras voy a prepararte el baño._ dijo entrando al servicio.
     Yo intenté levantarme, pero no tenía fuerzas, aún así conseguí ponerme en pie, pero cuando estaba dirigiéndome hacia el baño, las piernas me fallaron y caí golpeándome la cabeza contra el suelo.

Capítulo 4:
Hace dos días que estoy encerrada en esta habitación, tumbada en la cama pero con fuerzas y ganas de salir de aquí de una vez.
     No recuerdo nada, más allá de mí residir  en este hospital. Y aunque a veces mi pasado se me muestras con imágenes fugaces, no consigo enlazar mis recuerdos ni llego a recordar como llegué a esta maldito cuarto.
     Estoy cansada de ver una y otra vez la misma gente parada en la puerta, que me miran con cara de pena, y yo sin poder decirles nada, a veces, no recuerdo ni sus nombres. Y me siento vacía por dentro, es triste esto que estoy viviendo, pero más triste es saber, que ya no tengo vida.
     Mis movimientos no van más allá de esta sala blanca, luminosa y vacía. No tengo motivos para estar alegre, por que no recuerdo nada que me haga sonreír. Las imágenes de la tele y lo que veo desde mi ventana, es lo único que conozco del mundo exterior.
     Estoy cansada ya de este encierro, quisiera poder salir y llenar este hueco con nuevos recuerdos por si acaso no volvieran los antiguos.
     Mamá entra en la sala y me dedica una tierna sonrisa.
M (Montse) _ Hola cariño, ¿Por fin recuerdas algo?
Y _ No mamá no recuerdo nada, y aunque vengas a preguntarme a cada rato, ¡estos malditos recuerdos no vienen!_ digo un poco estresada y enfadada, pero al acabar la frase, me hecho a llorar.
M _ Cariño, no llores_ Me dice abrasándome.
L_ Bu…buenos días._ dice una voz desde la puerta.
     Me giro hacia la voz, cuando la veo, no sé, pero siento algo dentro de mí, ¿la conoceré de mi vida pasada?, yo creo que sí, sus ojos no me miran, rehuye mi mirada, ¿por qué lo hará?
E_ Entra hija_ dice una señora mayor empujándola hacia dentro, ella sigue con la cabeza agachada. _ Buenos días, ¿Cómo se encuentra hoy?
M_ Pues igual, sigue sin recordar nada.
     Yo seguía mirando a esa niña que acababa de entrar, y ella seguía sin levantar la cabeza. Y mi corazón que empezó a latir más rápido cuando ella entró, continuaba sin dar pausa a los latidos.
M_ Yasmín cariño, ella son la señora Encarna y su hija Lola, ¿te acuerdas de ellas?
Y _ ¿Lola?_Por primera vez, ella levantó su mirada que chocó con la mía._ No mamá no recuerdo nada.
     Tras decir esta última frase, un lagrimilla apareció por sus ojos, que denotaban tristeza, y sin decir más, salió de la habitación y corrió hacia fuera.
E_ Hija…_ dijo la señora._ Está muy triste, me costó mucho convencerla para que viniera.
Y_ ¿Mamá?, ¿Puedo salir un momento?
M_ Si, cariño, pero no te tardes.
E_ Y ¿Cuándo le dan el alta?_ Escuché antes de salir de la habitación.
     Sin saber por qué, recorría los pasillos buscándola a ella, a esa niña que me había movido todo con solo entrar a mi habitación. Y al pasar por la puerta de la entrada al hospital, allí estaba ella, sentada en el suelo del pequeño jardín que poseía este, para todos aquellos enfermos que quisieran pasear, no tuviesen que salir del recinto. De apoco fui acercándome, pero no se dio cuenta de mi presencia hasta que le hablé.
Y_ Hola.
L_ ¿Eh?_ dijo mirándome y con los ojos llenos de lágrima aún.
Y_ Lola ¿verdad? _ dije sentándome junto a ella.
L_ Ajá _ dijo limpiándose las lágrimas.
Y_ ¿Por qué lloras?
L _ Porque fue mi culpa que estés así.
Y _ No fue tu culpa.
L _ ¿Cómo lo sabes si ni siquiera te acuerdas? _ dijo un poco enfadada.
Y _ Sí, tienes razón, no me acuerdo, pero tus ojos me dicen, que jamás me harías daño.
     Ella me miró, y nuestras miradas volvieron a chocar. ¿Será que soy lesbiana? Entonces sonreí, y ella, en un gesto tímido, me devolvió la sonrisa.
Y _ ¿Me acompañas?
L _ ¿A dónde?
Y _ A mi habitación, es que mi madre tiene que andar como loca buscándome por todos lados jajajaja.
L_ Sí, claro.
     Ella se levantó primero, y me extendió la mano para que yo también pudiera hacerlo, pero tiró tan fuerte de mí, que yo acabé entre sus brazos. Apoyé mi cabeza en su hombro derecho y la abrasé instintivamente. Me sentía bien entre sus brazos, sentía esa seguridad que no había sentido desde el accidente y cerré los ojos. De repente, vinieron a mi mente, imágenes de ella y yo al principio, pero después fueron viniendo todas las demás, de mi familia, de mis amigos, hasta de esa terrible noche que pasé en ese maldito agujero del bosque.
Y _ ¿Lola?
L _ ¿Sí? _ dijo ella liberándome de su abrazo.
Y _ No me sueltes, que hace mucho que no estaba entre tus brazos.
     Lola me abrazó de nuevo y esta vez más fuerte que antes.
L_ Recuerdas ¿verdad?
Y _ Sí, todo, recuerdo todo, y no quiero olvidarme mas de ti, prometo no volver a hacerlo en la vida._ dije besándola sin importarme las personas que nos estaban mirando en ese momento, nunca nos importó lo que dijeran la gente y menos si eran desconocidos que no volveríamos a ver.
     El resto de la tarde, Lola se quedó junto a mí en la habitación y estuvimos hablando por largo rato.
     Ella no había dicho a nadie lo de los laberintos, y tampoco había bajado allí desde que me pasó lo que me pasó, y me dijo, que encontráramos lo que encontráramos lo haríamos juntas.
     Por desgracia la tarde pasó deprisa y Lola tuvo que marcharse, aunque yo deseaba que se quedara. Mi único consuelo era que a la mañana siguiente por fin me daban el alta y podría estar con ella.
     Al día siguiente, muy temprano pasó el doctor por mi habitación y mi mamá se fue con él para firmar unos papeles, mientras tanto yo, me quedé recogiendo mis cosas.
     Estaba cerrando la maleta, cuando siento que alguien me abraza por detrás.
L_ Buenos días cariño_ me dice susurrándome en el oído y dándome un tierno beso en el cuello.
     Al escuchar esto, un suave y placentero escalofrío recorrió todo mi cuerpo.
Y_ ¿Perdón?, ¿Quién es usted y por qué me dice cariño? _ dije soltándome del abrazo y volviendo para mirarla.
     Por un momento me mantuve seria mirando su gesto, era entre miedo, sorpresa y tristeza. Los ojos los tenía muy grandes con las cejas totalmente arqueadas y la boca abierta.
L _ ¿Cómo? _ dijo al fín con la voz entrecortada.
     Yo al ver su cara me eché a reír, ya no podía aguantar más, su cara era bastante divertida.
L _ Tonta, me asustaste _ dijo dándome un golpe en el hombro.
Y _ Auch, solo bromeaba.
L _ Sí, lo sé pero no vuelvas a hacerlo nunca ¿entendido? _ dijo abrazándome.
     En ese momento llegó mi mamá, y Lola se separó deprisa de mí (porque nadie sabía aún lo nuestro).
M_ Todo arreglado hija, ah hola Lola, me alegro de verte aquí tan pronto, quería hablar con tigo un momento.
L _ Sí claro señora, usted dirá _ dijo poniéndose un poco nerviosa.
M _ Mira, Yasmín no está totalmente recuperada, aunque ella diga lo contrario_ dijo esto mirándome_ y como seguramente no se quiera venir para la casa con migo, pues quería pedirte si te puedes quedar con ella unos días, yo se que tu me la cuidarás bien, y pues así estoy más tranquila.
L _ Claro señora, cuente con migo_ dijo mi “amiga” sonriendo.
      En la puerta del hospital, ambas nos despedimos de mi madre que tomó un taxi, y nosotras nos dirigimos a mi casa para tomar algo de ropa, ya que por unos días permanecería en el departamento de Lola, ya que era más amplio que el mío. Aunque al principio me negué a ello, me terminó de convencer cuando me dijo que ella tenía una cama grande dónde cabíamos las dos, y así podríamos dormir juntitas y cómodas.    
     Durante el trayecto yo apoyé mi cabeza en el cristal de mi ventana mirando hacia ella.
L _ ¿Qué miras mi amor?
Y _ Que lindo suena eso que dijiste._ dije suspirando.
     Lola me miró por unos segundos y me dedicó una tierna sonrisa.
L _ Pues eso es lo que eres y bueno dime ¿qué tanto miras?
Y _ Pues a la persona más bella que he visto en mi vida, eso miro. Tu sonrisa, tus ojitos, tu pelo y me pregunto una y otra vez, por qué no lo veía antes.
L _ ¿Entonces nunca me habías visto diferente de una amiga?_ su cara de pronto se tornó seria.
Y _ Pues… no sé… yo en el fondo, no te veía solo como una amiga, yo sentía algo aquí adentro_ dije esto situando mi mano en mi pecho, sobre mi corazón_ pero no sabía que era.
     Tras decir esto, Lola detuvo el coche en el arcén  de la carretera y me miró.
L_ Yas, mi amor, no quiero confundirte y acabar haciéndonos daños a las dos, yo se que estos momentos han sido muy duros para ambas y mucho más para ti, por eso quiero preguntarte algo, y quiero que me respondas sinceramente. ¿Me quieres?
Y_ No_ dije rotundamente  y ella dejó caer la cabeza hacia atrás acomodándose en el sillón y cerrando los ojos, de los cuales empezaron a asomar unas gotitas._ No solo te quiero_ continué y ella entonces fijó la vista en mi de nuevo_ te amo, te necesito, no soy feliz si no estás a mi lado. Estos días que estuve sin memoria me sentí vacía, como si me faltara algo. Yo pensaba que ese algo eran los recuerdos, pero me equivoqué, ¿sabes por qué? Porque ese vacío se llenó en el momento que entraste por la puerta de mi habitación y en ese momento aún mi cabeza no sabía quien eras, pero mi corazón te reconoció al instante. Así que óyelo bien, te amo.
     Tras decir esto, cogí su mentón con mi mano y me aproximé a sus labios, proporcionándole el beso más tierno que había dado a nadie en mi vida. Sus manos se aferraron a las mías y separándonos un instante y abrazándonos, me susurró al oído.
L _ Te amo.
     Y tras esto, volvió a besarme de nuevo, pero esta vez era un beso más pasional, aunque sin alejarse de lo tierno, de apoco su lengua fue entrando en mi boca hasta chocar con la mía que la recibió con entusiasmo.
     Desgraciadamente nuestro beso acabó cuando sentimos un coche detenerse tras nosotras, un hombre alto y robusto se bajó de él y se aproximó a la ventanilla de Lola.
     Ella y yo nos miramos.

Capítulo 5:
Desconocido_ ¿Se encuentran bien señoritas?
L _ Si señor, no se preocupe, estamos bien _ dijo Lola secándose la cara y regalándole una sonrisa.
D _ Bueno pues me alegro, es que vi el coche estacionado y pensé que tal vez necesitaban ayuda. Entonces ¿no me necesitan para nada?
L _ No señor, de veras estamos bien.
D_ Pues entonces me voy, adiós señoritas, y tengan un buen viaje.
L _ Igualmente y gracias de todos modos.
     El caballero se alejó en su coche y nosotras proseguimos nuestro viaje en silencio. A menudo intercambiábamos sonrisas y miradas que lo decían todo.
     El camino no se hizo muy largo y pronto estuvimos en mi casa.
     No tardamos mucho en subir a mi casa y en menos de media hora ya teníamos todo listo. No había vuelto a ella desde que salí esa noche para el departamento de Lola. Debajo de la puerta había una carta informándome que mi coche había sido hallado en la puerta del cementerio y lo habían trasladado a un taller cercano y esperaban a que me comunicara con ellos para saber que hacer con él.
     Cuando salimos de mi casa, Lola me llevó a la dirección que venía en la carta y tras arreglar unos cuantos papeles y firmar no se cuántas veces, logré sacar al fin mi coche. Bueno, en realidad no logré sacarlo porque seguía sin arrancar, pero lo mejor es que estaba en un taller, así que decidí dejarlo allá para que lo repararan.
     Después de saber que mi coche estaba en buenas manos, pues el hombre parecía serio y bastante bueno en su trabajo, por la cantidad de vehículos que tenía en el local, nos dirigimos a la casa de Lola, mi nuevo hogar temporalmente.
     Al montarnos en el coche, Lola, clavó sus ojos en los míos, y acercándose a mí lentamente, posó sus labios.
L_ Nunca me cansaría de hacer esto_ dijo al separarse con los ojos cerrados.
     Después del beso inesperado, Lola arrancó el coche, y cuando ya estaba en camino puso su mano sobre la mía y no la movió durante todo el viaje, exceptuando en el cambio de marchas.
     En unos 20 minutos llegamos a la casa de Lola, estacionó el coche y mirándome a los ojos con una sonrisa tierna me dijo:
L _ Bienvenida a tu nuevo castillo princesa.
     Tras decir eso, yo me quedé con cara de boba, viendo como salía por su puerta y cuando iba a abrir el coche después de quitarme el cinturón y coger un par de cosas de la guantera, ella ya tenía mi puerta abierta y me esperaba ofreciéndome su mano.
     Yo tomé su mano y salí del coche. Ella cogió mis maletas y subimos sin más demoras a la que sería por ahora nuestra casa. Sonaba raro, pero así sería nuestro hogar.
     Tardamos un poco en arreglar las maletas pero después de una media hora, ya estaba todo arreglado.
     Yo me senté en el sofá agotada, habían sido unos días muy duros con lo de la amnesia y todo eso y por fin ahora podía relajarme. Lola estaba en la cocina haciendo el almuerzo, yo me acerqué por detrás y le rodeé la cintura con mis brazos apoyando mi cabeza en su hombro.
Y_ Huele bien, ¿qué es?
L_ Ya lo verás cuando termine_ dijo dandose la vuelta y dándome un pequeño beso en los labios.
Y_ Se me hace raro aún ¿sabes?
L_ ¿Qué?
Y_ Estar abrazando y besando, siempre fuimos amigas y ahora… es raro.
     Lola se soltó de pronto y volvió a darme la espalda.
Y_ Lola_ dije volviéndola a abrazar_ te quiero, te amo, pero se me hace raro después de todo lo que ha pasado, lo entiendes ¿verdad?
L _ Ajá, lo entiendo no te preocupes_ me miró intentando mostrar una sonrisa, pero tan solo se quedó en intento_ Ahora ve poniendo la mesa, que esto está listo.
Y_ A sus ordenes_ dije haciendo la señal del soldado.
L_ Que loca estás_ dijo sonriendo al fin.
Y_ Si, pero así me amas_ dije regalándole un beso.
     Mientras ponía la mesa, sentía como no dejaba de mirarme y eso me encantaba.
Y_ Ya está todo listo.
L_ Sí, la comida también. Es hora de comer.
     Ambas nos sentamos en la mesa, una frente la otra. Durante el almuerzo me puso al día de todo lo que había hecho durante mi estancia en el hospital, me dijo que había roto con Juan, pero que habían quedado como amigos y que nuestros amigos habían estado muy preocupados y que esta noche me habían preparado una fiesta para celebrar mi regreso.
L_ Y bien, ¿tienes ganas de ir?
Y_ Pues…_ dije acariciando su mano_ preferiría quedarme viendo una peli con tigo, pero tampoco es para hacerles el feo, así que iremos.
L_ Ok _ dijo sonriendo_ es dentro de tres horas, así que si quieres descansas y después vamos.
Y_ Si, y ¿dónde es?
L_ En la disco de siempre.
Y_ Ok.
     Cuando acabamos de comer, recogimos la mesa y ambas nos sentamos en el saloncito con la tele apagada. Ella apoyó su cabeza en mi hombro y me abrazó, yo, le correspondí.
L_ ¿Qué quieres descansar aquí o en la cama?
Y_ La cama es más grande.
L_ Pues entonces vamos.
Y_ ¿Tú bienes con migo?
L_ Claro, si quieres.
Y_ Pues entonces mejor el sofá.
L_ ¿Por qué ese cambio?
Y_ Porque es más pequeño y estaremos más juntitas.
L_ Te amo preciosa_ y tras decir eso me besó con un beso dulce y suave_ pero estaremos más cómodas en la cama, prometo apegarme mucho a ti.
Y_ Jajaja entonces vale.
      Nos acomodamos en la cama. Era la segunda vez que yo dormía con ella allí, pero esta vez no sería como la primera, en esta ocasión las dos estábamos en el centro de la cama abrazadas, ella tenía la cabeza en mi hombro y su brazo en mi cintura, como nuestro primer despertar juntas.
     Yo fui la primera en dormirme. Mientras tanto sentía como ella me miraba y me acariciaba el pelo, me encantaba esa sensación y quería dormir con ella así siempre. No sé cuanto duraría mi estancia en esa casa, pero no quería despertar, por miedo a que todo fuese un sueño.
L_ Despierta preciosa.
Y_ Un poco más_ dije abrazándome más a ella.
L_ Vamos que ya se nos hizo tarde, solo tenemos una hora para ducharnos y prepararnos, y creo que aún es muy pronto para hacerlo juntas._ Dijo sonriendo pícaramente.
Y_ Sí, es muy pronto, no me mires así.
L_ Es que me lo imagino y Mmmm_ dijo mientras se mordía el labio inferior_ Pero no te preocupes, que también creo que es muy rápido, solo que… ya sabes que mi imaginación siempre va por delante.
Y_ Sí, lo sé jajaja, no te preocupes, que te conozco. Pero… ¿tú estás preparada?
L_ Según.
Y_ ¿Según qué?
L_ A ver, si me preguntas si estoy preparada para tener sexo con una mujer, te diré que sí, pero, si me preguntas si estoy preparada para hacer el amor con mi mejor amiga y la mujer a la que amo, te diré que no.
Y_ Ajá.
L_ ¿Te sorprende mi respuesta?
Y_ Sí.
L_ ¿Positiva o negativamente?
Y_ Todo lo que me dices es positivo_ dije subiéndome en lo alto de ella._ ¿Sabes?
L_ ¿Qué?
Y_ Te amo_ dije dándole un besito en los labios._ Venga dormilona que nos esperan.
L_ ¿Yo dormilona?, si casi no consigo que te despiertes._ dijo sentada en la cama.
Y_ ¿Sabes otra cosa?
L_ ¿Qué me amas?_ dijo levantándose y acercándose a mi que estaba en la puerta del baño y dándome un beso.
Y_ No_ dije medio esquivándola como jugando.
L_ ¿Entonces?_ preguntó con el mismo tono de juego.
Y_ Que me baño primero_ y dando un paso hacia atrás me encerré en el baño.
L_ Tramposa._ Oí desde detrás de la puerta.
     Yo acabé rápido y como me di cuenta que no había cogido ropa alguna, me puse la ropa interior que ya había en el cuarto de baño y me lié una toalla alrededor del cuerpo y me dispuse a salir.
     Abrí la puerta un poco, lo suficiente para ver que no había nadie en el cuarto. Me apresuré rápidamente al armario y abrí las puertas. En ese momento sentí dos manos posarse en mis caderas y su cabeza sobre mis hombros.
L _ ¿Te ayudo?
Y_ Emm
L_ ¿Te asusté?
Y_ No, ¿cómo crees? Solo me sobresaltaste_ dije volviendo y dándole un suave beso en los labios.
L_ Ya sé que no estás preparada pero por favor, no me tientes_ dijo mirando para abajo.
     Yo miré hacia la dirección en la que miraban sus ojos y descubrí que mi toalla caía sobre mis pies quedando mi cuerpo prácticamente desnudo. Me agaché lo más rápido que pude volviéndome a cubrir con la toalla.
Y_ Aún no_ dije volviéndola a besar._ Ala, te toca que si no, no llegamos.
     Y empujándola de a jueguito la metí en el cuarto de baño y cerré la puerta.
L_ ¿Estás segura que no quieres lavarme la espalda?
Y_ ¿Me dejarás usar el estropajo?
L_ Jajaja ok me baño yo solita.
Y_ Pues date prisa que nos queda poco.
     No volvió a contestar y al poco comenzó a oírse el agua de la ducha mientras que su preciosa voz cantaba: “Tu te lo pierdes, porque estoy estupenda, no he visto nada más bello que tu figura en toalla envuelta”. Después de cantar esto, se oía su risa, y comenzaba a cantar de nuevo.
     Mientras tanto yo, me paré frente al armario en el que había colgado mi ropa recientemente y me dispuse a elegir algo que no fuera muy sport, que normalmente es mi estilo y me gusta, ya que prefiero ir cómoda. Al final elegí unos pantalones que me quedaban entallados a mis piernas y un jersey de cuello alto negro, y en los pies unas botas del mismo color del jersey.
     Una vez vestida, me senté a los pies de la cama, esperando encontrar a una Lola en toalla, cual fue mi sorpresa cuando la vi aparecer por la puerta con un vestido blanco de volantes por las rodillas, y su pelo suelto caído por los hombros.
     Despacito se acercó a mí, me puso una mano en la mejilla y resbaló hasta llegar a mi barbilla la cual subió diciendo.
L_ Cierra la boca que te van a entrar moscas.
     Ella agarró mi mano, me levantó de la cama y me volvió a besar diciendo, vamos, que al final llegamos tarde.

 Capitulo 6:
     La noche estaba tranquila, el cielo un poco nublado y soplaba algo de viento, pero aún así se podían ver algunas estrellas, y la luna asomaba entre las nubes de vez en cuando.
     El local al que íbamos siempre, estaba en el pueblo de al lado, así que irremediablemente tuvimos que pasar por la casa de Lola.
     Cuando pasamos por el portón, un escalofrío recorrió mi cuerpo, y Lola al verlo, detuvo el coche justo en la puerta.
_L _Ahora vengo_ dijo saliendo del vehículo, mientras yo la miraba con cara rara.
     Abrí la guantera para sacar un CD, y se cayó ante mis pies el cuaderno abriéndose ante mí por una página que tenia dibujado un árbol y el escudo de la familia.
     Yo cogí las llaves del coche, una linterna de la guantera y el cuaderno y salí del coche, apoyándome en la puerta, mirando en la dirección en la que cogí aquel día.
_L _ ¿Piensas en dar otro paseo por el bosque?_ dijo acercándose a mi y poniéndome una chaqueta suya sobre mis hombros.
_Y_ Pues… según la calidad y cantidad de los besos que me des ahora me lo pensaré.
_L_ Te amo_ dijo sonriendo y dándome un suave beso en los labios._ ¿Qué haces fuera del coche?
_Y_ Mira_ dije mostrándole el libro abierto por la página en la que estaba el dibujo.
_L_ ¿Qué es esto?
_Y_ No sé, me calló a los pies cuando abrí la guantera, y había esto dibujado.
_L_ ¿Por eso andabas mirando hacia allá?
_Y_ Ajá.
_ L_ ¿No querrás que vayamos ahora verdad?
_Y_ Ajá.
_L_ Estás loca si piensas que te voy a meter ahí otra vez, y menos en plena noche.
_Y_ Ajá.
_L_ ¿Solo piensas decirme ajá?
_Y_ Puede, venga vamos _dije agarrando  su mano y dirigiéndome hacia su casa.
_L_ ¿A dónde me llevas?
_Y_ ¿Pues no pensarás que voy a dejarte entrar un túnel, lleno de fantasmas, tan linda como vas, para que alguno se enamore de ti  y no nos libremos de él nunca verdad?
_L_ Jajaja estás loca mi amor.
_Y_ Ya lo sé, pero venía con el paquete cuando te enamoraste de mí, así que ahora ni te quejes.
      Pero antes de abrir la puerta de su casa me detuvo, me acorraló entre la puerta y sus brazos y me besó en los labios.
_L_ No puedo quejarme, tus besos lo recompensan todo.
_Y_ ¿Entonces estás con migo solo por mis besos? Eso no lo sabía.
_L_ Sí, pero no lo tomes a mal, es que me vuelven loca.
     Pero justo cuando iba a besarme de nuevo, me agache y salí de entre sus brazos y fue divertido ver como terminó besando la puerta.
_Y_ Anda vamos no te me vallas a enamorar de los besos de la puerta._ dije agarrándola de la mano y tirando de ella hasta la habitación.
_L_ Ja, ja, ja, muy graciosa tú.
     Las dos nos cambiamos rápidas con ropas de Lola viejas, con gorros, guantes…
_Y_ ¿Habrá que buscar una cuerda?
_L_ ¿Para qué quieres una cuerda?
_Y_ Para utilizarla de látigo como Indiana Jones  ¿cómo piensas bajar al agujero?
_ L_ Tienes razón, seguro que hay alguna en la cocina, vamos.
     Ambas buscamos la cuerda en la cocina, hasta que al fin encontramos una en uno de los cajones de la despensa.
_Y_ Como dijo alguien una vez_ dije dándole un beso a Lola_ que empiece la aventura.
    Las dos nos dirigimos al bosque, y sin mucho tardar llegamos a la boca del túnel donde me había caído.
    Desde el día de mi accidente, aquel agujero estaba señalizado para que a nadie más le pasara lo que a mí.
_Y_ Esta señalizado.
_L_ Ajá, solo falta el “Prohibido caer en él”.
_Y_ Ja, ja, ja, esta torpe fue la que abrió el agujero_ dije haciendo alarde de mi chulería.
_L_ Jajaja, si encima tengo que agradecerte.
_Y_ Por supuesto.
_L_ ¿Y cómo te agradezco?_ dijo amarrándome la mano.
_Y_ Déjame pensar… ¿besos? ¿Abrazos? Ya sé.
_ L_ Que miedo me da tu “ya sé”.
_Y_ Jajaja si quieres no te digo…
_L_ Ya dime, mi curiosidad es más fuerte que mi miedo.
_Y_ Quiero que me prometas que siempre estarás a mi lado.
_L_ Eso es fácil eh, te lo prometo.
    La besé y seguidamente me asomé un poco hacia abajo, y me pareció mucho más profundo, supongo que los nervios y el miedo, no me habían dejado ver la profundidad del agujero.
_L_ Tuviste suerte._ dijo Lola sacándome de mis pensamientos, mientras que ataba un extremo de la cuerda al árbol.
_Y_ Al saber le llaman suerte.
_L_ Cómo si te hubieses caído queriendo
_Y_ No, pero sé caer_ dije presumiendo.
_L_ Jajaja estás loca.
_Y_ Desde luego, a veces creo que todo esto es un sueño, y que me despertaré en algún momento…auch, me pellizcaste.
_L_ No es un sueño jajaja.
     Y diciendo esto, lanzó el extremo de la cuerda por el agujero.
_L_ Está más alto de lo que pensaba
_Y_ Dímelo a mí.
_L_ Cierto… tal vez esto sea demasiado arriesgado.
_Y_ ¿Dónde está la Lola que conozco?
_L_ Esa Lola casi se queda en el hospital con tigo.
_Y_ No digas tonterías, no me pasará nada. Bajo yo primero que ya conozco el camino.
_L_ De eso nada, yo bajaré primero, tú acabas de salir hoy del hospital, no sé como me dejé convencer para hacer esto.
_Y_ Te pegué mi locura, además tu abuela quiere que bajemos por algo.
_ L_ Ok, ya voy, agárrame la linterna.
     No tardó mucho en bajar, era bastante ágil.
_L_ Pásame la linterna.
     Le lancé la linterna y bajé rápidamente a su lado.
_L_ ¿Este es el túnel qué decías?
_Y_ Ajá.
_L_ ¿descubriste algo que no sepa?
_Y_ Ajá.
_L_ ¿Qué?
_Y_ Que las hojas secas del suelo amortiguan el golpe jajaja.
_L_ Hablo en serio.
_Y_ Ok ok, no, no averigüe nada, estaba muy oscuro y no quise entrar.
_L_ Está bien, te comprendo, entremos, dame la mano, y no te separes de mí.
_Y_ Ok, ¿qué buscamos?
_L_ No sé, la abuela me contaba historias sobre un túnel secreto que llevaba a una habitación, puede que al fin y al cabo no fuera del todo un cuento.
_Y_ Muy bien, al menos sabemos que es lo que estamos buscando ¿Tenía algo en especial esa habitación?
_L_ Era la habitación de una princesa, desapareció hace siglos, y nunca nadie la encontró, dicen que se fugó con el herrero del pueblo.
_Y_ Valla historia, ¿ese es el final? ¿Qué se fugó con el herrero?
_L_ No lo sé, creo que no, mi abuela me contaba que la princesa había desaparecido, pero nunca me dijo el final.
_L_ Sí, mi abuela siempre tuvo mucha imaginación.
_Y_ Jajaja es que tienes a quien salir eh.
     El libro se calló justo antes de entrar, en la página estaba escrito el início del cuento que la abuela le contaba a Lola.
Érase una vez, en un país lejano, una princesa que vivía en un enorme castillo, con su padre, su madre había muerto hace muchos años y la única amiga que tenía era una sirvienta con la que jugaba de pequeña. Cuando la princesa se hizo una señorita, el padre quiso casarla con numerosos príncipes a los que ella rechazaba una y otra vez, hasta que un día el padre se cansó de los caprichos de la princesa y preparo una boda para casarla con el hijo menor del rey vecino. La princesa desapareció la noche antes del matrimonio, y todos dicen que se fugó con su verdadero amor, el hermano herrero de la sirvienta.”
_Y_ Qué bonita la historia, a mi me contaban por las noches el de los tres cerditos.
_L_ Que raro que mi abuela haya escrito esto.
_Y_ Será que se aburre y quería participar en la conversación jajaja.
_L_ Jajaja.
     Entramos en el túnel, hacía mucho frío, supongo que por las rocas y la humedad, ambas permanecíamos en silencio para no despertar a los numerosos murciélagos que dormían placidamente cabeza abajo en el techo.
     Cada dos por tres, se oía el eco de los charcos que pisábamos, pero gracias a dios, estos no eran tan ruidosos como para extraer de su letargo a tan “graciosos” animalillos.
     El suelo estaba resbaladizo, era demasiado el musgo que había crecido allí, y de seguro hacía años que nadie entraba por aquellos sitios.
     Las estalagmitas y estalactitas, junto a los pequeños habitantes del lugar, hacían que aquella cueva, no fuera un lugar tentador para visitar.
     A medida que nos alejábamos de la entrada, el camino se estrechaba, y en las paredes se veían colgadas antorchas muy antiguas repletas de telas de arañas y polvo.
     Ya era seguro que en ese pasadizo, había actuado las manos del hombre, y deberíamos tener cuidado por que de seguro había trampas.
     Cuándo íbamos ya muy avanzadas, Lola me dijo algo que me sorprendió un poco.
_L_ Creo que no debería haberte traído aquí.
_Y_ ¿Por qué?
_L_ Porque esto se ve peligroso.
_Y_ Pero nosotras somos valientes.
_L_ Sí, supongo.
     Diciendo esto, agarró fuertemente mi mano, y seguimos hacia delante.
     Gracias a dios, el camino era todo recto, ni laberintos, ni dobles cavidades, era un túnel demasiado fácil, y eso me desesperaba un poco.
     Llegamos hasta lo que parecía ser el final del túnel, y una puerta enorme se mostraba ante nuestros ojos.
     A pesar de los años que seguramente llevaría allí, se apreciaba fuerte, y no encontrábamos la manera de abrirla.
_Y_ ¿Y bien, ahora qué hacemos?
_L_ No sé, habrá algún modo de abrirla supongo.
_Y_ A lo mejor diciendo las palabras mágicas de aladín.
_L_ No creo.
_Y_ ¿No entiendo cómo no puedes creer después de que hayamos encontrado una puerta gigante, oculta en un túnel  y a la cual hemos llegado a partir de las indicaciones de tu abuela muerta?
_L_ Jajaja, supongo que tienes razón.
_Y_ Mi amor.
_L_ ¿Si?
_Y_ Prométeme que si salimos de esta, escribirás un libro con la historia de tu familia.
_L_ Jajaja, lo que tú quieras mi niña. Este lugar me trae grandes recuerdos de mi abuela. Por sus cuentos, supongo. Cuando trajeron el cadáver y lo enterraron en el cementerio, no podía creerme que mi abuela estuviera allí ahora. Que nunca más pudiera verla.
_Y_ Por eso decidiste saber la verdad de su muerte.
_L_ Ajá, pero mejor cambiemos de tema, no encuentro la manera de abrir la puerta esta.
_Y_ ¿Vas a probar las palabras mágicas entonces?
_L_ Jajaja, claro si eso te hace feliz. “Ábrete Sésamo”
     De pronto, la puerta se abrió ante nuestros ojos…

 Capítulo 7:
_L_ Pero… ¿cómo es posible?
_Y_ Jajaja
     Lola se volvió hacia mí, que me estaba muriendo de la risa.
_Y_ En realidad encontré esta piedra y la investigué un poco mientras mirabas como abrir la puerta, me pareció divertida tu cara.
_L_ Muy graciosa tu eh.
_Y_ Lo siento mi amor, pero te ves linda hasta sorprendida.
_L_ Anda vamos_ dijo agarrando de nuevo mi mano.
     El paisaje había cambiado por completo, un inmenso jardín subterráneo se dispuso ante nuestros ojos. Era hermoso, enredaderas colgaban por las paredes, y en el centro del recinto una fuente reinaba radiante. Al fondo de aquel jardín subterráneo, aparecía ante nuestros ojos una puerta de madera de menor tamaño que por la que habíamos entrado. El suelo a diferencia de todo lo que habíamos recorrido de túnel, no era de piedra, ni tierra, estaba hecho de losas cuadradas de dos colores.
     Yo di un paso hacia delante, Lola agarró mi mano con fuerza de nuevo, y me giró hacia ella.
_L_ No te vallas a separar de mi, esto no me da buena espina.
_Y_ Tranquila.
     Ambas agarradas de la mano nos dispusimos al dar el primer paso cuando el libro se volvió a caer al suelo.
_Y_ Jajaja que torpe mi amor.
_L_ No soy yo quien lo cae eh, el solito se tira.
_Y_ Será un diario suicida jajaja.
     “La princesa, planeaba escaparse la noche anterior a su boda, todos estarían ocupados con los preparativos y esa sería la oportunidad de abandonarlo todo para estar con su verdadero amor, lejos de todo lo que les rodeaba. Había decidido abandonar sus comodidades y lujo, por estar con la persona a la que verdaderamente amaba. Por desgracia, su padre, que había mandado a vigilar a su hija por su negativa a casarse se enteró del plan de huida de esta, la mandó a encerrar en su habitación y puso dos guardianes a su entrada.”
_ Y_ Se pone interesante la historia eh.
_L _ Sí, esta parte no la conocía.
     Lola cerró el libro de nuevo, y al dar el primer paso una losa se activó, y de repente la puerta se cerró tras nosotras y el agua de la fuente empezó a desbordarse. La habitación empezó a encharcarse, y rápidamente el agua subía de nivel mientras nosotras ya no sabíamos que hacer.
     Corrimos hasta la puerta e intentamos abrirla pero fue imposible, estaba cerrada y por lo visto la única forma de abrirla era introduciendo un código alfanumérico que no teníamos de donde saberlo.
Introducimos cifras y números al azar, pero no conseguíamos nada y el agua seguía subiendo.
_L_ Yas, mi niña, no tendría que haberte traído aquí._ dijo Lola mientras se sentaba en el suelo a punto de llorar.
_Y_ Mi amor, tranquila, aún falta mucho tiempo hasta que esto se inunde por completo, habrá muchas formas de salir de aquí, tranquilízate, saldremos.
     Al ver que no tenía sentido poner números por que sí, intentamos buscar alguna palanca o botón que detuviera el agua, pero no encontrábamos nada.
     Presionamos cada Losa del suelo, revisamos cada centímetro de pared en busca de algo, lo que sea que nos diera la clave para poder salir de allí.
     Nos metimos en la fuente, y tocamos por todos lados, pero nada, no había señal alguna, que nos mostrara la salida.
     Cada vez el agua subía más y más, y nosotras empezamos a nadar hacia arriba para que siempre nuestras cabezas estuvieran en la superficie.
     Cuando nos cansabamos de nadar nos agarrabamos a los gruesos tayos de las enredaderas. La velocidad tan rápida con la que subía el agua era desesperante, a penas nos daba oportunidad para seguir buscando la salida. No sabíamos que hacer ya.
     Lola cogió aire y bajó al candado a intentar dar con la combinación acertada, pero no funcionaba ninguna, tal vez el candado viejo esté oxidado, o en realidad no haya ninguna respuesta.
     Lola empezó a desesperarse, cada vez quedaba menos espacio sobre nosotras en el que no tuviese agua. Ella agarró mis manos y la puso en su cintura y las suyas en mi cara y me besó.
_L_ Te amo, quiero que lo sepas.
_Y_ Lo sé, y también te amo.
_L_ No tuve que haberte traído, nunca mi amor.
_Y_ Lola, aún hay tiempo, ¿vale? No te rindas todavía.
     Ahora fui yo quien bajé abajo, tenía que encontrar la combinación, pero no se abría con ninguna cifra, miraba a Lola y veía como sus lágrimas se fundían con el agua que nos mataría. Subí hacia arriba de nuevo, mis esperanzas se quedaron en el fondo, donde algún día, yacerían nuestros cuerpos. Al menos, moríamos juntas, aunque la verdad, no era ningún consuelo.
     Ambas unimos la frente con los ojos cerrados, ya apenas nos quedaba una cabeza por encima de las nuestras, esto era nuestro fin…
_L_ Yas!!!
_Y_ ¿Qué paso mi amor? ¿Encontraste algo?
_L_ Miraaa! _ dijo señalando al fondo.
_Y_ No veo nada. ¿Qué pasa?
_L_ Mi amor, mira el suelo, las losas.
     Las losas de colores salteadas en el fondo de la habitación dibujaban un número, 0981.
_Y_ Mi amor, ese… ese… ese es el código.
_L_ Ahora mismo voy a mirarlo.
     Lola empezó a bucear hacia la puerta, e introdujo el número y tiró del candado intentando abrirlo, pero volvió a subir a donde yo estaba con semblante triste, a leguas se notaba, que seguiría cerrado.
_L_ Siento haberte metido en esta_ dijo abrazándose a mi.
_Y_ Mi amor no fue tu culpa, fue mía la culpa de que bajáramos.
     Ya solo podíamos respirar si subíamos la cabeza hacia arriba, nos quedaba muy poco tiempo para quedarnos sin aire. Yo miré hacia abajo por última vez.


Capítulo 8:
Ya solo podíamos respirar si subíamos la cabeza hacia arriba, nos quedaba muy poco tiempo para quedarnos sin aire. Yo miré hacia abajo por última vez.
_Y_ Lolaaa!
_L_ ¿Qué?
_Y_ ¿Qué números ves?
_L_ Pues el 0981.
_Y_ Ahora mira de nuevo_ dije cambiándola de posición de modo que los números los veía ahora de otro modo.
_L_ 1860…
_Y_ Espérame un momento…_ dije sumergiéndome en el agua.
     A medida que bajaba veía más cerca las esperanzas de salir de allí.
     Llegué al candado y rápidamente introduje el número en cada posición, y en cuestión de segundos, estaba abierto, y litros y litros de agua salieron hacia fuera, a una presión tan fuerte, que casi me lleva con ellos, pero Lola, que había bajado con migo sin que me diera cuenta, agarró mi mano, mientras con la otra se agarraba a la parte gruesa de una enredadera que había en la pared.
     Cuando el nivel del agua bajó hasta nuestros pies, y la corriente cesó.
     Lola me agarró la mano y mirándome a los ojos me dijo:
L_ Creí que iba a ser la última vez que volviera a hacer esto.
     Y cerrando los ojos me besó.
L_ Te amo.
Y_ Yo también te amo.
      Tras unos segundos de descanso, ambas nos dispusimos a dar paso hacia la siguiente habitación. Al hacerlo, una trampilla se activó y la puerta que estaba detrás se cerró ante nuestro paso.
     Lola y yo empujamos con fuerza la puerta, pero era imposible de abrir, así que teníamos que avanzar sí o sí.
     Hacía mucho viento, demasiado viento y frío, todo el suelo estaba cubierto de nieve y estalagmitas y estalactitas de hielo bajaban del techo con una fina punta que hacia dudar hasta al más valiente de pasar bajo ellas.
     Lola me miró y se puso delante de mí poniendo una de sus manos en mi pecho.
L_ No dejaré que sigas a delante con migo.
Y_ Pero, pero…
L_ Entiéndeme, no quiero perderte.
Y_ Entiéndeme tu a mi, no podemos volver, además no pienso dejarte continuar sola.
L_ ¿Pero tu has visto la punta de lo que tenemos sobre las cabezas?
Y_ No dejaré que vayas sola, y menos cuando fui yo la que insistir en bajar.
L_ Pero no quiero que te pase nada, ya he estado a punto de perderte.
Y_ Lola, te amo, y nunca dejaré que continúes este camino tu sola, estamos juntas, para lo bueno y para lo malo.
L_ Solo falta el cura_ dijo Lola sonriendo.
Y_ Pues que venga_ le dije sonriendo tambien.
     Empezamos a andar hacia delante, era increíble como había cambiado la temperatura con tan solo cambiar de habitación.
L_ Hace mucho frío aquí dentro, ¿cómo habrán hecho esto?
Y_ ¿El qué?
L _ Esto, que en una habitación haga temperatura de primavera y pasando por una puerta haga tremendo frío.
Y _ No sé, pero si es una nevera, imagínate lo que pagarán de luz.
L _ Jajaja, tas loca mi amor.
Y _ Soy realista.
L _ Es chistoso.
Y _ ¿Qué?
L _ Que fuera la realista la que me hizo decir “ábrete sésamo”
Y _ Jajaja eso era un chiste, quería ver tu cara.
L _ Mira aquello.
     Delante de nuestros ojos dos columnas de mármol acogían en su interior una pequeña puerta de acero. Nos paramos frente a ella.
L_ Me parece raro.
Y_ ¿Qué?
L _ No puede ser tan fácil.
Y _ Está cerrada, ¿qué ves tan fácil?
L _ Que hayamos llegado hasta aquí y no se nos hayan caído sobre nuestras cabezas todo eso.
     Nos sentamos en el suelo, abrazadas, y tiritando. El libro se volvió a salir de su sitio, y se abrió por una página nueva, la historia que nos narraba su abuela, seguía su curso.
     “La princesa se pasó todo el día llorando, miraba a su alrededor y veía joyas y lujos que nunca le daría la felicidad que ella ansiaba encontrar en las manos de su amor. En un alarde de desesperación, se sentó sobre su escritorio y escribió una última carta. Luego cogió el abrecartas del cajón, se acostó en su cama, y abrazando con la hoja de este sus muñecas, manchó de sangre las que serían, las últimas sábanas de su cama.”
Y_ Sigo pensando que tu abuela te contaba historias muy raras.
L_ Mi abuela nunca llegó a contarme esta parte del cuento.
Y_ ¿Y por qué te la cuenta ahora?
L_ No tengo ni idea. ¿Crees que significará algo?
Y_ Pues no sé. De todos modos hay que buscar la forma de salir de aquí, al menos ya salimos de la otra habitación.
L_ No vamos a morir ahogadas, pero sí congeladas, fantástico.
Y _ ¿Sabes que me parece a mi más raro?
L _ ¿Qué?
Y _ Que no nos hallamos congelado.
L _ ¿Qué quieres decir?
Y _ Que estamos mojadas, y hace frío sí, pero si hiciera la mitad de frío para que estas cosas se mantengan congeladas seriamos ya estatuillas de hielo.
L _ ¿Qué pretendes decir?
Y _ Que no es hielo.
L _ ¿A no? ¿Entonces?
Y _ No sé.
     Lola se levantó y me miró.
L_ Tienes razón, hace frío, pero no tanto como para congelar toda la habitación.
     Y dirigiéndose a las estalagmitas las tocó.
L _ No son de hielo, pero creo que de piedra sí.
Y _ Estamos en las mismas.
L _ No, al menos sabremos que no moriremos congeladas, aunque si hace frío.
Y _ Cierto, ¿entonces que hacemos?
L _ Tiene que haber una palanca por algún lado o algo para poder abrir la puerta.
     Poco a poco fuimos recorriendo toda la sala, palpando cada estalagmita, estalactita, todo lo que alcanzábamos para poder encontrar la salida.
Y _ Lola.
L _ ¿Si?
Y _ Escucha esto.
     Tras golpear una estalagmita nos dimos cuenta de que no era como las otras, de piedra blanca, sino que era de madera. Al llevar tantos años allí, era fácil romperla.
     Lola le quitó una parte, y encontramos un conducto de gas, de seguro era el que enfriaba la habitación. Por lo visto no era tan antiguo aquel lugar.
L _ Ayúdame a sacarlo.
Y _ ¿Para qué?
L _ apuntaremos con esto al candado y luego con un golpe lo romperemos.
Y _ Buena idea.
L _ Quédate ahí y ve sacándola de apoco para que no se pueda atascar.
Y _ Ok.
     A medida que Lola se iba alejando, cada vez era más difícil tirar del cable. En uno de los tirones el cable rompió una estalactita que calló al suelo. Lola y yo nos miramos, y en cuestión de segundos, todas las estalactitas cayeron al suelo en cadena.
     Lo último que recuero es un dolor agudo en la cabeza, un frío que recorría mi espalda, y la voz de Lola a lo lejos…

Capítulo 9:
L _ ¡¡Yas!!, ¿mi amor estás bien?
     Cuando la nube de polvo cesó, una pared de piedras había justo delante de mi. Yas seguía sin contestarme, y ya no sabía que hacer.
     Retiré tantas piedras como pude, pero eran muchas, y parecía nunca acabar, mis fuerzas fallaban, pensaba que no volvería a ver a Yas y acabé rodillada en el suelo maldiciéndome una y otra vez por haberla traído con migo.
     Tras unas horas llorando en el suelo, el cuaderno de mi abuela se calló de mi bolsillo. Abrí las páginas y había algo más escrito, que no estaba antes, no dude ni un segundo, no era la letra de mi abuela la que me incitaba a seguir, era la de Yas.
     Con esto, mis esperanzas ya no se tendían en pie, no seguía con vida, para qué continuar, quería quedarme allí con ella, no era justo que yo me salvara cuando había convertido en su tumba aquellos malditos pasadizos.
     En ese momento, aparecieron letras en el cuaderno, decían que debía llegar hasta el final, por mi abuela, que no era justo que me rindiera ahora.
     Me levanté como pude, volví a guardar mi cuaderno y le prometí a Yas que volvería a por ella, no era justo que yo me salvara, pero quisiera o no, tenía razón, debía hacerlo, por mi abuela al menos, si me había mandado allá abajo, debía ser por algo.
     Apunté al candado con el tubo de aire, y a los poco segundos se congeló, y de un golpe seco, terminé de romperlo.
     Me costó abrir la puerta, era de un metal muy pesado, y estaba bien encajada, pero lo conseguí.
     Me entristeció ver, que esa puerta no me llevaba al final que aún seguiría mi calvario por más tiempo.
     La puerta conducía a un laberinto, grandes paredes se prestaban ante mis ojos, desde el suelo hasta el techo.
     Me sentía triste y abatida con todo, y en cada paso que daba, la imagen de Yas me derrumbaba cada vez más. Pensaba que no volvería a oír su risa, ni a poder besar sus labios, y las lágrimas bajaban mis mejillas hasta caer al suelo. No podía evitarlo, intentaba ser fuerte, pero no podía.
     Volvió a caerse en esos momentos el cuaderno, y el laberinto estaba dibujado en él.
Yas estaba a mi lado, cuidando de mí, y quería que continuara.
     No me costó mucho atravesar el laberinto, era fácil porque ella estaba con migo, acompañándome a cada paso que daba, y había momentos, en la que la sentía agarrada de mi mano, pero sabía, que lo único que tenía de ella, era ese cuaderno que siempre estaría con migo.
     Llegué al final del laberinto, y unas losas en el suelo dibujaban el escudo de la familia. Tal vez esa sería la última puerta. Y al fin podría darle a Yas el descanso que se merece y así yo, poder derrumbarme en mi cuarto a llorar, que era lo único que necesitaba en estos momentos.
     Al pisar una de las losas que conformaban el dibujo, el suelo se abrió bajo mis pies y ríos de lava corrían bajo mía.
     Al intentar agarrarme el cuaderno se cayó, lo último que vi en de él fue la lava que lo abordaban y lo hundían hasta el fondo, al igual que las pocas esperanzas que me quedaban para poder continuar.
     Dudé si soltarme o no, mis fuerzas fallaban, mis manos sudaban como resultado del calor, del miedo y del cansancio. Ya estaba cansada, no quería continuar.
     Mis manos se soltaron, mis ojos se cerraron y mis energías cedieron ante mí.

Capítulo 10:
     No ardía, no quemaba, ni tan siquiera estaba caliente. Desde luego aquello no era lava, de nuevo jugaban con el factor psicológico, aquel que había diseñado aquellos pasadizos debía conocer bien la mente humana, y desde luego estaría totalmente loco como para hacer todo eso.
     Me agarré como pude a la pared, la corriente era bastante fuerte pero logré agarrarme después de agarrar de nuevo el cuaderno y observé mí alrededor.
     Aquello era como unas alcantarillas. Subí por una pequeña escalera y en poco tiempo estaba frente a la puerta que había visto desde arriba, tras el agujero enorme estaba el pasadizo. No podía olvidarme de cómo volver, bueno, nunca podría olvidarme de todo lo que había pasado, este día quedaría grabado para siempre en mi memoria, lástima que no fuera en pos de un buen recuerdo.
     La puerta se abrió sin un mínimo esfuerzo, y allí, delante de mí apareció una escalera, la habitación era oscura y húmeda, las paredes estaban recubiertas de piedras.
     El cuaderno se volvió a abrir, ya estaba cansada del jueguecito de mi abuela, por qué nos escribía las historias estas, ya estaba cansada. Cogí el libro sin leer nada, y subí las escaleras sin temor, ya que no me importaba lo que me pasara ya, por suerte nada pasó.
     Al menos subí 100 escalones que parecían no terminar nunca, no sé hacia donde me llevaría aquello, pero era un camino que debía subir sin demora.
     Una vez pisé el último escalón, encontré una puerta. No era grande ni majestuosa, así que pensé que sería la puerta de una habitación. Era madera antigua, aunque estaba bastante bien conservada, en el pomo de la puerta, volvía a tener el sello fundido del escudo de la familia. Dudé en abrirlo o no, porque pudiera ser alguna otra trampa. Observé todos los alrededores de la puerta, para ver si podía encontrar alguna piedra que abriera la puerta pero no había nada, así que solo me queda girar el pomo. La abrí, y allí estaba al fin la habitación secreta. Tenía una cama antiquísima, repleta de polvo media cubierta por dos cortinas enlazadas y semitransparentes, desde donde yo estaba se podía ver el esqueleto de dos personas en la cama. Me acerqué ha ellos y por la vestimenta descubrí que eran dos mujeres, sus manos estaban enlazadas, y las mantas manchadas, seguramente sería sangre. Al fondo de la habitación había un baúl enorme abierto, y en uno de las esquinas un escritorio.
     El libro de mi abuela salió de mis manos, y fue volando hacia el escritorio, y volvió a abrirse la por la misma página en la que se abrió antes. Esta vez sí me dispuse a leerlo.
     “A la mañana siguiente cuando el rey descubrió el cadáver de su hija y la carta que esta le escribió descubrió que no era con el herrero con quien su hija iba a escapar, ni siquiera hombre, la persona con la que su hija quería compartir el resto de su vida, sino una mujer. El rey se arrodilló frente la cama de su hija llorando, sabía la razón de la muerte de su hija y se culpaba de ello, aún así nadie podía enterarse de ello, así que mandó a construir una entrada subterránea al cuarto de su hija, para poder ser el único que fuera a visitar la tumba de su hija.”
_L_ No lo entiendo.
_ (Abuela) _ ¿Qué no entiendes?
_ L_ ¿Abuela?
     Al darme la vuelta miré asombrada como la figura de mi abuela estaba delante de mí acompañada de otras dos mujeres.
_L_ Pero, ¿cómo…?
_ Ab_ Ellas son las protagonistas de la historia.
_L_ No entiendo nada_ dije sentándome en el escritorio_ Sois fantasmas supongo ¿Por qué no está Yas con vosotras?
_Ab_ Aún no es su hora.
_L_ ¿Quiere decir eso que está viva?
_ Ab_ Sí mi niña, aún está viva.
_L _ Tengo que sacarla de allí_ dije levantándome rápido.
_ Cristina (Princesa fantasma) _ Aguarda un segundo por favor, tan solo queríamos darte las gracias. Yo soy la princesa del cuento, bueno la verdad es que no soy princesa en realidad. Soy hermana del abuelo de tu abuela. Quería darte las gracias por liberar nuestra historia y con ella a nosotras.
_L_ ¿Y cómo llegó usted aquí?_ dije preguntándole a la otra chica.
_Ana (fantasma) _ Cuando el rey falleció, mandó a mi casa un sobre con las indicaciones adecuadas para llegar hasta aquí y la llave para abrir la puerta en la que utilizaste el nitrógeno. Al ver que era cierta la leyenda de que mi amada se había suicidado por mí, decidí irme con ella.
_Ab_ Ahora tenemos que irnos mi niña, te toca salvar a tu amada ahora. Os deseo toda la felicidad del mundo_ diciendo esto, desaparecieron tras un destello de luz.
     A la izquierda de la habitación había otra puerta. Me dirigí hacia ella, la abrí, y me encontré de frente lo que parecía un mueble. Lo empujé tan fuerte como pude, pero ya estaba bastante débil. Cogí una espada, que parecía menos pesada de lo que en realidad era y haciendo palanca, logré tumbar el mueble.
     No podía creerlo, me encontraba en mi casa, en mi propia casa. El mueble que acababa de derribar, no era más que un mueble de la biblioteca.
     Al ruido, aparecieron mis padres y algunos sirvientes asustados que no sabían que estaba pasando. Nada más ver a mi madre, me abracé a ella. Mis únicas palabras eran “ayúdame a sacar a Yas” pero poco se entendía tras mis llantos.
     Agarré a mi padre de la mano, y le dije a mi mamá que llamara a una ambulancia urgentemente, cogí a unos cuantos sirvientes y los llevé hacia donde estaba Yas.
     Todos estábamos trabajando intentando sacarla de allí, éramos muchos así que el ritmo con el que avanzábamos era bastante rápido.
 S_ ¡Aquí! La he encontrado, creo que sigue viva._ Gritó Simón.
     Yo corrí hacia ella, le intenté medir las pulsaciones y en efecto estaba viva. Los médicos se acercaron, la montaron en una camilla y se la llevaron al hospital de nuevo.

Capítulo 11:
Dos meses más tardes…

     Ya llevo dos meses aquí en esta habitación, y las únicas noticias que nos dan los doctores es que tan solo podemos esperar a que despierte del coma.
     Mis noches y mis días pasan agarrada de su mano, esperando oír mi nombre de sus labios, un gesto o algo que nos indique que mejora, pero nada.
     En mi desesperación de ver como nada cambia apoyo mi cabeza en la cama agarrada como siempre a sus manos y lloro en silencio como cada día desde que está aquí.
     De pronto siento como aprieta mi mano, levanto la cara y siento sus ojos que me miran con una dulzura increíble.
     Me quedo paraliza ante ella, sin saber que decir, mis ojos se llenan de lágrimas, y mi garganta empieza a secarse, no consigo arrancar palabra, tenerla allí, frente a mi, mirándome de nuevo, después de haberla creído muerta, mi corazón no estaba preparado para ello, y cuando me di cuenta, estaba tumbada en el suelo, la voz de Yas se oía de eco al fondo de un túnel negro, hasta que perdí la luz completamente.
     De apoco fui retomando la conciencia de nuevo, y lo primero que vi fue una linterna que me alumbraba directamente a los ojos,  y a alguien gritar que ya estaba despertando. Una vez la luz de la linterna cesó y abrí los ojos completamente la miré a ella, que me miraba preocupada desde la cama.
Y_ ¿Estás bien?
     Entonces me levanté del suelo, sin importar quien nos estuviera viendo en ese momento, me dirigí hacia ella y la abracé.
L_ Creí que nunca volvería a hacer esto_ digo dándole un beso en los labios_ Te amo.
Y_ Y yo a ti cariño.
E_ ¿Pero…? ¿Qué hacéis?_ dijo mi madre.
Y_ Yo…yo…yo…
L_ La amo
Y_ Nos amamos_ dijo Yas agarrándome la mano.
     La señora Encana salió de la habitación llorando, y cuando yo iba a ir tras ella, mi papá me detuvo.
A_ Yo hablaré con ella mas tarde, no te preocupes, ella te quiere, y acabará entendiéndolo_ dijo mi padre.
Y_ Mamá tú… ¿no tienes nada que decir?
M_ Desde que se murió tu padre, lo único que he querido en esta vida es ver a mi niña feliz. Si tu felicidad está al lado de una mujer. No pondré obstáculos para ello.
Y_ Gracias mamá_ dijo Yas con los ojos empapados en lágrimas.

     Los días pasaron en el hospital entre besos y te amos, flores, bombones, llamadas de teléfonos, visitas, lo normal. No fue difícil que aceptaran nuestra relación y nuestros amigos y conocidos nos felicitaban por ello. Hasta que al fin llegó el ansiado día del alta, por fin volveríamos a estar en casa, las dos juntitas, sin historias de fantasmas, sin secretos, ni laberintos, solas ella y yo.

     Todo el camino fuimos en silencio, las dos abrazadas en los asientos traseros de un taxi, quería ir todo el camino así.  Su cabeza en mi hombro, y la mía apoyada sobre la suya, nuestras manos entrelazadas, su olor inundaba mis sentidos, y sonreía cada vez que pensaba, que era toda mía.
     El taxi llegó rápido a casa, o a mi el camino se me pasó de volada, no sé, lo que sé es que quería pagarle al taxista para que siguiera dando vueltas por la ciudad, para poder seguir abraza a Yas. Nos bajamos del coche, y nos dirigimos a la casa.
     Mientras abría la puerta, Yas se agarró a mi cintura por detrás y empezó a darme besos en el cuello, los bellos se pusieron de punta, y un escalofrío recorrió mi cuerpo,  me estaba poniendo tan nerviosa que no atinaba a encajar las llaves en la cerradura.
_L _ Yas… mi amor…para si no quieres que te haga el amor aquí mismo_ dije con la respiración entrecortada.
_Y_ Ok… ya paro… solo uno más_ dijo mientras me seguía besando el cuello.
     Cogí sus manos de mi cintura, y me volteé mirándola a los ojos. Acerqué mi boca a su boca y comencé a besarla. Al principio despacito, abríamos la boca y mordía suavecito su labio inferior, hasta que de apoco fuimos introduciendo las lenguas que danzaban al ritmo de nuestros corazones acelerados.
     Todo iba bien hasta que una mujer mayor carraspeo fuerte para que la oyéramos, nos volvimos hacia ella divertidas y nos dijo que nos fuéramos a un hotel. Pero eso no fue lo único la señora a la par que se alejaba de nosotros la escuchábamos decir “Los jóvenes de hoy en día cada vez tienen el pelo más largo, parecen mujeres”.
     Yas y yo entramos en la casa y le tapé los ojos.
_Y_ ¿Qué haces?
_L_ Te tengo una sorpresa.
_Y_ ¿Una sorpresa?
_L_ Aja, déjate llevar.
     Cuando llegamos al salón le destapé los ojos.
_Y_ ¿Y todo esto?_ dijo asombrada.
_L_ Quería regalarle una cenita romántica a mi novia, ¿no puedo?
_Y_ Sí mi amor gracias_ dijo volviéndose y besándome de nuevo._ Te amo.
_L_ Te amo mi amor.
     La sala se descubría con una luz tenue, alumbrada por las velas en el centro de la mesa, que le daban un toque romántico.  Le retiré la silla para que se sentara, y me dirigí a la radio, puse música romántica de violines y fui a por la comida, que estaba lista.
_Y_ ¿Te salió rico o yo tengo hambre?_ dijo Yas en tono divertido.
_L_ Lo hice yo _ alardeando de mi talento culinario inexistente, todo hay que decirlo.
_Y_ Entonces tengo hambre jajaja.
_L_ Oye_ dije haciéndome la ofendida.
_Y_ No te enfades mi amor, era broma.
     Mi cara se volvió seria de repente.
_Y_ Mi amor, vamos no te enfades, ya sabes como soy.
_L_ No es eso, es…Yas…
_Y_ ¿Si?_ me dijo mirándome, sus ojos reflejaban miedo y expectación, no sabía que iba a decirle, y parece que la asustaba un poco.
_L_ Mi vida, tu eres lo mejor que me ha pasado en la vida, fuiste mi mejor amiga, y ahora estamos juntas. Te amo, y lo sabes, pero…
_Y_ ¿Pero?_ se le notaba un nudo en la garganta y casi no pudo decir la palabra.
_L _ Quiero pedirte formalmente, que seas mi novia._ Esto lo hice sacando el anillo de mi bolsillo._ ¿Recuerdas que te conté de las fantasmas? Pues no te lo conté todo. Al día siguiente, apareció en la mesita de noche del hospital este anillo, con una carta de agradecimiento de ellas. Esta es la única joya que se iban a llevar consigo, y ahora nos la dan a nosotras. Quiero que la tengas tú, como símbolo de nuestro amor.
_Y_ Es precioso mi amor, te amo_ dijo con las lágrimas saltadas de la emoción.
     Lola se levantó, se dirigió a mi y me izo levantar de la silla y comenzó a besarme, abrazarme, sus manos se posaban en mi cintura y poco a poco me dirigía hacia el sofá hasta que topé con el y caí encima, Lola se acerco y tumbó su cuerpo encima del mío sin dejar de besarme…sus manos bajaban x mis senos apretándolos como si quisiera quitármelos, siguió bajando asta mi tripa, mi respiración era cada vez mas acelerada, me tenia a su merced y no pensaba detenerla, me disponía a quitarle la camiseta cuando sonó el timbre de la puerta…

Capítulo Final
El timbre sonó, una y otra vez, no dejaba de sonar.
_L_ Yas cariño, ahora vengo, voy a matar a alguien_ dije dándole un suave beso y separándome de ella.
     Me acerqué a la puerta y la abrí, y ahí estaban Carlos, Almudena, Sandra, Oscar y Víctor, con las manos repletas de latas de cervezas.
_V_ Venimos a visitar a la enfermita.
_L_ ¿A invitarla o a mandarla de nuevo al hospital con un coma etílico?
_A_ Anda Lolita no te enfades ¿si? Solo queremos celebrar que ya salió.
     Al oírnos Yas salió hacia donde estábamos nosotros y  me abrazó por detrás rodeando con sus brazos mi cuello y besándome el hombro.
_Y_ Dale mi amor, solo un ratito, ya que se tomaron la molestia de venir.
_L_ Vale pasad, pero solo un rato eh.
     Los chicos pasaron, pusieron música y estuvimos como una hora bebiendo y escuchando música.
_Y_ Sabéis chicas, ¡ya somos oficialmente novias!
_A_ ¡Enhorabuena!
_S_ Sí chicas felicidades, ojalá sean muy felices juntas.
     Entre risas y bailes pasaron como dos horas, ya se estaba haciendo tarde y Yas se estaba quedando dormida en el sofá.
_L_ Chicos, se acabó la fiesta, Yas recién salió hoy del hospital y está cansada_ dije señalando hacia donde estaba.
_Y_ No se preocupen… estoy bien_ dijo bostezando.
_L_ jajaja bien dormida, ya veis chicos, buenas noches_ dije mientras les empujaba a fuera.
     Entré y Yas estaba encendiendo la tele.
_L_ Mi amor, es hora de que nos vallamos a dormir.
_Y_ No tengo sueño, ven siéntate aquí con migo y abrázame.
     Sentadas en el sofá…Yas puso su cabeza en mi hombro, y sus manos rodaban mi cintura...así se quedó un tiempo asta que la peli estuvo a punto de terminar…Yas se estaba quedando dormida y se acomodo mas en mi hombro, acercando su cara de tal forma que el aire que exhalaba Yas era el mismo que inhalaba yo...al verla de tal forma, sentí unas ganas incontrolables de besarla, pero era distinto, no como las otras veces, no sabia como identificarlo pero sentía la necesidad de rozar sus labios, esos que me  hacían enloquecer cuando la besaba…cuando sonreía.
Sin pensarlo 2 veces aproximé mis labios a los de Yas que estaba con los ojos cerrados, no quería despertarla así que apenas los rocé, estuve así unos segundos y cuando me fui a separar sentí la mano de Yas en mi nuca que me volvió a pegar a sus labios, nos volvimos a besar pero esta vez con mas intensidad y durante mas tiempo asta que ambas abrimos lentamente nuestras bocas y dejamos paso a nuestras lenguas, ansiosas de encontrarse.
     Nuestras manos comenzaron a tener vida y a acariciarnos con dulzura, Yas acariciaba mi cara con una mano y con la otra mi espalda mientras yo, acariciaba la tripa de Yas y su costado, casi rozando sus senos, esto hacia que Yas se estremeciera cada vez que sentía mis manos, con cada caricia… poco a poco los besos fueron mas intensos y pasionales pero con la misma dulzura de siempre, con cada beso y caricia aumentaban nuestras respiraciones llegando a un grado de excitación que nunca antes habíamos sentido..
_L_ vamos a la habitación _ dije con la respiración entrecortada..
     Yas me sonríe y se levanta, ayudándome a incorporarme y dirigiéndonos a la habitación entre besos, una vez allí, ambas caemos sobre la cama, Yo encima de ella, mientras seguimos besándonos con mas pasión que antes, acaricio la espalda de Yas por dentro de su camiseta asta que logro quitársela.
_L_ mi amor… ¿estas segura?...dije mirándola a los ojos
_Y_ estoy preparada, no quiero que pase ni un solo día más sin que seas mía y me hagas tuya.
_L_ pe…pero…
_Y_ shhh… ¡bésame!
     Ambas nos fundimos en un apasionado beso y comenzamos a dejar nuestros cuerpos al desnudo.
     Hicimos el amor durante toda la noche, bajo la luz de la luna su cuerpo desnudo sobre mí, su pelo alborado, sus ojos... brillaban con una pasión a la cual nunca jamás había asistido. Sus labios rojos me besaban, y yo rogaba por que esa noche no acabara nunca. 

_L- Te amo…_ Me dijo mirándome directamente a los ojos...
_Y- Te amo… 

Fin

Escrito por: Sadcuore
Con la colaboración de: Lucía (andaluza)

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